Pasaron 12 años para poder disfrutar ese delicioso cuerpo de nuevo, llevábamos meses hablando por mensajes, entre conversaciones calientes, de familia y charlas triviales se iban nuestros días, le había insinuado hacerse una sesión de fotos boudoir, con un poco de recelo acepto, y aprovecho para provocarme pidiéndome el favor de arreglarle un par que le habían tomado previamente, gustoso acepte, sin imaginarme el placer que desencadenarían; llegaron unas cuantas fotos de su delicioso cuerpo, dejando ver si magnifico culo y jugoso pan en un primer plano, baje las fotos y comencé a organizarlas, entre tanto, con la otra mano jugaba con mi verga tan solo de recordar aquella noche en el baño, decidí entonces contarle lo que hacía y le enseñe el relato que había escrito. Pasados unos minutos me escribió diciéndome que le había encantado, y que pronto vendría a Medellín. Ese día las cosas quedaron así, en una calentura como ninguna y deseando la ahora exesposa de mi tío como nunca lo había hecho.

Un par de meses después recibo un mensaje de Sandra donde me decía que estaría en la ciudad poco tiempo y que le gustaría hacerse las fotos; agende una cita para ella cuanto antes, dos días después me encontraba recogiéndola en el parque principal de un municipio cercano, cogimos hacia un motel bastante discreto, entramos a la habitación abrimos algo de tomar y conversamos un poco, al cabo de unos minutos le propuse comenzar con las fotos, ella sin tapujo alguno dejo caer cada una de sus prendas, mostrándome que seguía igual de buena a como la recordaba y se había dejado ver en fotos, sus tetas un poco caídas por la edad pero tan grandes y provocativas, con su pezón rosado y parado, una cintura no tan marcada como antes pero igual delgada para su edad, su culo, que sabroso, ese pan, igual de grande y firme a aquella vez que lo disfrute; entro al baño a ducharse y me pidió ponerme cómodo, hasta ese momento tenía la firme intención de hacer las fotos lo más profesional posible, sin embargo sus palabras insistentes me convencieron de desnudarme y ducharme con ella, mientras nos duchábamos iba depilando los pocos bellos que tenía, subió mi rostro y comenzamos a besarnos, ella entre tanto jugaba con mi verga ya para entonces totalmente parada, luego de acariciarnos y terminar la ducha, salimos, me mostro un conjunto que había comprado para las fotos; un boddie con encajes negro, donde resaltaba su delicioso pan, hicimos las fotos, y luego seguimos con un beso, se quitó de nuevo la ropa me tiro a la cama y tomando las riendas como una mujer empoderada se montó sobre mí y comenzó a besarme todo el cuerpo, otra vez su boca extasiaba mi piel, mi verga recordó el calor de sus labios y el jugueteo de su lengua, esta vez dedico más tiempo en chupármela, paraba para mimarme y provocarme, quería probarla, sin embargo el control no lo dejaría tan fácil, al cabo de unos minutos de aguantar llenarle su boca con mi leche, giro su cuerpo brindando para mi deleite aquel pan jugoso que recordaba comencé a lamerlo suavemente, disfrutar cada centímetro, sin darme cuenta mi cara estaba enterrada en ella, ahora sería yo quien acostándola sobre la cama disfrutaría su sabor y jugaría con mis dedos, me pedía cada vez meterlos con más fuerza, no llegue a imaginar que tan salvaje seria aquella deliciosa catana, con un movimiento rítmico mis dedos entraban y salían de ella, ya no existía el temor de lastimarla haciéndole duro, mi mano cada vez más mojada invitaba a exprimirla sin parar; su sabor guiaba mi boca a su pan y por derecha abrí su culo para jugar con su ano. Luego de saborearla mucho, le di mi verga para que la chupara de nuevo antes de clavarla, la acosté boca abajo, quería clavarla con su culo dispuesto para jugar con el, me senté sobre la parte alta de sus piernas y comencé clavándola fuertemente, gemía y agarraba mis manos, al cabo de un rato,  giro su cuerpo tirándome a la cama y montándose encima para poder clavarse toda mi verga, era toda una puta, nada que ver con lo seria que se veía en la calle, acariciaba sus tetas mientras me montaba, me senté para poder morder sus pezones, y agarrar su culo a plenitud, luego de un buen rato cabalgándola se bajó y me regalo un cuatro delicioso, chupe de nuevo su clítoris fuertemente alternando con mis dedos, me reincorpore y le metí mi verga de un solo empujón, esta vez sus gemidos eran más seguidos, apretaba sus piernas para excitarme mas, el vaivén incrementaba con cada embestida, comenzó a temblar y dejo salir un suspiro, estaba que me venía, saque mi verga y deje caer mi leche en su espalda… descansamos un rato, conversamos un poco mientras reponíamos energías para continuar, sin embargo Sandra recibió una llamada de su hija y tuvimos que organizarnos para salir. Antes de abandonar la cabaña nos dimos un delicioso beso con la promesa de repetirlo.

Hoy meses después sigo esperando su llamado para acudir fielmente y hacerle su otra sesión.