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Amor, Ya Se Que Darte Del Día Del Padre

Como ya les había contado en relatos anteriores, mi esposa y yo estábamos ya metidos dentro del cuento del Swinger, de compartir experiencias, de realizar fantasías y de lograr la plenitud matrimonial. Esa que solo se logra cuando hay confianza en la pareja, cuando se puede hablar abiertamente de gustos, de necesidades, de fantasías, de deseos.

Llevábamos varios intentos fallidos con algunos hombres que elegíamos al azar, hombres que al final no resultaron con nada, solo querían sexo virtual o que se compartieron fotos o videos por WhatsApp, que no tiene nada de malo y es excitante, pero nosotros queríamos ir más allá.

Viendo que la situación no progresaba y mientras disfrutábamos de nuestros días y noches de placer fantaseando con una tercera persona metida en nuestra cama y obviamente entre las piernas de mi esposa hermosa, pensé que debía tomar medidas radicales y buscar alguien con experiencia que nos ayudará en nuestra tarea.

Es así como revisando en la página de guíacereza, me encuentro con un relato publicado por una persona (Camilo Morales) que, un año atrás, nos había realizado la propuesta de conocernos, Es allí donde me nace la idea de contactarlo y hacerle la siguiente propuesta:

“(…) Hace días venimos buscando pareja o single (hombre o mujer), para intercambio o trio. Hace días mi esposa venía sosteniendo por WhatsApp conversaciones con algunas personas, excitantes por cierto, pero como casi siempre ocurre, nadie resulta con nada. Tenemos, debido a nuestros trabajos y obligaciones, dificultades para movilizarnos a la ciudad a encuentros. Me ha venido surgiendo la idea de buscar un hombre con experiencia y que además escriba relatos, para que luego de intercambiar charlas, pensamientos, fotos, videos, cibersex, pueda redactar un relato, regalárnoslo y publicarlo en Guiacereza (Sería una forma de seducirla). Posterior a ello concretar un encuentro, ya sea con tu ex-pareja, con alguna amiga que consigas o si mi esposa a bien lo decide, contigo solo (Ya todo depende de la química y lo bien que le caigas). Si estás interesado, por favor comunícate por whatsapp xxxxxxxxxx. Por obvias razones estoy solo en este momento escribiéndote. Inmediatamente te envíe el mensaje, lo borraré y usted no debe contar nada a ella, sobre lo acordado entre nosotros, Sería sorpresa. Ya luego, si las cosas se dan, ambos le contaremos todo”.

Este fue el mensaje que le envié  a Camilo quien apenas tuvo la oportunidad me respondió muy cortésmente: “Hola está muy bien podemos hablar compartir experiencias y rico si se da algo ... estamos en contacto”. Al día siguiente recibí un mensaje de WhatsApp, charlé con el hombre un par de asuntos triviales, me llenó de confianza y procedí a darle el número de él a mi esposa para que lo contactara y morbosearan un rato, claro está sin contarle nada de nuestro plan.

Pasaron varios días hablando, sin mucho morbo, solo mi esposa hermosa averiguando temas relacionados con el intercambio, los tríos, los bares swinger, entre otras cosas. Un día de tantos, algo desprevenido, mi esposa me dice: - Amor, ya se que darte del día del padre, iremos a un bar swinger, solo prográmate para estar libre el sábado (10 de junio), que del resto me encargo yo.

Cual sería mi sorpresa al recibir esa noticia. Ya un par de años, paciente como el cazador, esperando que mi esposa por si misma tomará la decisión de correr riesgos, de vivir experiencias, ese tiempo de espera constante por fin daban sus frutos. Estábamos ya a un día de dar un gran paso en nuestra relación, un paso que quizás no tendría reversa y que, para bien (como lo pensábamos nosotros) o para mal, cambiaría nuestras vidas definitivamente. Ese viernes recogí a mi esposa en su trabajo, fuimos a la casa, hicimos la cena juntos y por último llegamos a la cama.

Le pregunté qué y cómo había coordinado todo. Me dijo: - Todo estaba bajo control, solo preocúpate por pasarla rico y disfrutar, ese será mi regalo, por cierto adelantado, del día del padre.

Le pregunté: - Qué harás allá? Cuáles son los planes? Hasta dónde estaba dispuesta a llegar? Que puedo hacer yo en mi noche de homenajeado y qué no puedo ni debo hacer?… Algo confundida, con sentimientos encontrados, sabiendo que ya no había reversa, solo atinó a decirme: - Vamos que el ambiente, las personas, el lugar, los tragos, digan qué podemos hacer y qué no podemos hacer.

Esa respuesta me dejó atónito. Como podría pasar algo, podría no pasar nada; así que decidí mirar el termómetro del tema y saber que tan real era lo que me decía. Metí mi mano por entre su pijama, hice a un lado su diminuta tanga y me permití entrar con mi dedo medio a comprobarlo. Sí, no había duda. Lo que me había dicho era real, su vagina inundada de un delicioso lubricante natural no mentía. Estaba excitada, tanto o más que yo. Mi dedo siguió buscando profundidad, nuestros labios se trenzaron en un apasionado y acalorado beso, su mano busco calor dentro de mis bóxer y pronto su mano era empuñada sobre mi pene, como tratando de estrangularlo. Su mano inició un movimiento fuerte de arriba abajo, el cual iba a la par del apretón que momentos antes dio a mi pene. Mi dedo salió de su vagina. Mecánicamente fue a parar a mi nariz y me deleite con su olor. Lo aspiré profundamente, dejé que recorriera todo mi cuerpo, toda mi alma; para terminar luego metiéndolo a mi boca y disfrutar de ese maravilloso néctar que me regala mi esposa hermosa, cada que la situación la excita. Le dije: - Quién, mañana, a esta hora, estará disfrutando de este delicioso manjar? Sonrió de manera pícara y siguió masturbándome.

Aparté su mano de mi pene, me escabullí como pude entre las cobijas e inicié mi recorrido morboso hacia el sur. Estaba desesperado por bajar con mi boca, con mi lengua, hasta su vagina y no permitir que se desperdiciara ni una sola gota de aquel líquido erótico, de aquella feromona natural que me enloquece, que me enamora, que es capaz de llevarme a la muerte con el clímax y devolverme a la vida con un grito de un felizmente conquistado orgasmo.

Por fin saboreaba yo sus labios, su clítoris, mientras ella cerraba los ojos y se entregaba en cuerpo y alma, como hace ya más de 15 años lo viene haciendo, al placer que siente cuando la punta de mi lengua toca por primera vez su mágica estrechez. Pasé allí unos quince minutos disfrutando. La mandíbula me dolía pero era más el placer. Estaba completamente despeinado, sus manos puestas habilidosamente sobre la parte occipital de mi cabeza, me tenían prisionero de su placer. De repente escucho un susurro que dice: - Amor, metémelo ya. No había nada que decir, solo obedecer. Inicié de nuevo mi recorrido, esta vez rumbo al norte. Subí con mi lengua por su pelvis, por su ombligo, por sus senos. Besé desenfrenadamente su cuello, pasé a sus orejas. Deslicé mi lengua por su cara, ojos, nariz y finalmente su boca, donde me esperaba ya ansiosa, con un beso devorador, con un beso más apasionado que tierno.

Su mano se instaló de inmediato en mi pene y le enseñó el recorrido a su cueva del placer. La excitación era mucha. Mi pene se deslizó fácilmente por su vagina. Doy inicio a la faena con movimientos suaves y circulares que se prolongaron por varios minutos. Sabía que mi esposa hermosa no demoraría en alcanzar su orgasmo y yo llevaba ya varios minutos conteniendo el mío. Su respiración se agita, su rostro se acalora, sus movimiento frenéticos me dicen que no hay marcha atrás. –Metémela fuerte amor. No pares. Dámela hasta el fondo. Ponme en cuatro y me castigas; pero rápido que me vengo.

Saco mi pene, le permito cambiar de posición. Su imponente culo queda a mi disposición y lo penetró sin compasión. Se lo meto duro y hasta el fondo, sé que le encanta. Al mismo tiempo la agarro de su cabello con mi mano izquierda y la halo hacia mí. Con mi mano derecha le castigo las nalgas fuertemente.

Cuando el orgasmo es inevitable, sin dejar de un lado las tres anteriores tareas o parar por tan solo un momento mis movimientos,  me acerco a su oído y le digo: - Así es que querés que te follen mañana, verdad perra. Mis palabras la enloquecen y sus movimientos deliciosos y perfectos de cadera, pero mortales al fin y al cabo, acaban por sacar de mis testículos toda la leche habida y por haber.

Nos acostamos exhaustos, ella sobre mi pecho y yo con mi mano abrazándola, protegiéndola de todo mal y peligro. La siento que ya está dormida, la descargo sobre la almohada, me paró de la cama, salgo de la habitación, busco una cerveza y me siento a tomármela en el balcón. Mientras me la tomo converso mentalmente con mi yo interior: - Hp, hoy es mi día del padre, mañana tendré un día bastante ajetreado y quizás con muchos sentimientos encontrados.

Me levanto rápidamente de la silla del balcón, vuelvo a la cama. Se que debo descansar y recobrar energías, porque esta oportunidad no la pienso desaprovechar.

ellayel

Somos pareja swinger

visitas: 1529
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2017-06-13 07:50:39
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3 Comentarios

Mi whasap mi 3134485533

2017-06-23 08:39:43

Uff, que bien falta saber como fue la celebracion

2017-06-16 04:54:55

excelente relato, se siente como rueda el placer comopareja,

2017-06-13 12:15:03