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Debo aceptar que me gusta ver porno y que lo veo desde que tengo unos 13 años de edad. Podría considerarme un experto en páginas web de contenido sexual, sin embargo, a pesar del placer que siento considero que ha llegado el momento de salirme del mundo de la fantasía y seguir disfrutando de lo real.
Crecí en un hogar tradicional paisa, con restricciones morales hacia la sexualidad, a la masturbación, al cuerpo desnudo, al sexo; por tanto todo lo relacionado con este maravilloso tema no se trataba y si mi madre notaba algo lo único que hacia es reprimir mis deseos.
Todo lo anterior hizo que el sexo se convirtiera para mi en algo oculto, un tabú, algo “ilegal”, misterioso, azaroso, generador de ansiedad y rodeado de misticismo.
Como no tenía un mentor, un guía en temas sexuales, mi amigo el computador a través de los videos se convirtió en este maestro desde mi adolescencia que me creo unos paradigmas y creencias que hoy considero erróneos sobre la sexualidad, el trato a las mujeres y el disfrute de la sexualidad, los cuales poco a poco, con esfuerzo he ido cambiando.
Mi maestro “americano” me enseño sobre el sexo salvaje, machista, manipulador, falocéntrico, acelerado, de 15 a 20 minutos de duración, protocolizado. Me hizo comparar una y mil veces mi pene con el de actores famosos y obvio me hizo sentir en desventaja.
Mi esquema sexual se convirtió, a lo película porno, en un beso apasionado, un rico oral a mi sexo, unos caricias superficiales a mi pareja, un oral para ella, una penetración rápida y profunda y una eyaculación en su senos, su cara o su boca y fin…Que tristeza de repertorio.
Lo anterior me creo desde el principio dificultades en mis encuentros sexuales ya que mi pareja quería otra cosa, me pedía un preámbulo con caricias y besos que yo no conocía, quería llegar al clímax de su excitación mucho antes que yo la penetrara pero para mi, el “orgasmo femenino” no existía. Quería tener varios orgasmos sin embargo si yo ya había eyaculado mi motivación para continuar acariciándola había desaparecido. Quería disfrutar de un sexo sin control del tiempo, sin apuros, disfrutando de cada momento sin acelerar ni buscar una eyaculación final que terminara con todo.
Han pasado más de 15 años desde que mi vida sexual en pareja comenzó, han sido muchas las mujeres con las que “lamentablemente” he tenido sexo basado en mi “maestro americano del sexo” (digo lamentablemente ya que quisiera devolver el tiempo y realmente haber compartido mucho más con estas personas en la intimidad). Apenas poco a poco comienzo a tener conciencia de lo bello de este momento, de lo placentero y eterno que puede ser para ambos el encuentro de 2 cuerpos que con placer, tranquilidad, deseo, se acompañan mutuamente hasta la explosición final de placer.
Hoy en día tengo varios maestros, libros, profesionales en tantra, masajistas y de vez en cuando otro tipo de videos. Acepto lo útil y placentero que este material fue en su momento sin embargo soy consiente de que el verdadero sexo se tiene que vivir en carne propia y con el deseo, calor y sudor de los cuerpos.
Tu mujer, eres mi gran maestra, tu que también quieres y deseas todo esto que yo apenas estoy aprendiendo. Abramos nuestra mente a nuevos caminos del placer, sin tapujos, sin limitantes religiosos, morales, sociales, esta vida es muy corta y cada día que pasa es tiempo que perdemos. Aprendamos juntos del placer de vivir y del sexo de verdad.
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Gracias por tus comentarios, para mi escribir se vuelve terapéutico.