Guía Cereza
Publicado hace 7 años Categoría: Fantasías 456 Vistas
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Crear ficciones es el único medio dichoso de ser loco, sin ir al manicomio.

Satiriaco.

Las paredes blancas de la habitación, contrastan con el color caoba de la cama y con el gris oscuro de la pantalla del televisor. Dormido, boca abajo un cuerpo femenino de tez morena, vestido por una fina y delicada lencería negra, permite adivinar sus formar bajo una manta azul de textura suave. Es la mañana del lunes, la jornada laboral reinicia y el mundo vuelve a la rutina normal de obligaciones y responsabilidades. Sólo habrá un cambio al final de la semana, como casi siempre sucede, en éste proceso cíclico, monótono y en ocasiones aburrido que llamamos: VIDA. 

K (su nombre es K a secas como el apellido de los personajes de Kafka) reúne fuerzas se levanta de la cama y estira sus extremidades como buscando reconocer la forma y el peso de su cuerpo de senos turgentes, piernas torneadas y culo perfecto para su gusto. Con la ayuda de sus largos dedos como filigranas, encuentra la simetría de su rostro, siente la textura de sus labios, el volumen de su cabello y la vida correr por su cuello. Mira en derredor suyo buscando la toalla, hasta encontrarla en el respaldo de la silla del tocador, y la sitúa perpendicular a su cuerpo de izquierda a derecha, para cubrirse con ella.

La casa dónde vive K, es de dos pisos de color beige y blanco, con escaleras y pisos en mármol, bien iluminada y decorada bellamente por ella misma, con la seguridad absoluta de quien conoce su talento. El baño blanco y azul cielo, es limpio, fresco e iluminado por la luz plateada de la mañana que se filtra de forma gradual, como un cuenta gotas, por una pequeña ventana ubicada en la parte alta de la pared contraria a la regadera. K, entra en la ducha aún somnolienta y abre la llave, siente el agua chocar con su cuerpo, mientras se produce el impacto térmico respectivo, causando que sus poros se cierren y la piel se contraiga como efecto reflejo, procurando retener el calor que el cuerpo necesita.

El oficio de la ducha es corto pero profundo, el agua humedece el cuerpo, preparándolo para la limpieza final, hasta que el agua deja de correr para dar paso al jabón que primero deambula vacilante por el ecuador de su cintura, luego; sube los picos de sus senos coronados con pezones oscuros y medianos, contraídos, retadores, después, recorre la estepa de su vientre delicado, hasta  encontrar los limites de sus muslos fuertes y gráciles como de animal salvaje; camina por el valle de sus nalgas duras, turgentes, atrevidas; y viaja por el monte de Venus, para ingresar al sitio del placer, e inicia el contacto con los labios mayores y menores, hasta encontrar el clítoris, cuyo tacto siempre es dichoso. K, lo sabe de sobra, pues al fin y al cabo es el único órgano del cuerpo cuyo único fin es servir a los deseos de Eros y porque no, a los de Tanatos, el jabón asciende nuevamente y transita palmo a palmo por su piel delicada con la técnica de quien sabe lo que necesita y dónde lo necesita, diríase con la experiencia de un buen amante. En ese momento recordó, la frase que alguien le dijo una vez:

-Quién fuera el jabón  que te baña y la toalla que te seca.

Y sonrió de forma picara, recordando el rostro y la actitud desenfadada de su atrevido de todos los días, el mismo que se atreve a decirle en su cara las cosas de forma directa, porque ella así lo había permitido, el único hombre que supero las taimadas miradas y se atrevió a verbalizar sus pensamientos y deseos con respecto a ella.

Mientras ella sonríe. Él, la recuerda. Es una coincidencia que ambos estén en la ducha en ese mismo momento, compartiendo la intimidad de un acontecimiento personal a la distancia de kilómetros, ambos desnudos mientras el agua corre por sus cuerpos, ella recordándolo aunque sea brevemente, gracias a una de las tantas frases atrevidas dichas por Él. Mientras Él, cae en el vicio satanizado de la autosatisfacción, teniendo como motor unas fantasías exquisitas en donde ella y nadie más en el mundo es la protagonista.

Y ¿Quién más, iba a ser? Si desde hace dos años, es ella a toda hora: es ella en las obligaciones laborales; otra vez ella en el retorno a casa; de nuevo es ella en la ida al gimnasio; ella nuevamente en los vídeos prohibidos; ella, en las subidas de escalera y en la mirada de su escote; ella y su lunar en el pecho; ella en la comida; ella en las conversaciones provocadoras, ella en las miradas furtivas, ella en la hambruna, ella en la comida, siempre era ella y su actitud  inteligente y sensual, ella y su cuerpo, sus labios… Hasta que llega el estertor final, éxtasis, liberación de oxitocina, orgasmo y listo: el agua se lo llevo todo. Menos las fantasías. Él es una persona, un ser ubicado en la cúspide de la pirámide alimenticia, sin embargo, en estos momentos daría todo, su trabajo, su ganas de vivir, la vida entera, por convertirse, resueltamente y simplemente en un fragante, escurridizo y usado, jabón. Igual al que existe y se diluye poco a poco, en un baño distinto al suyo de color blanco y azul cielo, un lugar que sólo ha visitado en su imaginación y que existe a kilómetros de distancia...

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