
Compartir en:
Mi nombre es Alejandro, les quiero hablar acerca de una experiencia que tuve el día de ayer en el sistema Transmilenio.
Alrededor de las 5 de la tarde, me encontraba en la estación divino niño buscando una buena cola para acariciar, luego de recorrer completamente la estación, me encontré con una chica joven con un cuerpo espectacular.
Ella era una chica alta y delgada, con un jean apretadito que realzaba un culo perfecto, bien formado, parado y con las nalgas separaditas. En el instante en que la vi me pare detrás de ella, mirando de reojo ese culito hermoso, de tanto en tanto intentaba acariciar su trasero, pero estaba muy expuesto. Luego de esperar una eternidad el Transmilenio, me llamo la atención la postura que ella tomo, relajada e inclinada hacia el frente lo que yo aproveche para rosarla de manera disimulada.
Cuando por fin llegó el Transmilenio estaba super lleno, ella mostró intención de abordarlo y yo la seguí, al entrar yo quedé contra la puerta y pegada a mi estaba esta diosa. Coloqué mi mano derecha sobre su cola y la empecé a masajear al ritmo del Transmilenio, era definitivamente cola de gimnasio y recorrer su forma con mis dedos era increíble.
En las paradas siguientes el Transmilenio se siguió llenando, y si bien ella se acomodaba no dejaba de darme la espalda, yo estaba super incómodo, pero no iba a dejar pasar la oportunidad de sentir la parte media de sus nalgas. Luego de algún tiempo deslizando mi mano derecha por ese culo, tuve que cambiar de mano para sostenerme; estas situaciones me ponen especialmente nervioso porque no sabes cómo va a reaccionar la otra persona.
Sin embargo, hay una forma de hacerlo más seguro, consiste en colocar la mano a unos cuantos centímetros de su trasero, si ella está interesada/excitada se te va a acercar; pero este no era el caso. Paso un minuto largo y nada, decidí arriesgarme colocando mi mano izquierda sobre su nalga derecha y la acaricié mientras el Transmilenio estuvo en movimiento.
Yo me preguntaba ¿Por qué no se me acercó, pero si me dejo tocarla?, mientras analizaba la situación miraba su cara de perfil, ella giró y pude ver una cara bonita con expresión de niña buena que se quiere portar mal. Nos miramos a los ojos, y en ese instante tuve una revelación “ella no me deja manosearla porque le gustó, es lo opuesto a ella le gusta cómo se siente, y se odia por eso”.
En ese momento tengo que admitir que me descontrole un poco, aumente la intensidad con la que le acariciaba su culo y pase a ser más rudo, ella respondió levantando la cola. La situación se sentía irreal, ambos actuábamos de manera descarada y yo simplemente quería sentir lo más posible esa cola perfecta, prestando especial atención a la parte media entre sus nalgas.
Ya estaba por llegar a la estación donde me bajaba, y el Transmilenio paro en el último semáforo, yo seguí acariciando su cola con movimientos circulares: lo hice bien suavecito tomándome mi tiempo. El Transmilenio paro en la estación símbolo nacional y los dos nos bajamos, no cruzamos palabra y cada uno siguió su camino, yo la mire mientras se perdía entre la multitud y pensaba que ese hermoso trasero hace un minuto estaba entre mis manos.
Espero les haya gustado el relato #másrelatosconbuenaortografía, para las señoritas o señoras que quieran probar con total anonimato y discreción por favor escríbanme.