Hola amigos, este es mi primer relato (ojalá de muchos), y es sobre una experiencia no planeada ocurrida en Montería hace aproximadamente tres meses.

Estaba haciendo unas compras en un centro comercial de la ciudad como de costumbre, y cuando terminé de hacer mis compras quise ir al baño a orinar. Cuando me encontraba lavándome las manos en este lugar, pude ver como alguien que hacía lo mismo que yo, un hombre alto, bien vestido, más moreno que yo, de contextura muy atlética, con un paquete marcado que apenas podía ver en sombras me miró a los ojos y sostuvo la mirada a través del espejo; de inmediato mi corazón se aceleró, pero como pude logré sostenerle también la mirada por cinco segundos, lo que me dejó confirmar que era alguien buscando un aventura.

Yo me llené de nervios por tratarse de un lugar público, pero al mismo tiempo me excité por la forma aleatoria en que nos estábamos conociendo, entonces, decidí salir del baño, y esperar sentado en uno de muebles de los del centro comercial. Cuando el joven salió, caminó hasta donde yo estaba y pude percibir una erección, lo que me excitó mucho más. Entonces, me puse de pié y le di la mano presentándome con mi nombre, y el me dijo el suyo (Llamémoslo Alejandro por motivos de confidencialidad).

De inmediato y sin rodeos Alejandro me dijo que tenía ganas de hacer algo y que conocía un sitio en la parte recién construida de este centro comercial donde podríamos hacerlo. Yo, le dije que estaba dispuesto a dejarme clavar. Me dijo entonces que lo siguiera disimuladamente y así hice, llegamos hasta los baños públicos de una zona donde los locales comerciales aun estaban desocupados, por supuesto el baño estaba solo para nosotros dos, y sin ni siquiera darnos un beso me dijo "vamos a lo que vinimos", entramos al baño de los discapacitados que es el mas amplio, y procedí a quitarle los pantalones y a tocarle su gran pene de unos 19 cm y bastante grueso que lo tenía a mil, y el hizo lo mismo mientras me masturbaba mis 20 cm en todo momento. Nos seguíamos tocando las vergas, pero ninguno se animó a chuparla, entonces, me empezó a meter la punta de su dedo lleno de saliva en mi culito. Yo siempre me pongo a mil cuando me estimulan mi culo entonces le dije a Alejandro que me clavara. El de una me volteó sin pensarlo, me dijo que me pusiera en cuatro sobre la tasa del baño, le hice caso sin rodeos, y el de pie después de ponerse el gorrito y escupir el pene, me introdujo la punta de una; yo casi que grito del dolor, pues soy bastante estrecho, pero a el no le importó y siguió metiéndomelo sin reversa, en ese momento, no sabía si sentía placer o dolor, pero le pedía que no se detuviera. Alejandro me lo metía y me lo sacaba y de pronto dejé de sentir el dolor y no paraba de masturbarme.

Seguimos tirando por casi diez minutos, sin cambiar de posición, yo sin sentir ninguna incomodidad a pesar de estar arrodillado sobre la tasa del baño, y empecé a sentir que estaba cerca a eyacular. El me decía al oído lo rico que la estaba pasando "Francisco que rico romperte en dos ese culito apretado", lo que me ponía más y más caliente. Sin poder evitarlo de lo excitado que estaba, sentí que estaba a punto de venirme y le dije "vente dentro de mi que me estoy viniendo", a lo que el sin duda respondió dándome con toda su fuerza y sin mente, hasta que me lo metió todo y se quedo quieto pero presionando su cuerpo hacia adentro de mí y pude sentir (aunque dentro del condom) sus fluidos salir a toda presión de su cuerpo, y yo eyaculé al mismo tiempo en la tasa donde estaba arrodillado.

De inmediato y sin perder tiempo, Alejandro me dijo que saliéramos como si nada y por separado. El salió del baño después de asegurarse que no había nadie fuera y luego lo hice yo. Seguí mi día como si nada, con algo de dolor por la culiada que me acababan de pegar, pero contento por este encuentro no planeado. Nunca me ha vuelto a pasar algo parecido en Montería o en otra ciudad. No volví a ver a Alejandro ni en el centro comercial ni en la ciudad, si me vuelvo a encontrar con el me gustaría repetir algo parecido.