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AMOR, YA SE QUE DARTE DEL DÍA DEL PADRE. SEGUNDA PARTE: “Nuestra Primera Vez En Un Bar Swinger”.

Para contextualizar, por favor leer primero el relato “Amor, ya se que darte del día del padre”,este es el link. https://guiacereza.com/relatosyexperiencias/ultimos-relatos/amor-ya-se-que-darte-del-dia-del-padre

Llegó el gran día, estuvimos relajados en cama toda la mañana muy melosos. En horas de la tarde llegamos a Medellín y nos ubicamos en un hotel.

Mi esposa hermosa me decía que quería comprar una falda y unos tacones, por dos razones: 1 - Quería actuar y sentirse puta. 2 - Para ser la mujer más sexy, hermosa y deseada del bar swinger. Yo le dije que ella era hermosa con ropa y sin ropa, y que era la más puta de todas las mujeres, que no se preocupara por ropa que al fin y al cabo allá estaríamos desnudos. Igual me terminó convenciendo y salimos ya entrando la noche a un centro comercial.

Como siempre, casi que no encuentra algo que le gustara. Me dedique a asesorarla y le recomendé un traje enterizo de color negro, que le quedaba pegado al cuerpo y resaltaba sus hermosas curvas y su protuberante y deseado culo. Luego escogimos juntos un par de tacones y estuvo lista la compra.

Regresamos al hotel, nos duchamos y nos vestimos cada cual por su lado. Cuando termino de organizarme volteo a mirar a mi esposa hermosa y quedé anonadado. Qué despampanante estaba mi esposa. No podría decirles si parecía una puta (como ella quería) o no. Lo cierto es que levantaría más que miradas, tanto en hombres como en mujeres, cuando la vieran. (Ver fotos de su vestido en nuestra galería)

Vi su tan deseado y abultado culo ajustado a la tela de su traje y de inmediato sentí una erección y un deseo enorme de ponerla en cuatro, pasar mi lengua varias veces por su vagina y ano y darle verga sin compasión alguna. Era imposible contener la erección al imaginar la sensación que sentiría yo al verla penetrada, gimiendo con éxtasis, derrochando lujuria, entregada a los brazos de otro hombre.

Logré contenerme, no sé cómo; pero mi lado morboso seguía activado. Le ordené que se pusiera en cuatro en un mueble que había al lado de la cama y le tomé un par de fotos. Por un segundo me puse a pensar que estábamos a pocos minutos de convertir nuestras fantasías en realidad, de asistir por primera vez a un bar swinger, que yo se la había puesto en bandeja de plata a Camilo Morales, que el iría acompañado y quizás a mi me tocaría interactuar con su pareja (lo permitiría mi esposa?).

En medio de tantos cuestionamientos pensé que ese día por fin mi esposa sabría que se siente tener la verga de un hombre diferente a su esposo dentro de sus manos, su boca, vagina y tal vez su culo. Ya probaría otro pene, otro sabor, otro olor, otro grosor, otro largor; un movimiento y  profundidad diferente, una embestida más tierna o más salvaje, hoy podría comparar si el buen sexo que creía tener conmigo era real.

Salí de mi aletargo y volví a ver de nuevo ese culo despampanante, me arrodillé ante el, lo besé por encima del vestido, le di un par de palmadas y le dije mentalmente: -Hoy serás mio y de quién sabe cuántos más.

Teníamos ya varias llamadas perdidas de camilo y su pareja, los cuales se encontraban ya cerca del hotel, en nuestro punto de encuentro, esperándonos. Increpé a mi esposa sobre si todavía estaba segura de lo que haríamos y en un tono algo nervioso, dijo que sentía algo de susto pero que también lo deseaba. Interpreté que eso era un sí, la cogí de la mano y salimos del hotel mi esposa hermosa y yo, rumbo a cumplir en pareja nuestras fantasías.

Ya lo había pensado yo y ahora lo comprobaba. Miles de miradas pérdidas, mientras salíamos del hotel y en la calle, seguían su escote, sus curvas y su hermoso culo, el cual se contoneaba presumido al sonar de sus largos y refinados pasos de tacón.

Nos encontramos con Camilo y su pareja, la cual llamaremos Isabel, tomamos un taxi y nos fuimos rumbo a nuestra primera vez en un bar swinger. Camilo se sentó en el puesto de adelante y yo atrás, en medio de dos hermosas y lujuriosas mujeres.

Con tiempo ya habíamos definido que bar visitaríamos. Nos resolvimos por uno en especial toda vez que ese día el show de media noche sería lésbico.

Ingresamos, era algo temprano, fuimos a los casilleros y nos cambiamos. Camilo y yo no tuvimos ningún tipo de problema en desnudarnos y ponernos la toalla, mi esposa e Isabel, un poco más pudorosos, se tomaron su tiempo. Isabel es una mujer de unos 23 años, pero rubio y algo troza, se notan sus curvas, su piel blanca y un trasero grande.

Nos ubicamos en el segundo piso y comenzamos a hablar trivialidades entre nosotros, como se conocieron ellos, como lo hicimos nosotros, si habíamos asistido antes a ese tipo de lugares, que contactos con otras personas habíamos tenido para eses entonces, por qué decidimos ir, quién fue el de la idea de sumergirnos en el mundo Singer, entre otroas cosas. Rápidamente el negocio se fue llenando y la adrenalina corría por todo el lugar. Recordamos que al lado izquierdo de nuestra mesa, se sentó una pareja que ingresó con una acompañante. Ellos le dieron el toque de morbo al lugar y prendieron el ambiente. Ella arrodillada en el suelo se lo chupaba a uno, mientras hábilmente con su mano derecha masturbaba al otro.

Por nuestra parte, Camilo e Isabel empezaron a besarse y a meter su mano por entre la toalla del otro. En esos momentos pude notar como mi esposa veía los testículos y el pene de Camilo, que por debajo de la toalla querían salirse mientras Isabel los acariciaba. Mi esposa metió su mano también por entre mi toalla y sutilmente me masajeaba los testículos y mi pene, que para ese momento estaba en su máxima expresión.

Pasados unos minutos fui al baño y al regresar noté muchas risas cómplices entre ellos. Me estaba sentando en mi lugar cuando Isabel pasó las manos por el rostro de mi esposa y la besó. Mi esposa recibió con agrado ese beso y podía ver como sus lenguas se entrelazaban ante mi mirada incrédula, pero excitada, y la mirada morbosa de Camilo y muchos otros. Se besaron largamente mientras mi esposa en ningún momento dejó de mirar la cara de estúpido que yo debía tener.

Seguimos hablando entre nosotros, mientras cada vez más el lugar se tornaba en sólo sexo. Muchas parejas decidieron no entrar al cuarto o a los otros lugares, sino que en las mismas mesas, ante la mirada excitada de nosotros, tenían sexo loco y desenfrenado.

Isabel, aun en nuestra mesa, liberó el pene de Camilo y empezó a tocarlo y chuparlo, mientras él con una habilidad terrible metía una mano en su vagina y la otra en sus senos.

Le dije a mi esposa:

-Mi amor, ayúdelo a Isabel a masturbar a Camilo.

Pero ella se negó rotundamente. Por su parte ella me dijo:

- Aproveche usted y toca a Isabel (quien para ese momento ya deja ver sus senos por fuera de la toalla), que esto no se ve todos los días. Además usted es el homenajeado por el día del padre.

Yo también me negué.

En ese momento y ante la calentura de nuestros compañeros de sexo, Camilo fue por unos condones e ingresó con Isabel al cuarto de fantasías. Salieron ellos y nosotros continuamos en la mesa. Yo metí la mano entre la toalla de mi esposa y con mis dedos pude constatar la humedad que inundaba la vagina de mi esposa hermosa, lo hinchado que se encontraba su clítoris y los pronunciados que estaban sus labios. Seguí dándole dedo a mi esposa, mientras me despojé de mi toalla y lleve su mano a mi verga para que me masturbará.

Luego de tremenda calentura, en medio de tal excitación y ante la escena que estábamos protagonizando (algo que jamás pensamos que podíamos hacer, por nuestras creencias, tabúes y  falsa moral), le dije a mi esposa que entráramos al cuarto a ver qué pasaba allá.

Pasamos por medio de mucha gente que estaba teniendo sexo, respiraciones agitadas y orgasmos deliciosos. Entramos cogidos de la mano, con nuestras toallas puestas y pudimos constatar que no había lugar en la cama para nadie más. Nos sentamos en un par de sillas que estaban al frente de la cama para las personas que desearan observar, al lado de otras parejas. Miramos como tenían sexo unas 8 parejas en una misma cama, como eran penetradas esas mujeres por sus hombres y como ellas, en momentos de excitación, pasaban sus manos o sus labios por los senos de las mujeres que estuvieran a sus lados. En medio de tanta gente y gemidos, vimos a Camilo y a Isabel, quienes no perdían momento y estaban dándose placer mutuo.

Le dije a mi esposa que nos uniéramos por un lado a tremenda orgía, pero ella se negó. En compensación, me dijo:

-Quítate la toalla.

Cosa que hice inmediatamente, mientras veía como ella con su mirada desafiante y excitada, miraba a las parejas que nos acompañaban a lado y lado de nuestras sillas, para luego arrodillarse voluntariosamente en el suelo, de espaldas a las parejas que estaban en la cama, cuan puta, ante la mirada de todos los asistentes, a degustar su verga.

Con su mano derecha tomo posesión de mi pene, lo agarró fuertemente, lo escupió, lo pajeo un par de veces mientras me miraba a los ojos y miraba alrededor, y lo dejó desaparecer entre su boca y su garganta. Ella tan pulcra y conservadora, tan señora de la casa, con tantos principios morales, estaba allí, ante una multitud de observadores, mamándole la verga a su esposo, sin ningún tipo de complejo y hasta el fondo, como lo disfruta ella.

Yo observaba como mi esposa me lo chupaba de delicioso, mientras escuchaba los gemidos de las otras parejas. Tomaba su verga de la base y me pajeaba, mientras con su boca se lo introducía repetidamente. Comienza a rodear mi tronco con sus besos chupados, hasta llegar al glande, lo succiona repetidamente, mientras yo siento morir. Luego pasa a chuparme los testículos mientras continúa con su mano, a un ritmo desenfrenando, masturbándome.

Y ahí estaba yo, extasiado, con mi pene a la vista de todos, mientras mi esposa me hacía el hombre más feliz del mundo. Traté de quitarle la toalla para desnudarla, pero ella se rehusó. Paró su mamada, se puso de pie, se volteó de espaldas a mí, abrió un poco sus piernas, metió sus manos por entre ellas mientras se dejaba caer un poco hacia adelante, para agarrar mi pene y se lo metió de un solo sentón en su vagina. Se clavó un par de veces mi verga, de arriba abajo y en círculos y de un momento a otro se quedó quieta, le pregunté qué pasaba, a lo cual me respondió:

-Deja tu pene adentro, que quiero tenerlo ahí mientras disfruto viendo como culea esta gente.

Nos quedamos un rato observando las parejas en la cama, mientras al fondo se escuchaba el animador anunciando que el show de media noche había iniciado. Salimos de la habitación junto a Camilo e Isabel y regresamos a nuestra mesa a presenciar el show lésbico. Las mujeres del show iniciaron su rutina, se besaron mientras se fueron desvistiendo, se tocaron y lamieron sus vaginas para excitar al público. Se dividen el público ellas. Una arrancó a compartir con el público a mano derecha y la otra a mano izquierda. Pasaban por las mesas, le bailaban a hombres y mujeres, hasta que fue nuestro turno. Llegó a nuestra mesa, invitada por mi esposa, quien le pedía que me bailara bien seductor a mi, toda vez que estaba de festejo. Bien obediente puso sus rodillas a lado y lado de mis piernas y empezó a danzarme eróticamente. No sabía que hacer. Mi esposa me puso la mano derecha en su seno y me dijo que la acariciara sin temor alguno. Aproveche entonces su venia y empecé a tocarla por todos lados y a chuparle los senos, mientras no apartaba mi mirada de mi esposa para ver que actitud ponía. Esta mujer se me sentó en las piernas, mirando de frente a mi esposa, aproveché y le devolví el favor a esta última. Cogí su mano, casí contra su voluntad y se la puse en un seno de la bailarina, así mientras ella tocaba un seno, yo chupaba el otro. La animé, con la ayuda de Camilo e Isabel, para que chupará el seno de la bailarina. La logramos convencer y puso su boca en el pezón de ella y lo succionó levemente y luego se apartó del seno y la bailarina de nuestra mesa.

En medio de tanto voltaje y antes de terminar el show, mi esposa y yo entramos al cuarto donde solo habían dos parejas. Me ordenó que me acostará de espaldas que ella quería cabalgar. Ante mi mirada incrédula, mi esposa se despojó de prejuicios y también de su toalla. Totalmente desinhibida y desnuda, se clavó mi verga sin mediar palabra y comenzó a disfrutar del sexo al igual que las otras dos parejas. Estaba ahí, con sus rodillas al lado y lado de mis piernas y con sus manos en mi pecho para lograr estabilidad. Se penetraba rápidamente y sus movimientos fueron alternándose, a ratos arriba y abajo, a ratos en círculos. Al terminar el show en la sala, rápidamente el cuarto y la cama se llenaron de parejas excitadas. Mi esposa y yo quedamos en la mitad de todos. Veíamos a lado y lado mujeres gimiendo, mientras sus parejas le daban verga sin contemplación alguna. Un momento después miré a mi esposa y la vi tan excitada, con los ojos cerrados, concentrada en sus movimientos. Bajó sus manos de mi pecho a mis piernas y se arqueó cual amazonas, aceleró sus movimientos, me volteó a mirar con una mirada picara, cómplice y desorbitada, ella me conoce muy bien, sabía que no aguantaría mucho más tiempo la emoción, acelero sus movimientos, contrajo sus músculos vaginales y explotamos al unísono en un orgasmo delicioso, lleno de gemidos y gritos que se confundían con los orgasmos de las demás parejas

Nos retiramos de la cama para darle cupo a otras parejas y mientras salíamos vimos a Camilo e Isabel mirándonos pervertidamente, creemos vieron todo nuestro espectáculo. Ellos siguieron en el cuarto mientras mi esposa y yo fuimos a tomar algo a la mesa.

Continuará...

ellayel

Somos pareja swinger

visitas: 1134
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2018-01-14 06:40:17
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1 Comentario

Genial, que descripción tan llena de detalles, de amor en pareja y de morbo sano,

2022-07-14 08:35:26