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La Belga

La Belga

Su perfil en Tinder era claro: “Me gustan los hombres mayores y las mujeres jóvenes. Soy toda una perra”

Las fotos mostraban una mujer joven, rubia, ojos azules, voluptuosa. En una abrazada a un hombre mucho mayor, en otra al lado de una chica bella.

Puse un “me gusta” y me olvidé del asunto.

AL poco rato, el mensaje de tinder: una nueva coincidencia. La saludé y obtuve respuesta. De inmediato la conversación fue directa. Era Belga, vivía en Bogotá y estaba alojada en un hotel. Esperaba a un hombre mayor que había conocido la noche anterior y tenía muchas ganas de verga.

Era un jueves. SU propuesta fue clara: Nos vemos el domingo, amanecemos juntos y en la mañana del lunes me regreso a Bogotá.

Conversamos los otros días. Hablabamos de sexo, de sus deseos. Que llegaría a mi cita con un vestido ligero, que dejara ver sus senos, su cuerpo, sin ropa interior y que yo debía exhibirla en algún lugar.

Llegó el domingo, la hora convenida y nada. Me olvidé del asunto. Demasiado fácil pensé

A eso de las 10 de la noche. Un mensaje suyo. Me estaba esperando.

Con cierto recelo acudi. Llegué en mi auto al sitio convenido. Alli estaba ella. Alta, rubia, con un minivestido, un bolso a su espalda.

Se subió al carro. De inmediato abrió su vestido y me enseñó sus bellos senos: duros, redondos, unos pezones preciosos, areola oscura y me besó en la boca al tiempo que ponía sus manos sobre mi verga.

-¡Quiero que me exhibas!, dijo con su acento extranjero.

La llevé a un bar medioescondido que conozco. Allí fue la sensación. Provocaba a hombres y mujeres. Se agachaba con cualquier disculpa y dejaba ver sus tetas y su culo. Todos me miraban con envidia.

Salimos rumbo al motel en las afueras de la ciudad. Se quitó la ropa y se desnudó. Abrió la ventana y sacaba su cuerpo por ella. Los conductores de otros autos miraban sorprendidos y gritaban ya obscenidades, ya palabras de admiración,

Llegamos al motel. De inmediato se arrodilló y empezó a chupar mi verga. La lamia. Lamia mis pelotas, Pasaba sus dedos por mi culo. Se la tragaba.

Me tiró a la cama y empezó a cabalgarme. Gritaba que era una puta y me pedía que le hablara con groserías. Me vine dentro de ella.

Se levantó de la cama, cogió su bolso y fue al baño. Salió vestida de colegiala, con trenzas e inició un juego de alumna que rogaba a su profesor que no la castigara, que ella se iba a portar bien. Se acomodó atravesada sobre mis piernas, bocabajo, de manera que podía azotar con mis manos sus nalgas, al tiempo que regañaba a mi alumna. Me decía que quería que le metiera mi verga, pero que era virgen y que tendría que usar su culo. Precavido que soy, le puse un lubricante y empecé a jugar con su ojete, lubricándolo, dilatándolo. Metí un dedo en su coño y otro en su culo. Jugaba a meter mis dedos primero suave y despacio, luego muy fuerte y rápido. Ella jugaba con su clítoris y sus tetas. Se puso entonces en cuatro y le encajé mi verga en ese hermoso culo…..

La noche apenas empezaba….

otroguillo

Soy hombre heterosexual

visitas: 670
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2018-01-15 03:41:27
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