A Gina le encataban los juegos y divertirse de muchas formas, especialmente aquellas que tenían que ver con calentarse y la llevara a tener uno o varios orgasmos.

Con el paso del tiempo salí de la ciudad por un par de años pero seguía conversando con Gina por messenger y otros medios, de vez en cuando me enviaba fotos de su chochito y sus teticas. Cuando volví a la ciudad a un nuevo trabajo empezamos a vernos de nuevo.

En una de esas ocasiones Gina me llamo para decirme que iba a pasar por mi oficina con un regalo, yo le dije que fuera después de las 6 de la tarde que me quedaba completamente solo, ya que me imaginaba el regalo o al menos esperaba de que se tratara, cuando llego estaba vestida con un vestido negro ceñido, se saludo con un beso y yo aproveche para tocarle las nalgas y pasar rapidamente mi mano por encima de su vestido y sentir esos pezones que me gustaban tanto.

Le pregunte por la sorpresa, me dijo que tenia que buscarla en ella, sin pensarlo mucho la levante y la puse encima de mi escritorio y empece a recorrerla lentamente desde los pies, fui subiendo lentamente hasta que note que no tenia tanga y que tenia un pequeño hilo rosa plástico que se asomaba de su chochita, lo toque y ella se estremeció, también se notaba que estaba muy mojada, asi que empece a halar lentamente lo que se le asomaba, mientras lo halaba ella gemía y se retorcía un poco, en un momento salio una bola rosa que vibraba un poco, para mi sorpresa tenia adentro un juego de bolas chinas de silicona que tienen un pequeño vibrador en la punta, me dijo que lo llevaba puesto hacia mas de 4 horas y que necesitaba que le calmaran la calentura que le estaba causando, su cara de placer era increíble.

Sin pensarlo mucho saque mi pene y se lo metí, estaba muy caliente y muy mojada que entro sin resistencia alguna, ella se retorció y solo un pequeño gemido que lleno la oficina, baje su vestido por arriba para dejar salir sus teticas y poderlas tocar mientras se lo metia lo mas duro que podía, ella pedía que lo hiciera lo mas fuerte y profundo posible, al rato, creo que no había pasado ni un minuto cuando empezó a gemir muy fuerte y decir que se venia, sentí como apretaba mi pene con su vaginita, cada vez me apretaba mas fuerte y me decía que lo quería todo dentro de ella, empece a moverme mas rápido y fuerte y mientras ella tenia su según orgasmo o tercero, nunca lo supe, la deje más mojada de lo que estaba, el solo verle la cara de placer era suficiente para mi.

Ese mismo día lo hicimos otras dos veces en la oficina...