Como les habíamos contado en la narrativa de nuestra historia, quedamos en la parte de cumplir con la fantasía, la de llevar mi homosexualidad al plano real, dejar de jugar con los consoladores de mi esposa y empezar a saborear los jugos y olores de una verga de verdad, me imaginaba que empezaba de a poco con mi mano a manosear un falo bien parado, descubrir su prepucio para después con la punta de mi lengua lamer su jugos e ir introduciéndolo despacio dentro de mi boca, hasta lo más profundo de mi garganta, me había fijado bien cómo mi esposa se goza mi verga cuando la mama, creo que la sensación debe ser indescriptible porque como le gusta metérsela en la boca y luego lamerla por todas partes mientras me mete el dedo por el culo. Me imaginaba a mi esposa lubricando mi culo con algún aceite de los que utilizamos para los masajes eróticos que nos damos en las tardes de lujuria. Mi mente jugaba sintiendo entrar por mi culo de apoco la verga de alguien bien arrecho. El dolor debería ser muy parecido al que sentí cuando mi esposa me quitó la virginidad y me rompió por primera vez el culo, pero el deseo de sentir las sensaciones cuando ya mi culo se haya acostumbrado me llevaba a tener una excitación sin precedentes, siempre terminamos en unas faenas de sexo de locos, con esos pensamientos mi esposa lograba tener orgasmos uno tras otro, era el mejor afrodisiaco que habíamos encontrado, pero los tabús y paradigmas que existen en los bares swinger terminaban aplazando la experiencia. Lo intentamos en una oportunidad que asistimos al bar europeo un jueves, la invitación solos y solas, nos hicimos a la idea que esa noche mientras ella se gozaba una hermosa dama, yo podría empezar a tener acercamientos con algunos hombres que se encontraban solos, la idea era convencer a una pareja que si los hombres se excitan viendo cómo dos mujeres se gozan mutuamente delante de nosotros, ellas podrían hacer lo mismo viendo dos hombres manoseándose delante de ellas, mi esposa le comentaría a un esposo: “mientras yo me gozo a su esposa, por favor gócese a mi esposo, así ustedes se excitan viendo y nos regalan el mismo espectáculo, para tener la misma experiencia”.
Pero una vez estábamos desnudos en el sauna, entró un hombre solo y entabló conversación con nosotros, le planteamos la idea y solo comentó que esa actitud no era tolerada en el club, el solo quería hacer un trio de hmh, pero no llevaba a su esposa, solo quería coger con la esposa de otro. Después fuimos al cuarto de orgias, allí empezamos hacer un 69, pues ya estábamos bien excitados, yo me coloqué encima de ella y mientras saboreaba los jugos que emanaba la vagina de ella, levantaba mi culo como invitando a los hombres que rodearon la cama a tocarlo y mi esposa los provocaba metiéndome el dedo en el culo, pero todos estaban esperando que yo terminara para que los invitara a seguir con mi esposa, solo bailaban masturbándose alrededor de la cama. Con nosotros habían otras tres parejas que se sintieron acosadas por esta situación y no participaron, entonces nos fuimos todas las parejas al salón de baile,allí el dj comenzó a animar y poner el ambiente más caliente de lo que estaba, la rumba se ponía buena porque al calor de los tragos y el reguetón las toallas empezaron a desaparecer, solo se veían cuerpos desnudos bailando y morboseandese, el baile cada vez se tornaba más caliente, en total habían unas 8 parejas la cuales terminamos en un rincón del salón teniendo sexo, varias mujeres como suceden con ellas cuando están cerca, culeando en grupo se tocaban e intercambiaban besos mientras sus esposos les daban verga sin compasión, yo por mi parte busqué una pareja donde la mujer se encontraba boca arriba recibiendo verga de su esposo, empujé a mi esposa para que le chupara las tetas y ella sin pensarlo dos veces la empezó a besar con pasión en la boca después en el cuello, quedándose un buen rato en las tetas para luego dirigirse a su vagina, en esa posición ya estaban las mujeres en posición del 69, mi esposa recibía lengua mientras yo le daba verga, en las mismas estaba su compañera, la excitaciónno tenía limites, cuando sentí en mis testículos la mano de la amante de mis esposa no pude aguantar más y creo haber tenido una eyaculación de tamaño mayor en ese momento, mientras mi esposa solo se retorcía en cada uno de los tantos orgasmos de esa noche. Los hombres solos se quedaron a un lado masturbándose mientras nosotros terminábamos de gozar, claro ese espectáculo también nos calentó más, como les habíamos contando también nos gozamos el voyerismo. Para rematar una noche de sexo y locura nos dirigimos alapartamento para que mi esposa se diera gusto rompiéndome el culo con su consolador.
No comparto las normas de los bares swinger, que solo promocionan los contactos lésbicos entre mujeres cuando están con sus parejas y no la otra alternativa, es muy posible que muchas mujeres quieran gozarse el ver a dos hombres en las mismas. Es muy posible que muchos hombres al ver tantas vergas paradas tengan la tentación de coger una y saborearla. Hemos pensado de volver a los cines XXX, allí siempre hay hombres gozándose unos con otros, pero el ambiente es diferente y tampoco es la idea. Seguiremos esperando encontrar el lugar y las parejas propias para cumplir esta fantasía.