Guía Cereza
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De los foros a la realidad con una madura

El estruendo de la puerta al cerrarse genera un eco en toda la habitación.

Es tan fuerte, que queda un leve pitido en los odios.

Ana mueve el cuello como tratando de quitarse la sensación.

Su acompañante entra primero, encendiendo las luces, como si fuera un guía.

El lugar tiene dos ambientes.

Un pequeño hall donde se puede ver una nevera empotrada.

Luego, una habitación enorme.

El protagonismo se lo lleva una cama gigantesca que combina con una barra de pole dance.

Al otro extremo está el jacuzzi y la famosa “silla del amor”.

Ambos se quedan apreciando el lugar con curiosidad y el morbo propio de estar en un motel.

Ya han pasado 2 meses de mensajes, llamadas y un encuentro casual.

Por fin, ambos han encontrado el espacio y dar las excusas en sus propios hogares para este momento.

Ella, dijo que iba a estar con una amiga que no ve hace mucho.

Él… solo dice que tiene un compromiso y nunca entra en detalles.

Ana es una mujer madura con dos hijos y un matrimonio de más de 30 años.

Siempre con una vida familiar que entra dentro de los deberes que se esperan en su rol.

Cumpliendo su rol de secretaria de una firma de abogados en el día, madre y esposa de noche hasta cumplir roles sociales como presidenta de la asociación de padres del colegio.

Toda su vida cumplió con esos roles a cabalidad.

Hasta que un día, descubrió algo que le dio un giro de 180 grados a su visión del mundo.

Algo que disparó su libido hasta el techo y que la puso en un camino de identificación que supera las ideas más atrevidas posibles para la presidenta de la asociación de padres de familia.

Hoy se encontraba en un motel con alguien 15 años menor que ella.

Deseosa y totalmente dispuesta a cumplir con esas fantasías que provocaron que se humedeciera las bragas más de una vez mientras recibía mensajes de su amante por What´s App en el trabajo.

Todo porque un día, entró a un foro llamado Guía Cereza a comprar un vibrador y, por un error en la creación de su perfil, empezó a recibir cientos de mensajes personales que la obligaron a cerrar la cuenta.

Algunos de estos mensajes cautivaron su atención y simplemente se dejó llevar por su instinto y la volvió a abrir.

Esta experiencia solo era una de varias historias fascinantes y cargadas de erotismo que vinieron luego de volver a abrir esa cuenta.

-Voy a dejar llenando el jacuzzi – Dice él mientras se agacha a mirar los botones de encendido.

Ana solo asiente mientras descarga su bolso y un paquete que trae.

Va sacando algunas cosas.

Primero, jala una pesada botella de champagne.

Dos copas de vidrio.

Una caja de fresas.

Una lecherita.

Y varias chocolatinas.

Todo lo va a ordenando.

Mira alrededor y ve a su acompañante que enciende las luces del lugar como buscando lo más adecuado para el momento.

Luego, Ana abre su bolso.

Lo primero que ve es varias prendas íntimas en la parte superior, pero necesita algo más.

Mete su mano hasta el fondo y sus dedos alcanzan varios objetos metálicos que se le escurren cuando trata de tomarlos.

Una a una, va sacando las velitas con base metálica.

Ahora tiene todo lo que necesita, para iniciar.

-No entiendo como sincronizar la radio – Dice él mientras esta agachado tratando de sintonizar el aparato.

-Déjalo así. Es una emisora de reggaetón. Me gusta.

Ana enciende cada una de las velas alrededor del jacuzzi, que está a medio llenar.

Cuando termina de encender la última, se voltea y se encuentra con él que estaba detrás de ella sin hacerse notar.

Se tocan con los labios primero.

Él la abraza y la presiona contra sí.

Ana es consciente de la erección que está teniendo y eso la motiva a besarlo con más intensidad.

Se tranzan en un beso fuerte más que tierno.

Él la agarra del trasero y eso la excita un poco más.

Se separan.

-Voltéate – Pide el hombre.

Al obedecer, cierra los ojos y se deja llevar por las sensaciones.

El aliento cálido de su amante que cae sobre sus hombros.

Sus manos que se meten por debajo de su blusa, recorriendo su abdomen hasta llegar a sus senos.

El susurro de palabras prohibidas y hasta obscenas.

Ana se deja llevar.

Su pulso esta acelerado y su cuerpo liviano.

Apenas es consciente que ya le han desabrochado el pantalón y lo cae al nivel de las rodillas.

El posa su mano derecha sobre su vagina.

Esta es cubierta por una tanga azul oscuro de fina tela semi-trasparante.

Ella se voltea para besarlo.

Mientras se sincronizan de nuevo, él no se detiene desnudándola.

Le desabrocha el brasier por delante.

Baja lo que queda del pantalón haciendo presión el pie.

Le acaricia los pezones.

Deja de besarla para sacarle la blusa por encima.

Ella hace lo propio con el pantalón arremangado a sus pies.

-Mmmm, se me olvidaba. – Dice él con gesto de despiste.

No entra en detalles y camina hacia su mochila.

Ana lo mira y al hacerlo ve su propio reflejo en el espejo.

Está ahí, casi desnuda con un hombre que apenas conoce y una sensación de picardía la invade.

Le gusta.

El hombre regresa con algo en la mano.

Es un pedazo de tela.

Una corbata.

-Extiende la mano.

Ella arquea las cejas hace un gesto de sorpresa.

-Extiéndelas. Es hora de realizar esas fantasías que tanto lees. – Dice él consonrisa tranquilizadora.

Así lo hace ella.

Le envuelve ambas manos con la corbata y le hace un suave nudo doble.

-Vamos a ver si aguanta. – Dice él mientras le guiña el ojo.– Ahora, ve a la cama y ponte en cuatro.

Estas palabras la llenan de mucha curiosidad.

Tanto que traga algo de saliva y obedece sin protestar.

Se recuesta apoyando los codos sobre el colchón y separa sus rodillas.

Mira el nudo de la corbata alrededor de sus manos.

No se ve muy complejo de quitar si se esfuerza un poco.

Pierde el hilo de sus pensamientos cuando él le comienza a acariciar el trasero.

-Ábrete un poco más por favor – le pide – y no te encorves. Quiero que se te vea bien el coño. Que se te parta bien rico.

Ella obedece. Y abre más las nalgas.

Él se pone detrás.

Ahora, sus dedos van marcando trazos circulares por sus glúteos.

En los bordes de su tanga.

Rozando su sexo.

Ana cierra los ojos y se deja llevar.

- Tienes un trasero delicioso - Dice él en voz baja

- ¿Te gusta? ¿Te gusta esta madura?

- Me encanta.

- Acaríciame el gallito bien rico.

Ella mira hacía el espejo lateral y puede verse a si misma en esa posición, casi que sumisa.

Esa idea y los dedos que ahora se enfocan en masajear alrededor de su ano, provocan que deje salir algo de líquido íntimo.

-Mmmmm, ya te estas mojando.

-Si. Para ti.

El cosquilleo es raro en esa zona.

Ana había tenido sexo anal antes y lo disfrutaba, pero nunca le habían masajeado alrededor.

El hombre lo hace con los pulgares.

Va presionando y haciendo pequeños círculos.

Ana se estremece.

El instinto la hace alejarse un poco cuando se activan sus nervios, pero la gratificación que se genera luego la hace volver a su posición.

Quiere más.

Es lo más relajante e intenso que ha experimentado y su amante parece disfrutarlo mucho.

-Acuéstate – Pide él

Ana trata de voltearse con dificultad con las manos atadas.

Allí acostada, puede ver la lascivia en la mirada del hombre.

Él le toma las manos y se las pone por encima de la cabeza.

Mira por encima de ella, hacia la cabeza de la cama.

Se muerde el labio y suspira.

-La idea era amarrarte bien a la cama. Pero vas a ser muy obediente y dejar las manos tal cual ya que no hay baranda.

Dicho esto, se deja caer sobre ella y se trenzan en un intenso beso.

La presiona con los labios.

La succiona.

La muerde suavemente y vuelve a succionar.

Presiona su cadera contra la de ella.

Ana puede percibir su miembro duro rozándola contra si.

Él entrelaza sus dedos con los de ella y presiona con más fuerza.

Tanto sus labios como su cadera.

A ella le falta el aire.

Se despega para tomar una bocanada.

Una corriente le sube por la parte trasera de su cuello mientras él le besa el hombro derecho.

Cierra los ojos para dejarse llevar por las sensaciones de su cuerpo.

Los besos van bajando.

Hasta su pecho.

Ahora, le acaricia los senos con las manos.

Detiene sus besos.

Ana no abre los ojos pero percibe que se ha incorporado.

El cosquilleo de sus dedos haciendo círculos alrededor de sus pezones la mantiene a la expectativa.

No los toca directamente.

Solo insinúa.

Esto la está volviendo impaciente.

Ella desea que se los toque.

No, que se los apriete.

Que la haga retorcer y mojar.

Él le lee la mente y se abalanza sobre su pezón derecho.

Lo atrapa con sus labios muy lentamente.

Cerrándolos como degustando una fresa sin morderla.

Despacio.

Hasta que lo tiene prisionero y succiona.

La corriente que se libera por todo el cuerpo de la mujer culmina en un gemido y en que abra los ojos para ver lo que pasa.

La imagen de un hombre más joven, con los ojos cerrados, chupándole su pezón con tanta pasión le causa una sonrisa de satisfacción inevitable.

Tanto que lo toma de la cabeza, aún con las manos atadas con la corbata, atrayéndolo más hacia ella mientras abre sus piernas como dejando que la penetre de forma invisible.

Se da cuenta que sus bragas están empapadas.

Ana vuelve a cerrar los ojos y respira profundo.

La música de fondo y las sensaciones de su cuerpo la relajan.

Él ya baja besándola por su abdomen.

Llega hasta sus muslos directamente.

Los roza con los labios.

Les da besitos.

Mordisquitos suaves.

Ella respira profundamente y deja salir el aire por sus labios entre abiertos.

Puede escucharlo hacer lo mismo.

Respirando.

No.

Aspirando.

Le aspira su sexo.

Tiene la nariz sobre su abertura.

La recorre de arriba abajo.

El cosquilleo la obliga a mover las caderas.

Como queriendo acomodarse para que él le haga sexo oral.

Si.

Ese es el deseo que la inunda ahora.

Cada movimiento que él hace la tiene a la expectativa.

Él la acaricia alrededor, la besa, la aspira pero aún no toca su clítoris.

Ana se ha mojado solo con la expectativa.

Ya le han corrido la tanga.

Y ahí esta en sus pensamientos cuando experimenta una sensación húmeda en su ano y que sube, lentamente, por su vagina hasta llegar a su clítoris.

Ana grita: Jueputa!

Él le repite el movimiento con más fuerza. Con toda su húmeda lengua, totalmente expuesta, muy lentamente.

Se asegura que ella sienta cada centímetro el desplazamiento que hace.

Ana se ve forzada a cerrar las piernas por la convulsión que le producen sus labios cerrándose sobre su clítoris.

Pero él no la suelta.

La succiona.

Ella es escucha el sonido que se la parece a cuando ella misma chupa un cono.

La succiona de nuevo y ella pierde el control de sus piernas, que lo atrapan con más fuerza.

Él no se detiene. Ahora, la presiona con las dientes.

La mujer no puede más que dejarse llevar y abre las piernas.

Trata de tomarlo con las manos, pero al estar atadas, no puede.

Solo las pone sobre su cabeza y le acaricia el cabello.

Es suave y se mete entre sus dedos.

Tal cual su lengua se mete entre sus labios vaginales.

Él está concentrado.

Ella también.

Se muerde los labios.

Suspira y cierra los ojos.

El resto de su cuerpo deja de ser relevante.

Ahora solo se es consciente de dos cosas: El intenso movimiento que hay sobre su vagina y del ardor que se expande al interior de su abdomen.

Una cosa va tomando más fuerza que la otra.

Cada vez más, está siendo dominada por el ardor en sus entrañas que se traduce en una sensación de orinar.

Ana siente como si se fuera a estallar por dentro.

Aprieta los dientes pero él, como si se diera cuenta, mueve la lengua con más rapidez.

Esto lo descuadra y le hace perder el control que trataba de lograr.

Finalmente, Ana se rinde y estalla por dentro.

Deja salir un chorro sobre su amante con toda fuerza que tiene.

Él no para, de hecho, presiona con más fuerza sus labios sobre su clítoris.

Ana se retuerce y trata de liberarse.

No se lo permite.

Sigue chupándola.

De nuevo, vuelve a explotar por dentro y dejar escapar el segundo chorro.

Estaba bañada en sudor y puede sentir que su entrepierna esta igual.

Él se detiene.Toma una toalla donde se lee el nombre del motel, 3D Suites, y se seca el rostro.

Se sonríe y levanta el mentón.

Es una sonrisa de satisfacción.Tira la toalla hacia un lado:

-Ahora me toca a mi – Dice él mientras remueve su pantalón.

maddog7

Soy hombre heterosexual

visitas: 1624
Categoria: Sexo con maduras
Fecha de Publicación: 2018-05-21 22:13:44
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1 Comentario

es sensual explícito cada detalle cuenta, vas muy bien sigue asi....

2018-05-23 16:09:46