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Hola a todos amigos de guía, de antemano agradezco el tiempo que se toman para leer este relato. Quiero aclarar que no soy escritor profesional, es más ni siquiera me considero un amateur del tema. Solo un aficionado a la leer las experiencias que en sitios como este comparte la gente como yo. Pido disculpas si no lo que esperaban pero es una historia ficticia; agradezco los buenos comentarios y las críticas constructivas que nos permiten a todos los aficionados seguir creciendo en su sueño gracias.

Esta historia comienza con nuestra protagonista; Rosa, una mujer de unos 29 años, de condición humilde. Ella una empleada doméstica de una lujosa casa logró con esfuerzo estudiar y realizar un técnico en secretariado, con la esperanza de una mejor condición laboral para ella; que le permitiera darle la vida que soñaba a sus 3 hijos. Separada del padre de los niños por motivos de infidelidades, era una luchadora y hacia lo que sea por sus pequeños. A pesar de sus 3 partos aún conservaba una linda figura, sus senos aunque no muy grandes y algo caídos seguían siendo llamativos a las miradas, masculinas y escondían en su centro unos hermosos pezones oscuros, casi, casi; de sabor y aroma a chocolate. Su vientre un poco flácido y con algunas marcas de sus embarazos no era su mayor atributo pero tampoco su peor defecto, tenía un culo grande, redondo de nalgas lindas de esas que te provoca apretarlas al verlas andar, y su vagina; ay dios mío; su vagina era grande de labios gruesos, de pliegues finos y de aroma embriagante, y ese clítoris rosado y brillante que la hacían sentir orgullosa. Un día su comadre le aviso de una vacante laboral para secretaria y asistente personal del abogado en la firma en la que ella también trabajaba. Muy feliz rosa alistó su hoja de vida, pidió permiso a su jefe, y aunque llena de dudas por ser su primera entrevista como secretaria, estaba decidida e iba con todo. Llego por fin el día de la entrevista y muy nerviosa se presentó, llevaba puesto un traje de color azul, que a pesar de no ser muy costoso hacia resaltar su belleza natural y su linda figura, su escote llegaba al punto exacto donde resaltaba sus senos, y la falda permitía apreciar ese culo grande y provocativo que tenía. Una voz masculina la invitó a seguir a la oficina y a tomar asiento, era un hombre de unos 35 años alto, blanco, de perfil ejecutivo (de esos que vemos en películas y series) era atlético y simpático, Rosa lo pudo notar. La pared estaba llena de títulos y una pequeña placa brillante resaltaba el nombre del abogado Mauricio Gálvez. Rosa atinó a pasar la carpeta blanca con los documentos, Mauricio los observó en silencio y solo levantó la mirada para lanzar una expresión que cayó como balde de agua helada a rosa - pero no tienes experiencia- ella se sintió rechazada incluso menospreciada, pero respondió con algo de tristeza -no, pero se cumplir órdenes- esas palabras entraron en los oídos de aquel hombre y despertaron esa mórbida malicia, se imaginó muchas cosas en pocos segundos, guardó un silencio un poco incómodo para Rosa y preguntó ¿qué estarías dispuesta a hacer por el puesto? -lo que sea- respondió ella sin titubear, ¿lo que sea? replicó Mauricio. Si señor, volvió a decir ella; esa era la respuesta que esperaba, le gustaba sentir el poder que ejercía sobre las demás personas y algo dentro de él le indicó que no podía dejar pasar esta oportunidad. Miró a Rosa y casi escaneando con su mirada las hermosas tetas de aquella mujer abrió su boca para decir –el trabajo es complicado y demanda mucho tiempo, además de eso tiene ciertos oficios adicionales que no sé qué tan dispuesta estés a hacer.- ¿oficios adicionales?, pensó Rosa, ¿qué clase que oficios señor? Pregunto ella –me gusta conocer a mis empleadas, y que me conozcan ellas a mí- dijo el abogado en todo muy misterioso, - y claro, que me consientan a toda hora.- El corazón de Rosa latía rápido, en su vientre una sensación de vacío la embargaba y sus manos empezaban a sudar. Sabía que por su mirada intimidante y su tono de voz diría lo que ella no quería que dijera. – Si quieres el trabajo tendrás que dejarte conocer- dijo Mauricio. Rosa entendió la referencia y un tanto molesta e indignada se levantó de golpe y caminó hasta la puerta decidida a irse. Puso su mano en la perilla y antes de girarla para salir escucho una frase que la hizo detenerse. Aquel hombre le dijo -piensa en tus hijos- ella sabía que el sueldo en este empleo sería ese pase a una mejor vida. Y resignada volteó, caminó frente a él y pregunto ¿qué tengo que hacer? Y sin más palabras la tomó con fuerza y la besó, al principio ella puso algo de resistencia, pero un mar de sensaciones la inundó, hacía mucho que un hombre no la tocaba, y la excitación lleno su entrepierna. Él seguía besándola y con su mano derecha acariciaba sobre la ropa sus tetas, las apretaba, las giraba y con una agilidad y destreza quirúrgica, quitó el broche del brassier de rosa y saco sus tetas, exponiendo unos hermosos pezones que apuntaba fijamente. Ella estaba metida en la fantasía, y ya sin tanta atadura moral, puso en la boca de Mauricio una de sus tetas. Este hombre sabe que lo hace, pensó ella. Era un maestro con sus labios y sus manos; chupaba sus pezones, los mordía suavemente, daba palmadas en los senos y casi sin avisar bajo completamente el vestido de Rosa. Se detuvo en sus caricias y liberó de entre la cárcel, que era su ropa interior en ese momento, una verga blanca, larga, de venas marcadas y una cabeza rosada y brillante que emanaba ese aroma místico de una buena verga. Tomó la mano de Rosa y la puso sobre su miembro erecto y grande. Ella lo apretó, sintió ese calor de un buen macho, sabía que vendría lo mejor; se arrodilló y lamió la verga de su hombre, lo metió de a pocos en su boca y empezó una mamada magistral de esas que estremecen a cualquiera y hacen temblar las piernas. Lo metía, lo sacaba, lo chupaba con fuerza, estaba poseída por la lujuria; al punto que Mauricio tuvo que detenerla para evitar eyacular en su boca, quería que ese momento no acabara tan rápido. La levantó y la llevó hasta un sofá en cuero negro que tenía en su oficina y sentó a Rosa; allí se acuclillo y corrió la húmeda tanga negra de ella, acercó su nariz para deleitarse con el dulce aroma, y poder observar tan deliciosa cuca, paso su lengua por los lados de la vagina y procedió a dar esa chupada de cuca tan placentera que era casi exclusiva de este hombre; lamía el clítoris, metía la lengua en la vagina abierta de Rosa, chupaba con fuerza los labios de ella, recorría cada pliegue, ya dentro de la vagina con su lengua hacia una especie de espiral que volvía loca a Rosa, era demasiado para ella y sintió como un orgasmo y un chorro llenaron su vagina y salieron de su ser de una manera que ya casi no recordaba, era lo máximo se retorcía, gemía, temblaba, y salpicaba con su squirt a su hombre; está lista y quitó de su alma y su cuerpo un peso y una arrechera que tenía desde hacía mucho tiempo. Él por su parte disfrutaba de su éxito y mientras intentaba secar su cara de los fluidos de aquella dama sintió como Rosa salto del elegante sofá y de un tirón lo lanzo sobre aquel mueble y sin tregua alguna tomó su verga y la metió en su cuca húmeda, caliente y roja. Cabalgaba como estrella porno, de arriba abajo, adelante y atrás giraba sobre la verga de Mauricio, pasó un rato y la puso en cuatro. Empezó unas embestidas brutales, estaba como un demente, era un salvaje, daba palmadas en su culo redondo, mientras se acercaba a los oídos de su amante y entre jadeos y respiraciones cortas decía – eres la putica de papá, eres mi perrita, me encanta tu cuca, jueputa el mejor polvo que me he echado- estas palabras hicieron eco en la mente de rosa que sentía como escurría por sus piernas los fluidos tibios de su vagina. Sabía que otro orgasmo se acercaba y giró su cabeza para pedirle a su macho que le diera más duro, - párteme la cuca papi, hazme acabar, dale verga a tu perrita, te lo suplico hazme venir por favor.- esta última frase fue la cereza de ese postre; Mauricio un dominante a morir sintió ese poder que lo llenaba y sin mediar palabra halo el cabello de Rosa y le dio tan duro que sus huevas golpeaban el clítoris de Rosa casi como una palmada. Y sin más ella dejo salir otro orgasmo que mojo el sofá, el piso, y la hizo que sus piernas fallaran. Casi se cae pero pudo sentir la espesa leche de su amante entrar en sus entrañas, y el grito cortado de este hombre descargando su néctar dentro de ella. Fue extraño pero delicioso, y un silencio llenó el recinto y solo la respiración de ellos era lo más notable. Quedaron un par de minutos inmóviles en el mueble esperando a que la verga de Mauricio fuese perdiendo dureza y se saliera por acción de los pequeños espasmos que quedan en la vagina después de un buen orgasmo. Se repusieron de tan magnifica faena, y empezaron a vestirse mientras él con una sonrisa de súper ego y victoria la miro y le dijo – te espero el lunes- ella salió de aquella oficina sabiendo que esta era su mejor iniciación.

Gracias.

amy03

Soy hombre heterosexual

visitas: 484
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2018-05-25 16:28:47
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