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5 largos años

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Viernes, Diciembre 1 de 2017

Bogotá, 7 pm

El orgasmo me sacudió a pleno. Sentí ese delicioso corrientazo viajar por mi cuerpo de pies a cabeza y de paso cubrirme con su manto de intenso placer. Me parecía flotar sobre esa cama cómplice del motel de Chapinero donde después de 6 meses de sequía y soledad, volvía a disfrutar de las mieles de un buen polvo y un delicioso y exquisito orgasmo con alguien especial. Y mi sexo y mi cuerpo así lo apreciaban y así lo deseaban.

Los roncos gemidos de Arturo y su respiración entrecortada me confirmaban que para él, también lo era. Lo abrace fuertemente por su espalda sudorosa, mientras mis piernas, bien abiertas, lo apretujaban y se aferraban a su cadera, mientras el encima mío en posición misionero, se sacudía salvajemente sobre mi cuerpo dejando que su verga firme machacara mi sediento tesoro, libre de todo yugo sentimental. Nuestros desnudos cuerpos se posaban uno sobre el otro dejando la piel expuesta a nuestros antojos.

-“Raquel… Raquelita… mamasota linda … me vengo… me veng…. Aaaaarrrrgggghhhhhhhhhhh…”

Su estruendoso y quejumbroso grito lo escuche perfecto en mis oídos mientras su cabeza caía recostada contra la mía y los 85 kilos de su cuerpo no podían soportan más el peso de ese momento, dejándose desvanecer sobre mi cuerpo desnudo, al sentir que su madura verga atrapada en lo profundo de mi vagina estaba a solo segundos de sucumbir después de 5 años de larga y paciente espera.

Su varonil pecho, cubierto de vello, cayó sobre mis vanidosos senos aplastándolos mientras el mecía magistralmente su pelvis encima mío y su cadencioso movimiento pélvico me entregaba esa intensa sensación de placer al mismo tiempo que su erecta verga, atrapada en lo profundo de mi vagina, bailaba al ritmo de ese lujurioso eco acuoso de mi empapado sexo cubierto de flujos vaginales y su varonil y firme miembro entrando y saliendo de mi tesoro.

Los movimientos enloquecidos de su abdomen moviéndose magistralmente sobre el mío se detuvieron de repente y con torpeza y sin delicadeza me hundió aún más toda su verga hasta la profundo de mi sexo, como queriendo asegurarse que la hinchada cabeza de su madura verga tocara y se acomodara en mis más profundas y oscuras entrañas.

Me queje al sentir como la inflada y voluminosa cabeza de su pene se ocultaba unos centímetros más adentro de mi sexo, como queriendo abrir con torpeza aún más las estrechas paredes de mi vagina. Obviamente su verga no tenía condón y yo la sentía perfecto toda adentro mío.

Abrí mis ojos y mi boca y deje expresar mis deseos mientras veía como en el techo de la suite del motel, el espectacular y hermoso espejo pegado arriba dejaba entrever como mi cuerpo desnudo, acostado boca arriba sobre esa cama era virtualmente aplastado por los 85 kilos del cuerpo desnudo de Arturo.

-“Ayyyyyyyyy… dioooooossssss…. Arturoooooo…..”, grite con rabia y placer abrazándolo más fuerte y bajando mis manos sudorosas sobre su cuerpo para posarse sobre sus obesas nalgas y acompañarlo en tan especial momento.

Su cuerpo se detuvo y lentamente sus nalgas se empezaron a contraer parsimoniosamente, mientras el gemía mi nombre sin compasión expresándome lo especial que se sentía después de tanto tiempo deseando ese masculino orgasmo.

-“Raqueeel… Raqueeel… Raqueeelitaaaaa… que ricooooooo”, repetía el quejándose y gimiendo a gritos.

Casi de inmediato, comprendí que había tomado la decisión correcta esa tarde de Viernes cuando Arturo me había invitado a que nos tomáramos algo después de la oficina, y en sus ojos de hombre, compañero de oficina y amigo, veía claramente los deseos que tenia de invitarme a un motel, después de 5 años de larga espera.

Me sentí rara. Llevaba 6 meses sin sentirlo y vaya que lo disfrute en ese instante.

Al principio esa percepción de delicioso ardor en mi vagina. Luego esa delicada y exquisita sensación de intenso calor que llenaba mi sexo. Apreté con rabia y pasión sus desnudas nalgas y seguí acompañando sus pausados y lentos movimientos orgásmicos mientras su verga entera permanecía toda enterrada en mi vagina y sus dos veteranas guevas bombeaban y vomitaban sin compasión ni pena esa primera brutal derramada de varonil leche en lo profundo de mi sexo.

Su fresco y primer bombazo de ardiente semen llenaba lentamente mi tesoro y sin poder mediar palabra sus gemidos grotescos me decían que después de tanto tiempo finalmente su sueño era una realidad. Al cabo de 60 segundos me sentía rara y adorada. Percibía inundado mi sexo, lleno del caliente semen de un hombre que me deseaba, después de 6 meses separada y libre de toda culpa.

Ese Viernes completada 180 días separada de Mauricio, mi ex, y ahí en esa deliciosa y cómoda cama de la suite de un motel de Chapinero, rompía mi sequía y mis lamentos de mujer caleña, para volver a recordar y disfrutar de las mieles de un delicioso orgasmo. A mis 32 años de edad, volvía a abrir los ojos a la vida y abría mis piernas a ese nuevo capítulo, ahora como mujer libre y divorciada. Encima de mí con su verga enterrada en mi vagina vomitando esa primera carga de espesa y veterana leche, Arturo, de 42 años, 10 años mayor que yo y gran amigo de Mauricio, mi ex, me entregaba sin pesares ni excusas, 5 años de deseo sexual reprimidos.

Me parecía increíble que ese generoso costeño, amigo de la infancia de Mauricio, mi ex, aquel que me presento en el 2012 y que por 5 años cultivo una sana y hermosa amistad conmigo, estaba encima mío, desnudo y con su deliciosa verga barranquillera enterrada entera en lo profundo de mi vagina, vomitando ese brutal bombazo de espesa leche hirviente dentro del apretadito sexo de la sexy exesposa caleña de su mejor amigo.

Finalmente el cuerpo de Arturo se detuvo y sus nalgas pararon por completo su cadencia. Su sudoroso cuerpo quedó inmóvil y estático, y solo se sentía en la alcoba su entrecortada respiración y sus gemidos cortos y placenteros. Adentro de mi sexo, reposaba ya entera esa primera brutal eyaculada del hombre que en estos 5 años siempre me miro como la joven, sexy y hermosa esposa de Mauricio, su gran amigo.

Qué momento tan especial para los dos.

En silencio deje que mis manos recorrieran lentamente sus nalgas, su cadera y lo abrace por la espalda cariñosamente, sin repudiar ni darme asco al sentir como su cuerpo lavado en sudor, me aplastaba mientras mi vagina hervía rebosante, llena del blanco y viscoso esperma del mejor amigo de Mauricio, mi ex. Ni él ni yo cruzábamos palabra. No era necesario en ese momento.

Mis manos seguían acariciando su espalda, bajando por su cadera y repasando sus obesas nalgas, limpiando el sudor que emanaba de su madura piel, mientras esporádicamente sus contracciones orgásmicas me recordaban que su verga, atrapada en su totalidad dentro de mi sexo, terminaba de escupir los últimos chorros de su leche. Pasaron casi 2 minutos de absoluto silencio, donde solo se escuchaba sus cortos quejidos y su respiración contenida ahí justo en mis oídos, con su cabeza recostada al lado de la mía. Para mi algo muy especial, ya que llevaba 6 meses sin acariciar la espalda sudorosa de un hombre, acostado encima de mí mientras su verga permanecía atorada en lo profundo de mi vagina. Finalmente, Arturo tuvo las fuerzas para hablar y expresarme lo que acababa de ocurrir en lo profundo de mi estrecho y bien femenino sexo:

-“Ayyy.. Raquelita mamasota… ufff…. que derramada tan deliciosa que pegue adentro tuyo…”, confirmo el mis sospechas.

-“Llevaba 5 años sonando con este instante”, agrego el susurrándome al odio mientras su desnudo cuerpo aun me aplastaba.

No dije nada. No le respondí. Sabía que lo que decía le salía del corazón.

-“Y hoy verla con esa faldita roja mostrándome esas piernas y ese culo tan divinos, me torturaba saber que Mauricio la dejo sola y abandonada sabiendo que más de hombre le iba a caer a usted encima de una pa’comersela… usted tan bacana que es y con ese cuerpazo... ahora mujer separada...”, dijo el de nuevo.

-“Y claro, yo sabía que dejarle esa cuquita llena de semen es tarea de un hombre muy afortunado”.

Su cabeza se movió hacia la mía y con mis ojos abiertos vi sus ojos brillantes y vidriosos acercarse a los míos. Cerré mis ojos y nuestros labios se unieron de nuevo en ese enternecedor y apasionado beso que me sacudió por 30 segundos mientras que sus manos recorrían mis piernas y mis muslos, mientras su verga aun reposaba atrapada en mi sexo muy seguramente botando y escupiendo las ultimas gotas de su maduro esperma.

Llevaba más de 6 meses sin recibir un beso tan especial y representativo. Y mucho más viniendo de un amigo tan único y característico, 10 años mayor que yo, divorciado, atento y cariñoso. Sus gruesos y masculinos labios se confundían con los míos mientras nuestras lenguas se abrazaban y enredaban en ese baile de pasión y desahogo. Abajo, entre mis piernas, mis gruesos labios vaginales se atoraban con esa firme y veterana verga que los atragantaba mientras mi sexo yacía inundado con su caliente y fresco semen. Nuestros lenguas se separaron y su cuerpo se levantó pesado sobre el mío viendo como su cabeza se agachaba de nuevo para besarme y lamerme suavemente los senos.

-“Que tetas tan ricas”, dijo el mirándome mis pechos naturales 36C y tocándomelos generosamente.

De inmediato sentí como su firme miembro masculino empezó a salir de mi sexo levantando su pesado abdomen. Sentí un rio de fluidos brotar de mis entrañas y me sentí rara al percibir como el semen de Arturo salía de mi sexo rebosante, mientras el miraba mi tesoro ardiente y como mis dos hinchados labios vaginales eran la puerta al cielo. Sin perder un segundo él se agacho, coloco su cabeza entre mis piernas y empezó a recorrer con su lengua mi sexo, lamiendo y mordiéndome el clítoris y jugando con sus dedos empapados de su semen y mis fluidos de mujer. De inmediato, sentí como uno de sus mojados dedos se introdujo atrevidamente en mi ano y me recordaron que mi pompis de mujer caleña vanidosa llevaba 6 meses sin dueño. Y vaya ocasión, para celebrarlo.

Me sentí una reina allá en lo más alto del trono.

Mientras su áspera lengua recorría delicadamente mi clítoris, jugando con él a su antojo, el dedo índice de su mano derecha se empezó a mover más rápido entrando y saliendo del hoyo de las pasiones masculinas, y el semen y mis fluidos vaginales empezaron a lubricar naturalmente mi bien oculto tesoro. Pasaron 2 o 3 minutos, tiempo suficiente para encender en mi ese lado oscuro de mujer valluna y de paso, disfrutar de esa extraña sensación de tener un dedo en mi ano, después de más de 6 meses de sequía.

-“Póngase en cuatro... y déjeme consentirle esa cuquita de reina”, dijo Arturo levantándose abruptamente de la cama mirándome a los ojos.

Me voltee y le di mi espalda, ya que sabía que era la mejor forma de romper la dolorosa tusa de la separación de Mauricio, mi ex. Y qué mejor que darle a Arturo, su mejor amigo, el placer de romper la rutina y dejar 5 años de amistad a un lado. Por allá en el 2012, Arturo, gran amigo de Mauricio me ayudo a conseguir ese puesto que me dio la entrada a un importante banco. 5 años después, quedaban atrás esos 60 meses de sana amistad y compañerismo. Ahora, era tiempo de agradecer a mi manera por los favores recibidos. Me acomode y deje que mi cabello cayera sobre mi cara. Quede en cuatro, al mejor estilo perrito dejando expuesta mi espigada y bien moldeada cola y mi sexo lleno ya de su semen, a los más atrevidos deseos de Arturo. Atrás mío el coloco sus manos sobre mi cadera. Acto seguido sentí como sus manos se posaron sobre mis vanidosas nalgas y sentí como me las abrió con delicadeza.

-“ufffff… diosito lindo… miren este par de bellezas…”, dijo Arturo agachándose de nuevo y colocando su lengua de nuevo en mi clítoris, para lentamente subir hacia el oscuro asterisco de las pasiones masculinas y colocar sin pena, ni asco, su lengua sobre mi ano y dejar que se introdujera en mi pompis un par de milímetros, dándome ese fantástico beso negro que como un rayo de 100000 voltios me sacudió entera de pies a cabeza.

-“No te imaginas cuantos en la oficina envidiábamos a Mauricio… 5 años al lado tuyo, de día como tu orgulloso esposo… y de noche, poniéndote las manos en ese cuerpo, quitándote esa ropita y luego comiéndose esas deliciosas tetas y metiéndote la verga hasta el fondo en esta cosota”, comento el dejando pasar de nuevo su lengua sobre mi gruesos labios vaginales, mordiéndome sutilmente el clítoris y subiendo su cabeza un poco para repasar con su áspera lengua el asterisco de mi ano.

-“2012… Abril... cuando Mauro te presento en mi apartamento... me acuerdo perfecto que tenías esa faldita verde y mostrando esas nalguitas de ensueño… 2013, el cumpleaños de Mauro... tenías un pantalón rojo apretadito... se te veía ese culo suntuoso... como envidie a Mauro esa noche… 2014, Mayo, el paseo a Girardot con los de la oficina… tenías esos legings negros… me acuerdo como los amigos tuyos y yo te mirábamos con desparpajo esas nalgas tan divinas y tu escote mostrando esas tetas tan hermosas y a Mauro no le importaba ni cinco… 2015, el día de la ciclovia en semana santa y tú con ese pantalón deportivo de lycra azul… dios mío, que tortura viéndote ese culo… 2016, Junio 23, inolvidable, el día del cumpleaños de Tatiana, tu falda corta blanca y ese trasero tan rico que se te veía, se te notaba la tanguita perfecto… y el pasado mes de Agosto, el Domingo del asado con la casa del Doctor Ramírez, tu sola, ya separada y sin Mauricio, estabas con el pantalón de lino negro apretadito luciendo majestuosamente a la perfección este par de nalgas de diosa… jamás olvidare esa tarde, Raquel de pie hablando con los manes de Finanzas que te cayeron como chulos hambrientos y yo sentado atrás en el patio mirándote ese culo de reina cuando se me acerco el Doctor Ramírez y pronuncio esa lapidaria frase que aún me duele por ser tan real... él me dijo que Mauricio había sido muy guevon e imbécil por dejar sola a una mujer de tu carisma, con tu espíritu tan alegre y con esas tetas, esas piernas y ese trasero tan perfectos... él dijo que ahora que estas separada se preguntaba cuántos hombres te ven como un objeto sexual, deseando llevarte a un motel para devorarse entero ese par de tetas, dejarle esa chochita llena de semen y de paso meterle el pito por entre ese culazo me dijo el Doctor Ramírez… no me imagino la derramada que se pegara ese man que se coma a Raquel”, término su discurso Arturo colocando su cabeza en medio de mis nalgas para empezar a lamerme de nuevo mi hinchado clítoris salpicado de su semen.

Escucharlo hablar con tanto detalle y precisión de estos eventos pasados en los últimos 5 años me hicieron dar cuenta de lo pendiente que él estaba de mí y de lo encendido que lo tenía mi cuerpo de mujer caleña, 10 años más joven que él y ahora libre de enredos sentimentales.

-“Y el doctor Ramírez tenía razón… que eyaculada tan rica la que me pegue adentro tuyo”, comento Arturo.

-“Si.. el Doctor Ramírez tenía razón.. tres de los de Finanzas llevan pidiéndome moteleada desde que me separe de Mauro.. pero solo los amigos especiales pueden hacer su sueño realidad”, le respondí dándole la espalda y acomodándome de nuevo en cuatro, al estilo perrito.

-“Te la puedo meter por el culo mamasota?”, pregunto él.

-“No… no se puede”, le respondí.

Luego pensé en Mauricio y en estos 5 años de matrimonio roto por la infidelidad de un hombre débil y miserable, que se alardeaba de tener como esposa a una sexy y joven caleña, emprendedora y orgullosa de su voluptuoso cuerpo de gimnasio. Esos 5 años de experiencias vividas al lado de Mauricio pasaron raudos por mi cabeza mientras deje salir libre ese gemido de intenso placer, mientras los 17 cm de la veterana y madura verga de Arturo, ese especial amigo de la oficina, volvían y se empezaban a esconder lentamente en medio de mi dilatada vagina. Sentir como su verga se escondía sin pena ni gloria y las paredes de mi empapado sexo se estiraban de nuevo para darle paso a un nuevo invitado que se disponía a satisfacer 5 años de deseo sexual reprimidos por el hecho de que yo era una mujer casada. Eso claro, ya había cambiado.

-“esta es la posición ideal pa’comersela a usted mamasota linda… con ese culo tan divino no me imagino a Mauro montándosela así estilo perrito todas las noches”, dijo Arturo colocando sus manos sobre mi cadera y empezando a sacudir su obesa pelvis contra mis nalgas.

Cerré los ojos mientras la firme y dura verga de Arturo empezaba de nuevo a martillarme la vagina sin piedad, al mismo tiempo que mi cuerpo se empezaba a sacudir cadenciosamente sobre esa cama del motel, mientras ese amigo cercano se montaba y se culeaba a la sexy ex de Mauricio y de paso le hundía su masculino miembro allá en ese sitio donde por largos 5 años su veterana verga siempre lo deseo.

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Domingo, Diciembre 10 de 2017

11:10 am

10 días después de esas 2 horas de sexo salvaje en ese motel al lado de Arturo, abro las puertas de nuevo a mi vida y aun nuevo rumbo. Claro, después de 6 meses de sequía valía la pena.

Baje a la portería del conjunto de la mano de Daniela, mi hija de 4 años, producto del amor y la entrega de Mauricio cuando decidimos caminar juntos como pareja desde el año 2012.

Ahí en la entrada del conjunto residencial donde vivo en el norte de Bogotá estaba el, esperándome al lado de su flamante carro y agachándose para abrazarla. Daniela corrió hacia su papa con felicidad y gritos infantiles.

-“Hola, como estas?”, me saludo Mauricio tomando a Daniela de la mano.

-“Bien, gracias… estaré hoy donde mi mami… te llamo cuando este de regreso para que me la traigas”, le respondí tajante con tono cortante.

Mauricio no dijo nada pero me miro de arriba abajo. Note en su mirada cierto arraigo mezclado de envidia, tristeza y buenos recuerdos.

Ese Domingo en la mañana lucia mi pinta deportiva y el ajustado pantalón de lycra azul moldeaba a la perfección mis tonificadas piernas y destacaba con entera cabalidad mis bien suntuosas, espigadas y redondas nalgas de mujer valluna.

Cubriendo mi torso un escotado y apretado body top deportivo verde mostraba con orgullo mis voluptuosos senos naturales 36C y dejaba expuestos a la mirada atrevida de los hombres ese par de melones de lo que yo, vanidosa, portaba con orgullo.

-“Vas para el gimnasio?”, me pregunto Mauricio.

-“No… fuimos esta mañana a la ciclovia con Daniela, y el Doctor Ramírez que me acompaño”, le respondí con tono sarcástico a Mauricio.

-“Bueno, cualquier cosa me llamas… chao mi Dani”, agregue levantando mi mano derecha y viendo como mi hija me correspondía, ya acomodada en la parte trasera del carro.

Cuando me voltee de regreso de camino a la unidad 3 donde vivo, sentí como la mirada de Mauricio se quedaba impune puesta sobre mis espigadas y redonditas nalgas mientras me alejaba de él. Sentí como sus ojos me recorrían de arriba abajo y en silencio y a la distancia yo parecía leer su mente, mientras él se daba cuenta con envidia y dolor, que mi cuerpo, 6 meses después de separada, aún conservaba intacto esas generosas y bondadosas cualidades de mujer caleña sexy, atractiva y gloriosa. Claro, ahora yo era libre de escoger con quien compartir mis ocultos deseos.

2 minutos después entre a mi apartamento y allí estaba el, de pie y junto a la ventana esperándome y como incomodo por la situación.

-“Todo bien Raquel?... si quieres nos vemos otro día, si te sientes incomoda... no hay problema, yo lo entiendo… yo lo he vivido igual”, me dijo el Doctor Ramírez mirándome a los ojos.

-“No fresco Doctor… ya Mauricio se fue con Dani... todo bien”, le respondí caminando por la sala hacia la cocina.

-“Ahora si se toma un juguito?”, le pregunte volteando mi cabeza sin aviso hacia él.

La mirada y los ojos del doctor Ramírez estaban puestos de nuevo sobre mis nalgas, expuestas majestuosamente por la apretada lycra azul que tanto le gusto a él esa mañana en la ciclovia. Parecía que Arturo no fue el único hombre encantado con la sexy y ajustada prenda deportiva.

Igual, a él le pareció importarle cinco centavos el hecho de que yo lo miraba y me daba cuenta que la ajustada lycra deportiva lo mortificaba sin dolor.

-“Si claro... gracias Raquel”, me respondió el finalmente levantando su cabeza.

Me sentí rara e incómoda de nuevo. Sin disimularlo toda la mañana, los ojos inescrupulosos del Doctor Ramírez, mi jefe en el banco, recorrían mi cuerpo de arriba abajo a sus antojos. Mis senos, mi cadera, mis tonificadas piernas y obvio, mi bien moldeado trasero fueron objeto de su tortura matinal ese Domingo, en el que él, sin rollos de ninguna clase se ofreció a acompañarme a caminar en la ciclovia al lado de Daniela, mi hija.

Sentí un poco de pena al lucir ese Domingo mi ajustado pantalón de lycra azul, el cual moldeaba a la perfección mi bien trabajado trasero de gimnasio, y la deportiva prenda destacaba gloriosas mis nalgas, las cuales sobresalían de mi cuerpo como un apetitoso durazno que obvio atraía las miradas masculinas y despertaba en ellos sus más oscuros deseos. Arriba, mi escotadito top mostraba generosos mis pechos 36C y mis senos lucían atractivos a la lengua sedienta de un hombre maduro. La ajustada prenda deportiva moldeaba perfecto mis atléticas piernas y las destacaba sexys y portentosas.

Y ahora, de regreso al apartamento, su mirada madura y experimentada, más atrevida, pedía ya a gritos liberar esos deseos reprimidos por tanto tiempo hacia su atractiva secretaria de gerencia, 15 años más joven que él.

-“Hace 8 años, recién divorciado pensé que se me caía el mundo, pero supe entender con el tiempo que los amigos especiales, esos que valen la pena conservar, son la mejor herramienta para salir adelante en momentos difíciles”, me dijo el acercándose a mí en la cocina y colocándome su mano derecha sobre mi espalda.

-“Así que vive tu vida al lado de Daniela, lucha por ella y deja que el tiempo sane las heridas… que los amigos estaremos ahí siempre a tu lado, sin condiciones, apoyándote Raquel”, termino el su mágico discurso que toco lo profundo de mi ser dándome cuenta que también soy un ser humano sensible que necesita cariño y una relación cercana que me llene.

-“Y una persona como Raquel vale la pena conservar como compañera de oficina y amiga”, comento el recibiéndome el jugo y mirándome los senos a través del escote.

-“Si, es muy cierto Doctor... palabras sabias las suyas y gracias por estar tan pendiente de mí y de Daniela... algún día se lo voy a pagar”, le respondí pasándole su jugo y saliendo de la cocina camino hacia mi alcoba.

-“Y perdóname Raquel meterme en tu vida privada, pero la verdad es que aun no entiendo, ni jamás entenderé las razones que tuvo Mauricio para apartarse de ti… con ese carisma tuyo, con ese espíritu de guerrera que tienes, ese encanto de mujer que eres… y con el debido respeto tuyo y excúsame si soy grosero… pero es que ese cuerpazo de Raquel atrae muchas miradas, incluyéndome en esa lista de admiradores silenciosos… vi desde la ventana como Mauricio te observaba en el parqueadero cuando caminabas hacia acá de regreso… para él, verte otra vez con esa pinta de hoy, mostrando a la plenitud esos bien generosos atributos físicos tuyos, típicos de caleña, él tiene que estar bien arrepentido torturándose e imaginándose cuantos hombres estarán cayéndote para entrar en tu vida”, agrego él.

-“Esos primeros 6 meses después de la separación de Angela, mi ex, en el 2009, no sabes cómo me mortificaba imaginármela a ella saliendo de minifalda los fines de semana con amigos y conocidos, todos cayéndole como chulos y animales hambrientos a su presa… … para mí fue muy duro enterarme después que uno de mis clientes, uno de los proveedores del restaurante de Ibagué y un par de los que yo llamaba ‘amigos’, se motelearon a Angela cuando estábamos recién separados… y ella feliz viviendo a pleno su vida de mujer divorciada acostándose con ellos…”, termino el Doctor Ramírez su comentario.

Me sorprendieron sus palabras y me voltee hacia mi jefe.

Obvio sus maduros ojos puestos en mi cuerpo sin displicencia ni compasión, ya más tranquilo por hacerme publico la notoria atracción que sentía hacia su seductora secretaria.

-“Fue una decisión mutua que tomamos y ya no hay marcha atrás Doctor… y gracias por compartir conmigo esas cosas tan personales de su divorcio, y si, le soy honesta y franca, tengo a un montón de gente del banco y amigos invitándome a salir ahora que estoy separada, claro, solo quieren aprovecharse del momento ahora que Mauro ya no hace parte de mi vida… y rico saber que mi jefe hace parte de esa lista de admiradores no tan secretos… claro, usted está entre los primeros”, le respondí sonriente y coqueta.

Recordé perfecto las palabras de Arturo el pasado martes en el motel de Chapinero cuando él me conto lo que el doctor Ramírez opinaba de mí, de mi separación de Mauro y de cómo mi cuerpo era un dije de oro del cual un grupo de hombres del banco donde trabajábamos lo veían como algo digno de lucir y poseer.

Yo sabía lo que yo quería y claro, yo sabía lo que él quería de mí.

-“Me esperas a que me duche y te invito a almorzar”, me voltee hacia el doctor Ramírez que caminaba detrás mío hacia la sala, sabiendo que sus ojos estaban puestos en mi refinado trasero.

-“Si claro Raquel.. no hay afán.. si quieres yo voy a mi apartamento a cambiarme, arreglarme y vengo por ti en una hora a recogerte”, me respondió el.

5 segundos de dudas y silencio pasaron y de inmediato recordé sus sabias y mágicas palabras.

-“O te atreves a acompañarme en la ducha?”, le pregunte sonriendo con suspicacia y atrevimiento, sosteniendo mi respiración esperando una respuesta positiva de su parte.

25 minutos más tarde el orgasmo me sacudió a pleno. Sentí ese delicioso corrientazo viajar por mi desnudo y húmedo cuerpo de pies a cabeza y de paso cubrirme con su manto de intenso placer. Me parecía flotar allí de pie recostada sobre la pared de la ducha cómplice de mi apartamento donde después de 6 meses de sequía y soledad, volvía a disfrutar de las mieles de un buen polvo dominguero y un delicioso y exquisito orgasmo con alguien especial.

Los roncos gemidos del Doctor Ramírez y su respiración entrecortada me confirmaban que para él, también lo era. Me recosté sobre la húmeda pared colocando mis brazos como soporte y me agache un poco más, mientras mis piernas entreabiertas, le permitían a él, apretujado y con sus manos húmedas y resbaladizas, aferrarse a mi cadera, mientras detrás mío, su abdomen y mis femeninas nalgas se fundían en un solo abrazo y él se sacudía salvajemente sobre mi cuerpo dejando que su madura y veterana verga firme machacara mi sediento tesoro, libre de todo yugo sentimental. Nuestros húmedos y desnudos cuerpos se juntaban uno sobre el otro dejando la piel expuesta a nuestros antojos. Mi cuerpo y el del doctor Ramírez se sacudían al ritmo que su abdomen golpeaba mis nalgas, al mismo ritmo que su verga clavaba mi tesoro.

-“mamasotaaaaaaaaaaaaaaaa… Arghhhhhhhh…”

Su estruendoso y quejumbroso grito orgásmico se escuchó perfecto sobre el apartamento mientras su cabeza se levantaba sobre el techo de la ducha y sus débiles piernas parecían que no podían soportan más el peso de su cuerpo en ese momento, dejándose desvanecer sobre mí, estrujándome torpemente contra la pared de la ducha al sentir que su madura verga atrapada en lo profundo de mi vagina finalmente sucumbía después de 3 años de larga y paciente espera. Claro, su flamante verga madura no tenía condón y mi estrecho tesoro la disfrutaba a pleno entrando y saliendo frenéticamente.

Arriba de mi cabeza el placentero chorro de agua caliente nos bendice mutuamente y deja caer sus estruendosas gotas de vida sin compasión ni criterio sobre los cuerpos desnudos de mi jefe y yo, mientras los dos nos entregamos a satisfacer necesidades sin límites.

Abajo entre mis piernas, atrapada en mi vagina, la erecta verga del doctor Ramírez explota finalmente bombeando a plenitud sus hirvientes gotas de vida sin compasión ni criterio llenando por primera vez con su espesa leche mi desnudo y estrecho sexo, mientras que los dos nos entregamos a satisfacer nuestros reprimidos deseos sexuales.

Tirados en el piso del baño estaban, como mudos testigos de ese nuevo capítulo de mi vida, mis tenis reebok, mi body top verde, mi brassier deportivo, mi ajustado pantalón de lycra azul y mi tanga blanca, todos rapados de mi cuerpo mientras el Doctor Ramírez, después de 3 años deseándolo, finalmente ponía todas sus manos sobre mí, sin condiciones, y lentamente me desnudaba antes de entrar a la ducha.

… 3:31 pm

Llueve ligeramente en Bogotá y las gotas de lluvia golpean la ventana de mi alcoba.

Miro la foto de Mauricio, Daniela y yo puesta sobre la mesita del televisor en frente mío y por un momento hago una pausa y pienso en ellos. Nos la tomamos en Aruba cuando estuvimos de vacaciones de navidad en el 2016, hace justo un año. Me di cuenta que era tiempo de seguir adelante, al lado de los amigos que valían la pena. Allí, impávida la foto de mi hija era mudo testigo de ese nuevo capítulo para Raquel, su madre. Allá al fondo, Daniela, mi bella hija, luce sonriente en esa foto llena de gratos recuerdos. Y yo, su madre, luciendo un sexy bikini amarillo aparezco abrazada de Mauricio quien pone su mano sobre mi cadera, como mostrándose orgulloso antes los turistas, por tener la fortuna de disponer de mi cuerpo a su antojo. El diminuto bikini amarillo expone mis voluptuosos y exóticos pechos y allí, en esa foto, más de un turista pone sus ojos en mis generosos y femeninos atributos físicos de mujer colombiana. El diminuto bikini expone mis nalgas a sus anchas y en la foto se observa como mis piernas, mi cadera y mi cola son dignas de un hombre afortunado.

Completamos ya casi dos horas dejando que nuestros cuerpos desnudos satisfagan esos amplios deseos mezclados. Allí en mi cama, me cuerpo se entrega a cumplir lo que él quería y cambiándome de posición una y otra vez acepto sin condiciones para acomodarme a cumplir sus masculinos sueños. Obviamente, me encanto verle la cara al Doctor Ramírez a través del espejo de mi alcoba, mientras yo, acomodada en cuatro, estilo perrito, como una mujer libre, le entregaba mi tesoro para que él, montado como un toro de casta atrás mío, me lo machacara a sus anchas y gritara al Todopoderoso su orgasmo mientras sentía como su verga explotaba enterrada en mis entrañas mientras repetía una y otra vez que verme desnuda, en cuatro, era la posición ideal para pasar la noche entera conmigo.

Ahora, acostado sobre mi cama, el cuerpo desnudo del doctor Ramírez yace extendido a sus anchas boca arriba. Sentada sobre su abdomen permanezco encima de él, moviendo mi cadera cadenciosa y rítmica dejando que mis piernas abiertas y dobladas se balanceen sobre su cuerpo. Atrapada en mi sexo, la verga erecta del doctor, sin condón, yace aun enterrada y su espeso semen y mis brillantes fluidos escurren lentos de mi vagina. Montándome su verga tengo el control de su cuerpo y satisfago a pleno las necesidades de un buen, femenino y complaciente orgasmo. Abajo, en lo profundo de mi sexo yacen 4 bombazos de su madura leche y en su cara de éxtasis masculino se le nota el intenso placer que siente al tener a su sexy secretaria caleña, 15 años más joven, cabalgándose su verga.

-“Ven muñeca”, me llama él y me toma de los brazos halándome con delicadeza.

Dejo caer despacio mi desnudo torso sobre él y lo recuesto sobre su despoblada cabeza y mis voluptuosos senos caen sobre su cara, libres de todo yugo. El de inmediato, sin dudarlo un segundo, empieza de nuevo a devorarse como hombre hambriento mis pechos abrazándome por la espalda y llevándose a su boca mis melones de diosa valluna. Abajo, su firme verga inmóvil permanece enterrada en mi sexo, mientras las sabanas de mi cama se mojan con la masculina y veterana leche de un hombre de 47 años.

Hay silencio. No hay palabras que decir.

Mientas que su boca se sigue comiendo desaforadamente a pedazos mis generosos pechos, el deja escurrir de nuevo su mano derecha sobre mi cadera, tocándome las nalgas, y siento sus dedos viajar por la base de su pene oculto en mi sexo, mis empapados labios vaginales y de repente, su dedo atrevido se hunde de nuevo en mi dilatado ano, cubierto con mis fluidos femeninos y los suyos.

-“te puedo preguntar algo Raquel…. Solo perdóname si te molesta mi atrevimiento… Mauricio te daba por el culo?”, me pregunto el retirando de su boca mis colgantes tesoros.

Sonreí pecaminosa y dudosa pensando que responder.

-“Una vez al mes... o cuando se ponía celoso porque ustedes me miraban el pompis en las reuniones de la oficina o cuando salíamos con sus amigos”, le respondí.

-“claro… no me imagino la arrechera de Mauro a mil por hora… nosotros mirándote esa belleza de trasero, envidiándolo a él y Mauro sabiendo que esa noche te iba a hundir la verga allá en medio de esas nalgas de reina”, comento él.

Hubo un silencio tenso de 5 segundos, yo mirándolo a los ojos y el mirándome a los míos.

-“Sera que me dejas el honor de darte por detrás un ratico?”, el me pregunto.

-“No, mi jefecito… no se puede…”, le respondí de inmediato pensando que él se iba a molestar por negarme a cumplir uno de sus sueños.

-“no hay problema, no te preocupes Raquel, lo entiendo... excúsame mi atrevimiento… solo te doy las gracias por compartir tu cuerpo hoy conmigo... ha sido de las cosas que más he disfrutado en estos 3 años de relación de amistad contigo… te aprecio como mujer, como amiga, como madre y como compañera de trabajo en el banco, pero no te puedo negar que verte ese cuerpazo todos los días en la oficina antoja sexualmente al más débil de los hombres… llevabas 3 años torturándome con tu sonrisa matadora, con esas tetas tan divinas, luciendo esas falditas cortas con esas piernotas de modelo y ese trasero de diosa… por 3 años me dio envidia saber que ese culazo tan delicioso era solo para la verga de Mauricio, pero no te puedo pedir más mujer divina… comerme esos pechos, poner mi verga adentro de tu cuquita y derramarme adentro tuyo eran mi sueño, y hoy me lo hiciste realidad… y seguir siendo tu amigo de confianza es mi tarea diaria y créeme que no voy a desfallecer…”, agrego el volteándome el cuerpo de medio lado y levantándose un poco de la cama retirándome su ya flácido miembro de mi sexo.

Note que sus palabras le salían del alma y me las decía desde lo profundo de su corazón. Le sonreí y me puse de pie mientras él me observaba caminar desnuda de nuevo hacia la ducha y él se ponía también de pie detrás de mí tomando su ropa para vestirse.

-“De una cosa si estoy seguro… voy a envidiar al máximo a ese hombre que te acompañe en tu camino... no me imagino la cara de ese afortunado cuando te vea luciendo ese pantalón deportivo de lycra azul de hoy o con ese vestido rojo apretadito que tienes, el que termina con esa falda cortica y que te moldea el cuerpo, destacando esas tetas, esas piernas y ese culo tan divinos… sabiendo que en esa primera noche contigo en un motel, después de manosearte y desnudarte y tan pronto te pongas en cuatro, ese hombre te va a hundir la verga en medio de ese culazo, ese man va a tocar el cielo… ay mi Raquelita, Mauricio fue muy guevon por dejarte sola, con tu sonrisa, tu carisma, con esas tetas y esas nalgas buscando quien te las consienta…”, comento el Doctor poniéndose sus calzoncillos y su pantalón.

Mi celular sonó y un mensaje de texto de Mauricio llego a mi celular:

“… Daniela divertida con los primitos… me avisas cuando salgas de donde tu mami... te extraño…”

Que ironía. Que iba a imaginarse Mauricio que exactamente un año después de tomada esa foto en Aruba, en mi alcoba y sobre mi cama, esa tarde de Domingo el doctor Ramírez, mi jefe, después de 3 largos años de tortuosa espera llena de deseos imposibles de realizar con su atractiva secretaria, con su cabeza agachada miro como su madura y firme verga se mecía cadenciosa y libre adentro del sexo de Raquel, masajeándole su duro y masculino miembro, atrapado allá adentro de ese lujurioso lugar, libre ahora si de todo yugo. Que iba a imaginarse Mauricio que ese Domingo en la tarde 4 bombazos de la madura y amarillosa leche de mi jefe llenaron mi tesoro.

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Sábado, Diciembre 16 de 2017

6:25 pm

La noche se dejaba escuchar y los canticos de los grillos y pequeñas chicharras nocturnas amenizaban la apacible noche tolimense a las afueras de Melgar.

Daniela, mi adorado ángel, gritaba alocada al lado de los sobrinos del Doctor Ramírez lanzándose al agua de la piscina, disfrutando cada segundo de esa tarde adorada, ya que a ella le encantan las actividades con agua y como hacía rato no la veía tan emocionada, ella lo disfrutaba al máximo.

El doctor Ramírez nos había invitado ese fin de semana a pasar con su familia y de paso celebrar la primera novena navideña, en su majestuosa finca de Melgar, Tolima. Yo, irónicamente, esa tarde lucia mi sexy y atractivo bikini amarillo y dándole gusto al Doctor, la delicada prenda, mostraba a pleno mis sobrados atributos físicos. Arriba el bikini tapaba con dificultad mis pechos, los cuales sobresalían majestuosos a los ojos de un hombre sediento por un buen y natural busto. Abajo, la diminuta tanga destacaba mi cadera y esas nalgas trabajadas de gimnasio. Y oculto entre mis moldeadas piernas, mi carnoso tesoro parecía pedir a gritos un nuevo dueño.

Ahí de pie, mirando hacia la piscina me parecía increíble que en las pasadas 4 horas, la sexy prenda de baño atrajo la mirada coqueta, atrevida, impaciente y nerviosa de Fabián, de 37 años de edad y Carlos, de 40 años de edad, hermanos del doctor Ramírez, quienes notablemente sorprendidos veían como su hermano mayor, invitaba ese fin de semana a su finca a esa atractiva, adorable y encantadora mujer caleña. Allá, al fondo me enternecía ver al Doctor Ramírez entregado por completo al juego infantil de mi hija Daniela y sus sobrinos dentro de la complaciente piscina, sin importarle ni cinco que los ojos de sus dos hermanos menores estaban completamente dedicados a admirar en tortuoso silencio mi moldeado cuerpo de mujer valluna.

En los impávidos ojos de Fabián y Carlos notaba yo la masculina envidia que les causaba ver a su hermano mayor, divorciado y sin pareja, al lado de su secretaria, 15 años más joven y con ese bien generoso cuerpo, digno de ser consentido a sus anchas. A pesar de que en sus esposas se notaba la natural y femenina envidia por mi trabajado cuerpo, ellas celebraban el hecho de ver al doctor Ramírez invitando a alguien extraño a una reunión tan familiar después de mucho tiempo de soledad y silencio.

-“Buenos señoras y señores... es tiempo de preparar la novena… patos salir del agua… a la ducha, a arreglarse, a rezar, a cantar tutaina tuturuma y luego a comer natilla con buñuelos…”, grito el Doctor Ramírez tomando a Daniela por los brazos y ayudándole a salir de la piscina mientras yo los miraba de pie desde la entrada de la casona.

-“Raquel, me conto mi hermano que te separaste hace poco… realmente lo siento… ay dios, ese ex tuyo si cometió un grave error... son de esos errores que uno se arrepiente toda la vida… verla a usted hoy con ese cuerpazo pone a sudar petróleo a cualquiera, pero aun no me cabe en la cabeza que su ex la haya dejado solita y sin compromiso… como envidio a mi hermano hoy”, dejo salir Carlos su sorpresivo atrevido comentario justo detrás mío en voz baja con su mirada impávida y sin pena puesta firme sobre mis paradas nalgas expuestas magistralmente por la tanga.

… 11:03 pm

Habíamos terminado la novena y la generosa comida de esa noche. Y los ánimos navideños estaban en pleno apogeo, ya que tanto Fabián como Carlos, hermanos del Doctor Ramírez, querían salir a rumbear esa noche al pueblo, pero su hermano mayor les recordaba con prudencia que nuestros hijos no se podían quedar solos. Y yo no los culpaba. Ambos, nerviosos y atrevidos, veían una oportunidad única de conocerme un poco más y de paso salir a bailar conmigo esa noche, al verme lucir ese sábado en la noche mi vaporoso, sexy, atrevido y ajustado vestido rojo de una pieza que al doctor tanto le gustaba, con esa coqueta y larga cremallera cubriéndome la espalda y abajo esa corta y prensadita falda que dejaba expuestas mis piernas y moldeaba a la perfección mi paradita cola valluna.

Allá afuera solo se escuchan los cantos de los grillos y las sonoras chicharras en esa noche estrellada. Abrí la puerta con cuidado y vi acostada en la cama de una de las alcobas, profundamente dormida, a Daniela, mi hija, y me sentí afortunada por pasar el tiempo de Navidad con gente tan valiosa. Esa noche me di cuenta que estaba con la gente indicada. Esa noche me di cuenta que era tiempo de compartir y dejarles conocer la Raquel que aún no conocían.

Cerré de nuevo la puerta y camine de regreso a la sala de la finca donde Carlos, Fabián y el doctor Ramírez me esperaban sonrientes, aun con su cabeza llena de cerveza, música y buen trago.

-“que descanses Raquel”, me dijo Carlos acercándose a mí y dándome un beso en la mejilla.

Lo mismo hizo Fabián.

-“hasta mañana mujer hermosa”, replico el dándome un tierno beso y saliendo por el pasillo hacia al fondo.

Tanto el doctor como yo guardamos silencio, y esperamos a que ellos entraran a sus respectivas alcobas.

-“Tus hermanos son geniales… todos unos caballeros y chéveres para la charla”, comente mientras yo caminaba de regreso hacia la alcoba donde ya dormía Daniela, seguida detrás mío del Doctor.

-“Hoy te ves sencillamente espectacular Raquelita… ese bikini amarillo en la tarde y este vestido rojo mostrando tus generosos atributos… me encanta… se te ve esa sonrisa y ese cuerpo…. Ufff... Diosito... Dejaste una muy buena impresión con mis hermanos y mis cuñadas… gracias por compartir este día con mi familia…”, dijo el, en voz muy baja para no molestar a Daniela, y de paso con su mirada baja de forma descarada y atrevida, colocando sus ojos sobre mis piernas y mi pronunciada cola, mientras entrabamos a la oscura alcoba.

-“No doctor, gracias a ustedes por abrirme las puertas de su hogar y de su corazón”, le respondí en voz baja para no despertar a Daniela.

Hubo un silencio cómplice mientras el Doctor se acercó más a mí y me tomo de las manos. En ese momento me di cuenta de que era tiempo de compartir en familia y de abrir las puertas a algo más íntimo y personal.

Ambos cerramos los ojos y dejamos que nuestros cuerpos se juntaran mucho más, mientras que la lengua del Doctor Ramírez y la mía se entrelazaban en ese apasionado beso de amantes, amigos con derechos y algo más, al mismo tiempo que la mano derecha del doctor se escurría sin dudas y segura, lentamente por mi cadera y generosamente empezaba a recorrer mis espigadas nalgas ocultas bajo el vestido rojo.

Me sentí especial, me sentí importante y con ese beso apasionado sellábamos ese trato oculto y secreto mientras él me manoseaba afanosamente mis paradas nalgas vallunas.

-“Llevame a un motel amor… no quiero hacerlo acá con tanta gente”, le pedí al Doctor rompiendo ese delicioso beso.

-“quiero que sea bien especial… cuando estemos los dos solos… sin distracciones y con privacidad”, le comente.

… 11:52 pm

Los sonidos de la cálida y activa noche tolimense se dejaban escuchar de nuevo y el raudo pasar de una ambulancia se escuchaba a lo lejos amenizando la noche de rumba pre-navideña.

Me parecía increíble que hacia escasas 3 horas, los ojos inescrupulosos de seis hombres, Carlos, Fabián, vecinos y amigos de la finca del Doctor Ramírez, repasaban mi cuerpo de arriba abajo sin contemplaciones y me expresaban atrevidamente sin tapujos lo que ellos sentían al ver a esa bien atractiva y sexy valluna, amiga, secretaria del banco y amante del doctor Ramírez, mientras ella compartía la noche de novena navideña a la cual había sido invitada.

3 horas antes, el vestido rojo que lucía esa noche moldeaba perfecto mi cuerpo y mostraba a saciar a los maduros ojos de los vecinos y amigos de Juan Ramírez, mi jefe, mi amigo y mi nuevo amante, las razones por las cuales mi sonrisa, mis senos, mis piernas y mi cola merecían el trato justo de las manos, los labios y la verga de un afortunado hombre.

Ahora, 3 horas después, mi cuerpo desnudo y sudoroso se mecía cadencioso acomodado en cuatro sobre esa amplia y cómoda cama de la alcoba de un motel en Melgar. Mi sobrio, sexy, ajustado y delicado vestido rojo, mi tanga y mi brassier negros, estaban tirados sobre el piso. Mis zapatos negros de tacón alto también eran mudos testigos de lo que él hizo con mi cuerpo hacia escasos 30 minutos después de finalizar la novena navideña donde mostré a pleno y con vanidad femenina las razones por las cuales Juan Ramírez, esa noche, era un hombre con suerte.

Mi boca trataba infructuosamente de ocultar lo que ocurría conmigo, allí tirada en esa cama cómplice y a la vez, complaciente. Con mis ojos cerrados trataba de disimular en la displicente luz tenue de la alcoba, como Juan me complacía magistralmente a pleno. Los 80 kilos de peso de su desnudo cuerpo se movían atrás del mío y parecían empujarme contra mis nalgas, mientras el mecía lento y cadencioso su pelvis contra mi trasero. Con mis piernas ligeramente abiertas, yo en cuatro, al estilo perrito, y el encima mío, arrodillado en una cómoda posición veía con su cabeza agachada como su rica e hinchada verga, allá enterrada en lo profundo de mis nalgas se mecía lenta y parsimoniosa entrando y saliendo de mi adorado y vanidoso tesoro. Mis pesados senos, cubiertos de su saliva después de que me desnudo y se llevó a su boca mi busto, bailaban colgantes de mi cuerpo a la misma velocidad que él me castigaba con su verga. Sus manos sudorosas, aferradas a mi cadera, me empujaban sutilmente una y otra vez contra su pelvis para tener el control pleno de mi desnudo cuerpo, al mismo tiempo que su verga se mecía lenta enterrada en lo profundo de mi cola valluna.

Tanto el, como yo, no ocultábamos ni disimulábamos lo que ambos sentíamos en ese momento, el montado encima mío, desnudo, disfrutando del roce de nuestros cuerpos sudorosos en la complicidad de una barata alcoba de motel en Melgar y el silencio cómplice de la calurosa noche tolimense. El gemía a gritos, mientras sentía como su madura verga, apresada por las estrechas paredes de mi ano, se movía apasionadamente allá atrapada en medio de las hermosas nalgas de Raquel, su secretaria. Yo, gimiendo con rabia, mordiéndome los labios sin pena ni gloria, con molestia, dolor e intenso placer mientras sentía como su deliciosa verga, masajeaba magistralmente las paredes de mí ya húmedo y estrecho tesoro, friccionando su duro pene mientras me inundaba por primera vez esa noche con su espesa y ardiente leche. Cada uno de nosotros quería disimularlo, pero ambos tontamente lo evitábamos.

Esa noche decidí darle a Juan su justo premio a ese incondicional cariño, amistad y apoyo. Juan me estaba haciendo el sexo anal y después de 6 meses, las estrechas paredes de mi asterisco de las pasiones masculinas se abrían gloriosas para dejar entrar ese nuevo invitado, ese hombre que me daba alegrías y esperanzas, esa madura y sedienta verga que espero 3 largos años por hundirse en mi cola valluna.

Finalmente el cuerpo del doctor Ramírez se detuvo y de nuevo, como señal de agradecimiento por el momento de intenso éxtasis que yo le acababa de brindar, después de esperar pacientemente por 3 años para finalmente cumplir el sueño egoísta de todo hombre y hundirme su verga en lo profundo de mi trasero, me dio esas palabras de apoyo luego de esos cortos y complacientes 30 minutos de sexo anal:

-“Y recuerda siempre que Daniela y tu son mi prioridad... eso nunca lo olvides corazón”, me dijo el susurrándome, mientras terminaba de eyacular esa primera carga de hirviente leche en lo profundo de mi cola valluna.

-“si lo se… y así lo siento”, le respondí cariñosamente.

-“Y que rico sentirte adentro mío”, le susurre en voz baja.

-“… no te imaginas cuantos hombres darían lo que fueran por estar aquí, entrando por esa puerta de la alcoba, poniéndote las manos sobre ese cuerpazo para despojarte de ese vestidito rojo, comerse ese par de tetas de diosa, chuparte esa cuquita y dejártela llena de semen y ahora con la verga hundida allá bien adentro de ese culo de diosa… eyaculando… ufff”, comento él.

Sonreí y mire hacia el gigantesco espejo en frente nuestro, mientras la verga erecta del doctor, inmóvil, permanecía aun enterrada en lo profundo de mi pompis caleño. Verle su cara de éxtasis fue la mejor recompensa durante estos 6 meses de soledad y dudas, sabiendo que para Juan hundirme su maduro miembro en medio de mi atractiva cola, era algo más que un sueño. Y derramar su veterana leche allá en lo profundo de ese lujurioso lugar de las pasiones masculinas, algo imposible.

Mi cuerpo desnudo permanecía inerme mientras Juan Ramírez, mi jefe, mi amigo y mi nuevo amante, montado sobre mi pelvis y con su abdomen pegado a mi cola, dejaba que su mirada perdida tratara, en silencio, de leer mi mente. Mis pesados senos, cubiertos por su saliva, alegres, colgaban gloriosos al ritmo que él me masajeaba su verga atorada en mi ano, como celebrando ese momento tan especial. 2 centímetros abajo, mi vagina, mi rojizo clítoris y mi dilatado sexo, yacen ya satisfechos, llenos con su espesa, madura, rebosante, fértil y amarillosa leche. 2 tempraneros y rápidos bombazos de su espesa savia blanca explotaron en lo profundo de mi vagina producto de su extrema excitación después de ver a sus hermanos y sus vecinos observando con detalle mi cuerpo de mujer caleña.

Durante esos cortos y complacientes 30 minutos de sexo anal, escuchar los roncosos gemidos del Doctor, llenos de pasión y éxtasis extremo, montado encima mío meciéndome con delicadeza su varonil y firme miembro enterrado en medio de mis paradas nalgas fue la mejor recompensa para mí, al compartir con alguien especial uno de los tesoros que antes tenían un solo dueño.

-“gracias mi amor por compartirlo conmigo… 3 largos años soñando con este instante, dándote verga por entre ese culazo tuyo Raquel… pídeme lo que quieras, solo déjame complacer tus deseos y tus vanidades conmigo… no me ocultes nada... solo comunícame lo que quieres mi vida, y déjame ofrecerte mi apoyo para seguir el camino juntos, sin penas ni engaños ni ocultar lo que existe entre los dos”, comento el con voz entrecortada por la excitación.

-“Que rico soñar que los dos podamos estar de la mano sacando adelante a Daniela y fortaleciendo nuestra relación sin tapujos”, agrego retirándome lentamente su verga de lo profundo de mi cola.

Guarde silencio mientras sentía como su erecto miembro salía lento de mis entrañas, y de inmediato, el rebosante hilo de semen empezaba a escurrir de mi ano bajando pesado y perezoso sobre mis hinchados labios vaginales.

-“Gracias por ese apoyo mi amor y me gusta mucho que me dejes la puerta abierta para ser feliz... cosa que Mauricio nunca me dio en 5 años de matrimonio”, le dije volteándome y dándole un beso mientras mi mano izquierda bajaba y le masajeaba su firme verga untada del gel lubricante anal y su amarilloso semen.

-“dame papaya y sé que no te vas a arrepentir corazón”, le dije riéndome.

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Sábado, Marzo 3 de 2018

8:05 pm

Me miro al espejo de mi alcoba y en mi sonrisa coqueta me veo llena de vida y feliz por dar ese paso adelante. Me volteo de medio lado y el ajustado y sexy vestido verde claro se moldea a mi cuerpo como una fina, sexy y delicada capa adhesiva que destaca a plenitud mis bien torneadas curvas de mujer.

Me veo rozagante y consiente de que al salir por la puerta de mi alcoba esa noche, mis sueños no realizados son ya una realidad, cosa que espere por 5 años con Mauricio, mi ex, y nunca se logró. El ajustado vestido verde destaca portentosas mis nalgas y mis dos femeninos y atléticos glúteos sobresalen majestuosos a los ojos de un hombre. Es perfectamente notorio como una delicada tanga cubre sutilmente mi vanidoso trasero. Debajo de mi cadera el vestido termina bien arriba de la rodilla y mis largas y tonificadas piernas se lucen majestuosas. Arriba en mi torso, el generoso escote muestra mis senos 36C, generosos y ese valle de las pasiones en medio de mis visible pechos provocan más de un mal pensamiento. Me veo el vientre plano y aun no se me notan las 6 semanas de embarazo, y el hermanito de Daniela, ese que siempre quise tener, es finalmente una realidad.

Sonrió, en silencio mirándome al espejo mientras me paso la mano por mi abdomen, como tratando de tocar ese ser humano que nuevamente crece en mi vientre.

Completamos Juan y yo, ese día, 1 mes viviendo juntos en mi apartamento, a donde él se mudó tratando de vivir ese sueño no realizado durante los pasados 3 años. De día, la relación jefe y secretaria sigue intacta y llena de risas, chistes y vivencias. En las primeras horas de la noche, el cómo dedicado padre honorario juega y ríe al lado de Daniela. Y dichoso, Juan cierra el día, entrando a la alcoba a darme un cálido beso y a despojarme de mis ropas, para desnudos, entregarnos sin falta a disfrutar de un exquisito rato de placer en esa cama cómplice de pareja, donde su madura verga me complace y mi cuerpo le entrega mis tesoros a su antojo. Jamás olvidare hace 6 semanas cuando le conté que había suspendido las pastillas anticonceptivas y que deseaba darle el hermanito a Daniela. Jamás olvidare como esa noche su verga apasionada me lleno de dicha, felicidad y fértil esperma mi tesoro.

Camino hacia la puerta y mi taconeo es solo la música de fondo para esa escena que siempre quise ver, pero que nunca, en los pasados 5 años fue posible.

Allí, sentados en la sala, Juan Ramírez, mi amado hombre y Sebastián, ese joven de 26 años, instructor de Zumba del gimnasio a donde asisto me miran sorprendidos.

-“Nos vamos señores?”, pregunte sonriendo mientras ambos me miran el sexy y glamuroso vestido de pies a cabeza.

-“Uyy dios santo Raquel… vaya… que vestido… creo que la rumba será para largo hoy”, responde Sebastián, dejando sus ojos puestos sobre mi notorio y generoso escote, para luego bajar y repasar mi cadera y mis piernas.

-“A ver… a ver… la vueltecita corazón mío”, comento Juan, con tono coqueto y atrevido.

Me reí y lentamente gire mi cuerpo quedando de espaldas a ellos por 2 o 3 segundos.

-“ayy dios… ayyy dios… no nos tortures así mi amor”, dijo Juan haciendo alusión a mi bien notoria y sexy cola valluna.

Sebastián no dijo nada. Decente, como un caballero no se expresó. Sus ojos vidriosos brillantes parecían querer decir algo, aunque no podía. Pero me imagino lo que se le pasaba por su cabeza en ese instante. Nuestra fuerte atracción sexual, mutua, convalidada sin nada concreto a lo largo de estos 5 años de sana amistad en el gimnasio, llegaba a su punto máximo esa noche. Ese atractivo y atlético joven instructor barranquillero, 6 años más joven que yo, se guardaba las palabras con masculino dolor, sin llegar a imaginarse que estaba a solo escasos minutos de culminar esos pensamientos perversos y poner su duro, masculino y grueso miembro en cada uno de mis tesoros. Yo nerviosa, veía como esos 5 años que espere impaciente, para que Mauricio, mi ex, me aceptara tener una canita al aire y acostarme con ese pelado amigable, estaba a punto de ser una realidad.

-“te ves preciosa y espectacular Raquel”, finalmente comento el poniendo sus ojos firmes sobre mis espigadas nalgas.

… 10:02 pm

Esa noche, en el apartamento de soltero de Sebastián se escuchó ese omnipotente grito orgásmico, ese que siempre quise gritar, ese que siempre quise gemir y disfrutar a pleno, ese grito que espero por 5 años para ser realidad, al sentir como la fantástica, gruesa y prolongada verga costeña de Sebastián, atrapada en medio de la estrecha vagina de Raquel, su atractiva amiga, 6 años mayor que él, explotaba de nuevo y vomitaba su espesa, blanca, generosa y masculina leche, dejando ese portentoso tesoro lleno de su blancuzca lava hirviente sobre esa mujer caleña que por 5 años tanto adoro, tanto deseo y tanto lo torturo en el gimnasio luciendo ese bien torneado cuerpo. Esa fue la mejor recompensa a su fidelidad como amigo, confidente y ahora, nuevo amante. Esa noche, entregándole mi cuerpo en esa cama de mujer libre, recompenso su fidelidad como amigo y ahora, dejo que él me ponga su verga en ese lugar de mi vanidoso cuerpo donde él siempre la deseo poner.

Allá sobre el borde de la cama, la tarjeta y ese regalo dejaban leer esas palabras tan sabias:

“.. para alguien tan especial, de alguien que lo aprecia mucho, un regalo simple pero muy valioso… Feliz Cumpleaños Sebastián…. Raquel y Juan, Marzo 2018”.

Tirado a un lado de la tarjeta el regalo que le di a Sebastián lucia ya abierto. El delicado frasco de gel ‘Anal Pocket Pleasure’ de color rojo que compre en la tienda de Guía Cereza, caído sobre la cama, era mudo testigo de las nerviosas manos que lo destaparon.

Allá en la esquina, Juan, desnudo, se masturbaba viéndome prendida y arrecha, también desnuda y acomodada en cuatro en esa cama, como una costosa y exclusiva prepago, mientras a su amada Raquel se la comía el joven instructor del gimnasio, ese al que ella siempre quiso abrirle las piernas, pero que por las desdichas y las ironías de la vida, nunca le realizaron su sueño.

Mi cuerpo se sacudía salvaje y mis tetas se mecían a la misma velocidad que Sebastián golpeaba con fuerza su escultural y marcado abdomen contra mis nalgas. Con sus manos aferradas a mi cadera con firmeza y tacto varonil, el me castigaba plácidamente y su erecto y gigantesco miembro entraba y salía de mi vagina con dificultad, atorado en medio de mi estrecho sexo, mientras que mi clítoris era vapuleado y machacado contra su verga sin piedad.

No imagino que se le pasaba por la cabeza a Sebastián, al sentir explotar su verga, hundida en lo profundo de la vagina de esa sexy amiga caleña del gimnasio que el tanto deseo.

No imagino que se le pasaba por la cabeza a Sebastián, al saber que después de 5 años, estaba a solo segundos de hundirme su miembro en medio de mis nalgas.

No imagino que se le pasaba por la cabeza a Juan, al presenciar como a su atractiva secretaria, amiga, amante y futura madre de su hijo, disfrutaba sin penas ni temores a saciar al sentir como esa inmensa verga barranquillera taladraba sin compasión mi sexo.

Juan, se acercó a la cama lentamente y en silencio, mientras las contracciones orgásmicas de Sebastián lo llenaban de éxtasis y mi cuerpo y mis senos se balanceaban sobre la cama, me dio un tierno beso en los labios, sabiendo con seguridad que mi rostro de intenso placer reflejaba a pleno lo que yo sentía mientras ese rico, joven, fresco y delicioso vergononon se sacudía en mis entrañas y me masajeaba el clítoris al mismo tiempo que sus dos pesadas y grandiosas guevas bombeaban esa brutal segunda derramada en lo profundo de mi vagina.

-“Te amo bebe… y te ves hermosa ahí desnuda con Sebastian montado atras tuyo dándote…”, me dijo Juan.

Guarde compostura tratando de responderle a Juan, pero el extasis me llenaba de pies a cabeza mientras sentía esa exquisita sensación de ardor y calor en mi sexo, al mismo tiempo que la vergota de Sebastian se mecia en mi vagina, atorada, vomitando su segunda descarga de fresca leche.

-“Y yo a ti amor mío… gracias por dejarme disfrutar de esto”, le respondí con dificultad con mi corazón latiendo a mil por hora.

-“Bueno, los dejo un rato solos... me imagino que le va a dar verga a Raquel por el culo... me avisan”, dijo Juan caminando hacia la puerta y saliendo de la alcoba.

-“Ufff.. claro Juancho… imaginese yo viéndole esas nalgas por 5 años.. y ahora voy a estrenar mi regalito…”, respondio Sebastian aun sacudiéndome su firme y erecto miembro, con sus manos aferradas a mi cadera, sin soltarme.

Sonreí con burla pensando en Mauricio. El, ya era cosa del pasado.

Daniela, mi nena, tenía ya un nuevo amigo.

Raquel, su orgullosa madre, tenía ya un nuevo y estable amante.

Mi cuerpo, mis pechos y mi cola, tenían ya un nuevo dueño.

julio08

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Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2018-05-28 20:24:38
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