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Deseando a Luisa

La vi entrando de la mano de mi amigo, Luisa, era la nueva novia de Camilo, hasta entonces un amigo de toda la vida, nos criamos juntos, dormíamos en casa del otro, éramos uña y mugre, no recuerdo hace cuanto fue, quizás 12 años, Luisa vivía a las afueras de la ciudad, se había conocido con mi amigo en la universidad y terminaron de novios, por tanto no la veía de otra forma más que amiga a pesar de que algo muy dentro de mi sentía algo totalmente diferente.

Durante muchos años logre controlar como la veía, sin embargo, mi “amigo” comenzó a traicionar mi confianza cuando comenzó a acostarse con una chica que yo quería como novia y él lo sabía; desde entonces decidí sacar ese sentimiento tan fuerte hacia Luisa, comencé a acercarme a ella poco a poco, viendo películas entre amigos buscaba quedar al lado de ella para rozar sus provocativos senos, que aunque eran pequeños parecían ser firmes, ella no mostraba reacción alguna a mis roces, suponía entonces que los disfrutaba. Unos cuantos años más tarde después de dejar pasar el incidente con la nena que me gustaba, me entero por mi ex que mi amigo la estaba buscando e invitando a salir, conociéndolo como lo conozco no buscaba otra cosa más que acostarse con ella, esa conversación fue el detonante de lo que hoy estoy contando.

Comencé a hablar más seguido con Luisa, fingía enviarle por error gif de sexo para entrar como quería entrar, medio conversábamos un poco pero ella se distanciaba de nuevo, parece que Camilo espió su celular y vino a reclamarme por qué hacía eso, callé, deje que hablara y mentí diciendo que no pasaría de nuevo, no iba a perder mi as bajo la manga en una situación tan controlable, en ese punto decidí quedarme quieto un tiempo. Algún día, ella me escribió diciéndome que quería que fuésemos amigos confidentes, lo cual gustoso hice, y desde allí todo cambio y aquel deseo inmenso de estar con ella que tenía por fin quizás podría cumplirse.

Entre chats y chats comencé a confesarle cosas de mi vida y la vida de Camilo (algunos dirán que caí muy bajo, para entonces ya el no importaba), entre confesiones, le conté que me encantaba desde el día que la vi entrar de la mano de mi amigo, ella tímidamente mi conto que también sentía algo por mí, que no era algo físico, nuestro gusto y deseo era algo químico, de esas cosas que no puedes explicarte pero que es tan intenso que te descontrola con solo ver a esa persona.

Las conversaciones se ponían mejores, disfrutaba cuando le contaba sobre mi vida sexual, hablábamos sobre que nos gustaba en el sexo y acerca de que nos haríamos, comenzamos a enviarnos videos y fotos, jamás imagine que Luisa después de tener un hijo tendría un cuerpo tan hermoso, sus senos ya no estaban tan firmes como cuando veía su escote, pero teniendo en cuenta que tuvo un hijo los tenia hermosos, levemente caídos que mostraban su naturalidad unos pezones rosados de un tamaño ideal, como siempre me han gustado, los pezones tan grandes no los encuentro atractivos y los chicos parece que se perdieran, un tamaño perfecto, aquel que cabe en tus manos y en tu boca, luego me daría cuenta de su olor y suavidad; una silueta que muchas envidiarían, aquella cintura que te permite agarrar de los huesitos, casi tan delgada como cuando la conocí, sus piernas eran al igual que su cuerpo delgadas, pero no en los huesos como algunas mujeres suelen ser, su color, aquel trigueño claro que doraba fácilmente con el sol, el culo era pequeño pero firme, lo cual me marcaba una antesala a un delicioso pan; normalmente cuando las mujeres no tienen mucho culo tienen un pan grande, y Luisa claramente no sería la excepción lo tenía grande, pulido, sus labios hermosos, no sobresalían unos sobre otros, eran armónicos y encajaban perfectamente uno con otro, una delgada línea de bello subía desde la parte superior de su clítoris, Luisa era mucho más perfecta de lo que pude entonces imaginarla, su cara pulida y cabello negro lacio la hacía encantadora, sus ojos café claro y su mirada profunda hacían que te perdieses en ella.

Regresando a los chats, le mande una foto de mi verga, sorprendida me respondió sobre el grosor, pues el tamaño era similar al de su pareja, la cual por cosas de la vida ya conocía. Me pregunto si me había gustado sus fotos, asentí con un diablito, comencé entonces a decirle lo mucho que me gustaría hacerle, y como disfrutaría su olor, sabor, su cuerpo, detallaba cada imagen que venía a mi cabeza, y en agradecimiento recibí un video delicioso que hoy atesoro de cómo se estaba masturbando por mis comentarios; decidimos entonces vernos y calmar las ganas que habíamos desatado mutuamente.

Días después cuando Camilo se encontraba en un congreso a las afueras de la ciudad la recogí, muertos del susto y con esa sensación de lo prohibido nos enrumbamos sin dirección alguna, sentir su fragancia en mi carro me hacía acelerar el corazón, sentir su presencia a mi lado incrementaba mi respiración y ver su escote con esas hermosas tetas hacia volar mi imaginación. No pude más, orille el carro en un lugar solo y con poco tráfico y la bese sin mediar palabras la tensión estaba a mil hasta entonces la conversación era escueta, ese beso desato las ganas y el deseo que sentíamos , fue apasionado, cogía mi cabeza fuertemente, yo agarraba su suave cabello para no dejarla retirar, nuestra respiración estaba a mil, paramos nos miramos y continuamos besándonos, comencé a agarrar su cintura saque su blusa y sentí su tersa piel, no quería imaginarme como sería el resto, pare, la mire, sonreí y ella acepto. Pasados unos minutos llegamos al motel, estábamos por hacernos presa del deseo y la lujuria.

Ya en la habitación no espere a terminar de subir las escalas para abrazarla por detrás, poner mi verga en su culo y besarle el cuello, ese perfume era delicioso, todo en ella era perfecto, la gire y comencé a besarla desesperadamente, solté los botones de su blusa, me retire y mire su lencería, sabía a qué iba, tenía la pureza cubriéndola, combinaba todo su conjunto, continuaron los besos e iba bajando por su torso, dejo caer su blusa y al tiempo desabrochaba su brallette, encuentro putamente atractiva una mujer con brallette, las siento empoderadas de sí misma y que aceptan su cuerpo como es, no necesitan realzar nada y se aman así. Por fin tenía el placer de disfrutar su sabor, era suave, tan suave como su olor y su piel, sus rosados pezones se pusieron duros al tacto con mis labios pasaba mi lengua por su aureola, mordía levemente su duro pezón mientras con mi otra mano agarraba su culo, volvía a besar sus labios, ella me abrazaba fuerte, casi sentía sus uñas, me quito la camisa y beso mi cuello y comenzó a bajar con sus besos, soltó mi pantalón y beso mi verga por encima del bóxer, la tome de los brazos y continúe besándola mientras la llevaba lentamente a la cama, nos dejamos caer terminamos de desvestirnos hasta quedar en ropa interior, los besos cada vez más intensos marcaban el ritmo de la tarde, su humedad se sentía sobre el encaje de su tanga, quería ya sentirla por completo; abrí sus piernas retire su tanga y baje por su pierna hasta sentir el sabor de su sexo, por fin sentí el sabor de su pan, tenía ese gusto rico de ácido con leves amargos, su olor un poco más fuerte que el resto de su cuerpo me tenía a con la verga más dura que de costumbre, Luisa me subió, y giro para quedar sobre mí, acomodo su hermoso cuerpo para disfrutar de mi verga y permitirme saborear más su sexo; sentía su campanilla en mi cabeza tragaba casi hasta mis guevas y jugaba con su lengua, fue quizás uno de los mejores orales que me brindara una mujer, aun no quería venirme, la baje, le di un beso y la acosté boca abajo abrí su culo y pase mi lengua desde su sexo hasta su ano, jugué hasta sentir brotar sus jugos para luego recostarme sobre ella y susurrarle al oído lo mucho que deseaba este momento, al tiempo clavaba lentamente mi verga, sintiendo su hasta ese momento desconocida estreches, la metía disfrutando cada centímetro de humedad, una vez sentí su culo comencé a bombear para mover mi verga dentro de ella, mordí su lóbulo y comencé a aumentar mi ritmo, le gustaba ser sometida; luego de clavarla frenéticamente me pare, puse una almohada debajo de su pelvis y me senté sobre las rodillas para continuar clavándola; esta vez con un mejor panorama del momento, jugaba metiéndole un dedo en su culo, mientras con la otra mano la nalgueaba, ya teniendo totalmente clavado su culo por mi dedo jugué con el mientras el ritmo de las embestidas lo cambiaba para llevarla al éxtasis y bajarla, casi había parado cuando incremente el ritmo sin parar con el dedo adentro y presionándolo hacia mi verga sentí como su cuerpo respondía al estímulo, sus piernas temblaron fuertemente un gemido casi ahogado indico que el primero de varios orgasmos había llegado, me levante la deje descansar un poco mientras la besaba.

Ya había recuperado energías, mi verga aun parada deseaba más, la chupo un poco, y me ofreció en un delicioso cuatro todo su culo y gran pan para mi deleite, comencé a meterle y sacarle mi verga rápidamente, jugando casi que con la cabeza, me baje para chuparle su culo y jugar con mi lengua, una vez relajado su ano, mi verga comenzó a comérselo, poco a poco entraba, Luisa gemía, no sabría si por placer o dolor pero no se retiraba, quería sentirla toda; sin darnos cuenta, mis guevas rebotaron sobre su pan, deje que se acostumbrara al ancho de mi verga, incremente mi ritmo, hale su cuerpo hacia mí y agarre sus tetas mientras seguía con las embestidas, la ahorcaba y pellizcaba sus pezones las embestidas causaban dolor en mis guevas pero el momento podía más, mis manos alternaban entre sus tetas y su pan cada vez sentía más la humedad de su sexo, le daba a probar sus jugos y la besaba, de nuevo agarre sus tetas fuertemente, y llene su culo de leche, sus piernas reaccionaron al sentir mi leche su cuerpo de nuevo sucumbió al placer cayendo sobre el colchón con apenas fuerzas para moverse.

Luego de haber descansado de esa deliciosa faena hablamos un poco, nos besamos y acariciamos, en cierta forma agradeciéndonos el placer que nos habíamos brindado y que tanto deseábamos.

Nos duchamos, nos organizamos y ella seco su cabello para evitar ser descubierta, salimos del motel ya de noche, la deje a un par de cuadras de su casa, no sin antes disfrutar de un delicioso beso sin saber que quizás sería el último.

Espero que algún día Luisa pierda el miedo y decida disfrutar de nuestro deseo mutuo como nos entregamos esa vez.

Por ahora no queda más que agradecerle y hacerle saber cuánto la deseo y lo mucho que me gusta.

sanbisex-

Soy hombre bisexual

visitas: 951
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2018-07-31 21:27:22
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