Tenía solo 20 años cuando conocí a aquella mujer que sería mi compañía sexual por muchos años. Rosario en aquella época tenía 30 años y todas las experiencias de la vida que habían cambiado algo luego de haberse casado con un hombre de su edad pero que lo único que le brindaría por mucho tiempo seria malos tratos y tentaciones hacia el vicio y el robo pues era un delincuente consumado.

Era alta y delgada, su cabello corto y sus largas piernas combinaban bien con sus caderas amplias y su culo paradito siempre dispuesto a recibir placer

Sus tetas pequeñas sin embargo tenían algo maravilloso y eran sus areolas oscuras y anchas alrededor de sus pezones gruesos invitando a ser chupados y succionados.

Sin saber que era casada, logre enamorarla un dia en que tropezamos en la calle, y para disculparme le invite algo en la cafetería cercana, mientras comía una torta y degustaba una bebida, le observe de arriba abajo y cuando me pillo, nuestras miradas se cruzaron y nos dimos el primer beso

Luego de salir de aquel lugar, nos tomamos de la mano y buscamosel sitio más alejado del parque del barrio, allí mientras yo hundía mi lengua en su boca casi hasta su garganta, ellacomenzó a frotar mi vergair sobre el pantalón , vestíauna falda larga con una abertura en un costado, así que metí mi mano por la abertura y toque suscalzones, suaves y delgados, cubriendo un monte de venusmullido de vellos, parecía un gato escondido, lo frote por sobre la teladesde el comienzo hasta el final, sus piernas se abrieron y yometí mi dedo por debajo de la tela y comencé a frotar sudeliciosa rajaque estaba húmeda, ella agradecida se inclinó más y con sus dedosabrió mibragueta y sacando mi penecomenzó a chupar como una profesional.

Su boca subía y bajaba con ritmo, delicadamente, disfrutando cada chupada mientras mi verga se ponía gorda y gruesa, no alcance a sacarla de su boca cuando me vine en un delicioso orgasmo llenándole su boca de leche tibia, ella dejo que mi semen se derramara completo en su garganta sin dejar perder ni una gota.

Sus piernas se abrieron más y luego de cerciorarme que nadie nos veía, me coloque a sus espaldas y la penetre suavemente desde atrás, sintiendo como mi verga resbalaba sin freno hasta su interior y sus gemidos se hicieron más fuertes, comencé el bombeo hasta sentir que se vino en varios orgasmos seguidos, sin frenar ni darme oportunidad de sacar mi verga de su interior.

Espere a que sus gemidos cesaran y que mi verga aflojara, para tomar aire y cuando eso paso, ella me agarro el pene de nuevo con fuerza y me hizo una paja deliciosa desde atrás, lo que provoco que deseara penetrarla de nuevo y ella muy solicita, se giró de nuevo y elevo sus nalgas, deseaba ser penetrada por el ano y yo estaba listo para atenderla, Asi que frote la cabeza en la entrada y empuje suave, pero con firmeza hacia su profundidad apretada y cerrada.

Al sentir mi verga dentro de ella, comenzó una danza de movimientos que se asemejaban a una licuadora en movimiento, hasta que mi leche lleno su espacio y ella seguía su danza, al final nos detuvimos y descansamos en el prado del parque hasta la hora en que debíamos regresar a casa.

A partir de entonces, llevamos 30 años de sexo en mil formas, que les iré contando a través de mis relatos