Parecía ser un domingo cualquiera, en el que pasaría mi tiempo libre fumando y chateando, un dia que concluiría con una masturbación común y corriente. Como de costumbre, entré al chat, tomándome una cerveza y fumando un porro.

De pronto entro al chat una trans que decía ser activa, no dude en hablarle.

-Ven y nos lo chupamos rico -Me dijo.

Nos dimos nuestros números y empezamos a hablar por whatsapp. Me pidió una foto, algo a lo que nunca había accedido, sin embargo, ella me mando una foto de su pene erecto y venoso, y mi respiración se aceleró en milésimas de segundos. así que me animé a tomarme una en la que apareciera lo mas afeminada posible.

Medio la dirección de su casa y unas horas más tarde ya estaba yo frente a su puerta.

La puerta se abrió y entré, ella estaba tras la puerta, nos saludamos de beso en la mejilla. Era delgada, tenía un short de jean, una blusa y unos tenis. Su cabello largo, liso y rubio llegaba hasta donde la espalda pierde su nombre.

Ya adentro, escuchábamos música, y fumamos hierba -mucha hierba- mientras ella me contaba sus experiencias y gustos, y así se fué pasando el tiempo, hasta que dijo:

-Bueno mi amor, un amigo va a venir y la verdad, a mi me gustan los hombres más decididos.

A lo que inmediatamente respondí sin dudarlo:

-Quiero chupartelo ya.

Empecé a tocarla y le dije que quería ponerme una tanga, pero ella dijo que no.

Me agaché y bajé el cierre de su short, corrí su tanga y su pene quedó al descubierto para mí, aún flácido, empecé a tocarlo y a masturbarlo. Dominada por un frenesí de deseo me lleve su verga a la boca, chupando como toda una experta, así que pude sentir como poco a poco ese pene se hacía más duro en mi boca. De igual forma que en aquella primera experiencia con el chico del cinema, esta vez me encontraba chupando de manera espontánea, como si fuera un arte que he dominado por años, cuando aquí solo se trataba de mi segunda vez teniendo un pene en la boca. A ella le gustaba; me acariciaba la cabeza mientras yo chupaba su verga.

-Se ve que tienes mucha experiencia -Me decía mientras se sonreía.

Yo solo la miraba, y sorprendida, pero también orgullosa de mi misma -pues era obvio la calidad de lo que yo le hacía-, continuaba mamando con más rapidez y deseo. Nos incorporamos los dos para ponernos más cómodos, ella se quitó el short y yo me bajé el pantalón hasta más abajo de las rodillas. Quise quitarle la tanga pero ella quería que se lo siguiera chupando con la tanga corrida. Se acostó de forma horizontal a la cama y yo me arrodillé y continué devotamente lo que estaba haciendo.

Su pene era delicioso; venoso y de buen tamaño; mordía suavemente su cabeza, chupaba sus testículos, y acto seguido me lo metía todo a la boca, haciéndole garganta profunda, ahogándome con su verga

-Oh, que rico. Métetelo todo -Apenas podía murmurar ella.

Gemía, se retorcía, su espalda se arqueaba y yo sólo le podía responder chupando más rápido, mirándola a los ojos.

Ella estiró su mano y empezó a tocarme el culo, algo que naturalmente me gustó, pero el éxtasis creció exponencialmente en el momento en que me metió sus dedos, hurgando en mi ano. Me sentí en las nubes, chupando su rica verga y con sus dedos moviéndose deliciosamente dentro de mi culo, empecé a gemir como una perra que quiere cada vez más.

LLegó el momento en que agarró fuerte de la cabeza y me presionó fuerte contra su verga, pude sentir cómo llegó hasta mi garganta, atragantandome a más no poder.

-Me voy a venir -Susurró entre gemidos.

Abrí mi boca, puse la cabeza de su verga sobre mi lengua y la masturbé con rapidez, ella jadeó fuerte y descargó una buena cantidad de semen espeso que me llenó la boca, sin embargo esta vez no desperdicie ni una sola gota.

-Qué rico -Me dijo con una sonrisa mientras yo me tragaba todo su semen, mirándola a los ojos.

Su semen sabía dulce, era evidente que Danna llevaba un tiempo considerable sin eyacular.

Siempre me gusta cuando el semen está dulce y espeso, y obviamente, en grandes cantidades.

-Usted chupa muy rico -me decía ella, tumbada en la cama, sin imaginar cuanto estaba alimentando mi ego con sus palabras.

-Es la segunda vez que chupo una verga -Le respondí tímidamente, pero con sinceridad.

-No se lo creo -respondió mientras empezaba a fumarse un cigarro.

-En serio -le dije.

-No le creo -respondió.

Nunca me creyó, a pesar de que lo que yo le decía era cierto, pero eso tampoco me importaba, ya había obtenido lo que quería.