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Los polvazos de Aleja.

Estando adentro y solos comenzamos a besarnos apasionadamente, ella agarraba mi culo y halaba hacia su vientre, quería sentir la rigidez de mi verga, soltó los botones de mi camisa, bajo besando mi pecho, mordio suavemente por encima del jean mientras liberaba mi erección y la dejaba a su total disfrute.

Entrar a estudiar ese curso me dio uno de los mejores polvos que han pasado por mi vida, Aleja, una chica de unos 18 años entonces, yo tenia 23, bajita, trigueña, pelo negro, bonita silueta, ella no era voluptuosa, por el contrario era delgada, tetas pequeñas, cintura perfecta, unas caderas proporcionales a su cuerpo y un poco de culo, no mucho a decir verdad, sin embargo escondía algo que me mataría tiempo despues.

Las clases transcurrían con cierta tensión entre ambos, a pesar de estar en extremos contrarios en el salón, podía sentir su mirada y ella la mía, la química entre ambos es deliciosa, en los descansos hablábamos, dormíamos, nos besabamos o simplemente divagábamos por la universidad.

Aleja en parte era lo que en algún momento le pedía a la vida, y lo que por fortuna llego antes de lo esperado, al mes de estar saliendo y luego de una acalorada y divertida noche terminamos en uno de los moteles cercanos a la U, una vez adentro los besos y manoseadas que veníamos dando continuaron, la sentía algo tímida, quizás el momento, el estar por primera vez con una persona te pone así, sin embargo sabia que había una mujer totalmente empoderada detrás de aquella timidez, poco a poco se fue soltando con cada prenda que soltaba en mi, me tiro a la cama y comenzó a bailar tan sexy como ella sabe hacerlo; a su vez dejaba caer cada prenda hasta dejarme ver una sexy y atrevida lencería negra que llevaba puesta, en ese momento me di cuenta que lo había planeado, estando sin ropa se lanzo sobre mi verga, la masturbo suavemente durante unos minutos mientras disfrutaba mi cara de placer, paraba para besarme y susurrarme al oído lo mucho que deseaba el momento, cuanto quería sentir mi verga en sus manos y que esa noche ella seria quien mandaría.

Continuo masturbandome, aumentaba el ritmo, me tenia demasiado caliente, quería sentirla toda, sin embargo no cedía ante mis intentos por dominar la situación, me arrastro al borde de la cama, se arrodillo y comenzó a chuparla como quizás hasta entonces pocas mujeres lo habían hecho, a decir verdad parecía que me la estuviese chupando un hombre, sabia lo que quería y mas aun hacerlo, jugaba con mi guevas, lamia cada rincón de mi entrepierna, se deleitaba con mi verga, con sus dedos me dio una pequeña pero placentera degustación de su sabor, su acidez era deliciosa, tenia un sabor indescriptible, desee posarla sobre mi cara, pero ella tenia otros planes, continuo deleitando mi verga un rato mas; se puso de pie y de nuevo de rodillas pero ya en la cama se clavo cada centímetro de mi rigidez, una vez la tenia toda adentro comenzó a apretar sus paredes mientras me miraba picaramente, cogía, si cabello, pellizcaba sus pezones, y disfrutaba mi sufrimiento, relajo sus paredes y de inmediato comenzó a cabalgarme desaforadamente, se sentía las ganas que tenia por estar conmigo, tal como lo había previsto desde que bailamos esta mujer era todo un catre, se movía delicioso, jugaba con mi verga casi hasta sacarla, me agarraba el cabello, y arañaba mi hombro, mordía mi lóbulo, su vaivén era delicioso, poso todo su torso sobre mi, dejandome por unos minutos el control de la noche a mi, aproveche y comencé a embestirla rápidamente, agarraba su culo fuerte para evitar que se corriera; se reincorporo, esta vez tiro su tronco en sentido contrario al mio y continuo moviendo las caderas, me tenia a punto de venirme de repente sentí temblar sus piernas, me había regalado sus jugos, sin embargo aquello me hizo venir de inmediato, dejando toda mi leche adentro por primera vez, y prolongando su corrida a tal punto de quedar casi desmayada; espere que se mejorara y tomara aire para poder regalarle un oral y disfrutar del sabor de nuestros jugos mezclados, nos relajamos un rato en la bañera, nos organizamos, la deje en su casa no sin antes darle a entender el regalo tan excitante que me había brindado.

Los días pasaban entre apasionantes escapadas, una tarde ya muy calientes y sin tener donde volarnos decidimos aprovechar ciertos lugares de la U, luego de mirar que tanto pasaba la seguridad o uno que otro estudiante, nos adentramos en uno de los baños del bloque de ingles, estando adentro y solos comenzamos a besarnos apasionadamente, ella agarraba mi culo y halaba hacia su vientre, quería sentir la rigidez de mi verga, soltó los botones de mi camisa, bajo besando mi pecho, mordio suavemente por encima del jean mientras liberaba mi erección y la dejaba a su total disfrute, la chupo suavemente, quería disfrutar el momento, y se tomo todo el tiempo posible para hacerlo, paraba para besarme y masturbarme, ella había soltado su pantalón y me daba muestras de su humedad, su sabor era igual que antes, tenia esa acidez deliciosa, que tanto disfrute entonces y que ahora me encontraba deleitando, me hacia chupar sus dedos a la par que me chupaba la verga, su ritmo aumentaba cada vez mas, sus deseos se hacían sentir, su respiración en la base de mi verga me tenia a mil, su campanilla rebotando por el poder de sus embestidas sobre la cabeza hacían de su garganta profunda mas placentera y morbosa.

Paró, se levanto, y bajando su pantalón hasta las rodillas dispuso su grandioso pan para mi deleite, sin piedad comencé a clavarla brutalmente, mis guevas me dolían por la fuerza de las embestidas, cada vez sus gemidos se escuchaban mas fuerte, sentimos la puerta abrirse y toco parar repentinamente, el ambiente estaba inundado a sexo, se sentía el olor, no supimos quien entro, pero no tardo mucho; de nuevo comencé a clavarle fuertemente, quería hacerla sentir la calentura con la que me tenia, agarraba sus tetas firmemente, las pellizcaba duro, apretaba sus piernas para estrechar mi verga, estaba por venirme, la tenia contra la pared y podía sentir sus jadeos, - Quiero sentir tu leche correr dentro de mi – esa frase sentencio lo que por unos buenos minutos venia aguantando, tres embestidas despues estaba palpitando dentro de ella, sentí temblar sus piernas y agarrar fuerte mis manos. Habíamos alcanzado el clímax casi que simultaneamente, saque mi verga lentamente, disfrutando su humedad, bese su cuello, luego el lóbulo, la gire y le di un beso en agradecimiento por tan magnifico polvo; me limpie un poco la verga, ella por su parte quedo con mi leche adentro, nos vestimos como pudimos en la estreches del lugar, salí primero para vigilar y verificar que no hubiese nadie, le di el paso, bajamos las escalas y salimos como si nada.

sanbisex-

Soy hombre bisexual

visitas: 1200
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2018-10-19 16:58:55
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