Esta es una historia real (en mis fantasías).

Habíamos hablado por mucho tiempo, yo la había visto en un grupo por varios meses pero no quería agregarla hasta no estar seguro que me aceptaria. Hasta que un día por un comentario en una publicación se dio la oportunidad de entablar conversación y la agregué.

Ella es una mujer madura, segura de si misma, atractiva y muy caliente. Empezamos a hablar y nos caímos bien, desde las primeras conversaciones hubo química en los temas y picardía. Nos queríamos conocer, pero el trabajo, el tiempo y las distancias no nos dejaban lograrlo. Se volvió común cuando ocasionalmente la saludaba, que la me dijera: hace dos dias estuve por allá, la semana pasada fui pero como no habíamos hablado en un buen rato, no te avisé,y cosas similares. Además cuando yo fui cerca, ella no podía... así se nos fueron meses que juntaron años, hasta el día que por fin la casualidad jugó a nuestro favor:

- Hola, cómo estás? Tanto tiempo (le escribí)

- Bien gracias, corriendo (dijo ella)

- Y eso por qué corres? Quien te persigue?

- Jajajaja, tan gracioso, nadie, solo quse tengo que terminar unas cosas porque mañana estaré por fuera haciendo unas diligencias.

- Ah y yo quitándote tiempo, perdón!

- No te preocupes.

- Bueno, pero en serio, no te molesto mas.

- Como quieras, feliz tarde.

- Para ti también.

Pasaron unos 3 minutos cuando ella en habló. Esos 3 minutos en donde una mujer piensa y planea todo aunque despues sólo de indicios para que el hombre sea quien hace la invitación y todo sucede (solo que él no sabe que así fue como ella planeó).

- Oye

- Dime

- Mañana estaré por donde tú trabajas.

- Ah si?

- Sigues trabajando en el mismo lugar?

- Si donde siempre, y qué harás por aquí?

- Tengo mil vueltas por hacer, no se si me alcance el día, pero una de esas es cerca de tu oficina.

- Y necesitas ayuda?

- Jajajaja bobo, no, yo puedo hacer mis cosas sola

- Bueno pero con este frió de estos días, una ayuda puede ser invitarte a un café

- Mmmm puede ser.- A que hora vienes?

- Temprano, debo madrugar por todo lo que tengo que hacer

- Por un café contigo, me echo la madrugada.

- Voy en transmilenio, por ahí a las 7 o 7:30

- Uy temprano! Y a esa hora los transmilenios van llenísimos ???

- Y esos diablitos?

- Yo puedo llegar en transmilenio también, en uno lleno, cerca tuyo, cómo en esa fantasía que habíamos hablado alguna vez.

- No era un café lo que querías?

- También, ese puede ser después, pero si quieres, si no, solo el café. Tú sabes que soy un caballero.

- Un caballero que me quiere manosear en transmilenio.

- Que culpa! Pero en serio. Solo el café mejor.

- A las 7:30 estaré en el portal del norte para coger el H74, si llegas a tiempo, de pronto se te haga realidad.

- En serio?

- NO!

- Ayyy ya me estaba animando.

- Jajajaja.

- A las 7:30, no llegues tarde, me voy a ir en falda entonces, pero me invitas el café de todos modos, para el frío en las piernas.

- Para el frío en las piernas tengo otra solución, pero si, por supuesto, vamos por un café y por fin nos conocemos personalmente.

- Vale.

- Que emoción.

- A que hora entras a trabajar?

- A las 8.

- Uy para ir en transmilenio y luego un café, no va a dar el tiempo.

- No te preocupes, desde ya voy a avisar que llegaré tarde.

- Jajajaja tampoco, es un cafe, no un desayuno.

- Pero si preguntaste a qué horas entro, es porque piensas que se puede alargar o no?

- Uno nunca sabe, jajaja. Me voy. Nos vemos mañana.

- 7:30 frente a la entrada del H74.- Si chao, si llegas tarde te la pierdes!

Llegue a las 7:15, madrugué como si eso fuera una entrevista de trabajo muy importante.

A las 7:25 llego ella, en minifalda, su piel blanca, medias veladas negras. Un tacón bonito, no muy alto. Sus curvas y redondeces que conocía por fotos al fin estaban en frente mío. Me hice a su lado.

Bogotá es una ciudad que tiene muchas cosas buenas, transmilenio lleno en nuestro plan era una de ellas.El siguiente bus qué pasó se llenó en segundos de hecho casi que no cabemos, pero para nuestro plan este era perfecto, así que los dos hicimos todo para entrar, de hecho para lograrlo tuvimos que quedar muy pegados y mi mano que llevaba mi morral ya estaba sintiéndo el roce con su falda.