Siempre que teníamos la oportunidad de hablarlo cuando teníamos nuestras noches de pasión; discutíamos y morboseabamos con la posibilidad de estar con otra persona y lo delicioso que la podríamos pasar, eran noches de mucha sexualidad y desenfreno; notaba que se excitaba con mucha facilidad y sentía que le gustaba la idea de tener un tercero en una noche de pasión; notaba cuanto se agitaba y cerraba sus ojos imaginándose con dos hombres en un mismo cuarto, sencillamente era delirante.
La idea me sonó por mucho tiempo en mi cabeza y tan solo imaginaba que iba a pensar o cómo iba a reaccionar si llegase a encontrar un hombre que la complaciera como lo estaba haciendo hasta ahora en sus pensamientos.
Un día decidido a buscar ese tercero, ingresé en una página que ya no se encuentra en internet; chateamos con un hombre joven que ya había tenido experiencias similares y estaba dispuesto a hacer realidad nuestra fantasía o mejor la de ella; nos encontramos varias veces y hablamos del tema y de cómo lo podríamos hacer, lo conocí un poco más y él a mí; me agrado y fui de su agrado.
Ya habiendo cuadrado todo, me decidí a invitarla a que saliéramos y así fue. Un viernes en la tarde la llame y le dije que quería ir a tomar algo y porque no si era posible a bailar un rato, pero que la noche la íbamos a terminar en un motel para pasarla delicioso; era hora de consentirnos y pasar una noche solos ya que en la intimidad de nuestra casa era casi imposible desahogarnos de una mejor manera. Y así fue; la recogí y la llevé a chapinero a un barcito pequeño en Lourdes para tomarnos unos traguitos para después ir al motel (así habíamos quedado con Juan), pedimos algunos tragos y hablamos de lo delicioso que la íbamos a pasar, me ausentaba un poco para poder ir cuadrando con él y coordinar que íbamos a hacer; cuando él me confirmó que ya había cuadrado la habitación, fue cuando le dije a mi esposa que nos fuéramos y que buscáramos un motel para terminar la noche de la mejor manera.
Él ya había puesto a llenar el yacusi y me confirmó que todo estaba listo, tomamos un taxi y me sentía muy nervioso, ella también pero yo la trataba de calmar sin saber lo que le esperaba; ingresamos y cancelamos la habitación, cuando ingresamos ya estaba casi lleno el yacusi y cerré la llave; ya un poco más calmado la empecé a besar ya acariciar (le encanta que le besen el cuello), la fui despojando de cada una de sus prendas y la deje desnuda; la acosté en la cama y la seguía besando con pasión y mucha ternura, la acariciaba con mis manos y sentía como se iba excitando; le besaba sus senos, su vientre y llegue a su vagina (bien depilada y recién lavada), se la chupe por varios minutos y sentía como su respiración iba aumentando; él que estaba escondido en el baño se asomó y con una señale indique que se desnudara y así lo hizo, le dije a ella que cerrara sus ojos e imaginara que no era yo quien le estaba chupando su vagina; los cerro y empezó a retorcerse, lo llame con mi mano y se acercó, lentamente me levante y sin que ella se diera cuenta él se abalanzo a esa vagina ya mojada y lista para ser saboreada; ella gemía como nunca, como si en verdad estuviera imaginando que era otra boca la que estaba lamiendo esa cuca; ella tan solo tomaba con sus manos la cobija y la apretaba; yo mientras tanto me desnudaba con calma y de un momento a otro me acerque y le dije al oído “te gusta?”; ella abrió sus ojos y con un poco de susto se quiso levantar pero yo no la deje, tan solo le dije (disfrútalo) y volvió a cerrar sus ojos, ya en ese momento no podía parar, estaba muy excitada, le acerque mi pene y lo recibió con mucho deseo; me lo chupo como nunca lo había hecho; le pedí a él que se colocara el condón y la penetrara (no saben el morbo que sentí al ver cómo le empezaba a meter su verga), que delicia.
Asá la tuvo por varios minutos, él se acostó y ella se le montó en su verga; se agacho y pude ver a plenitud su hermoso culo, se lo sobe y loa acaricié; soltó un leve gemido que me indicó que le gustaba, le puse algo de lubricante y se lo seguí sobando; ya en pocos minutos me di cuenta que quería que se lo metiera, con calma y paciencia se lo fui introduciendo; otro gemido, se lo metí todo, que rico; jamás la había escuchado gemir tanto como en esa ocasión, duramos un buen rato así. La excitación estaba en su punto más alto; le dio en cuatro, en perrito, misionero y cada vez que podíamos intercambiábamos y fue cuando él dijo que ya se iba a venir, lo deje que él le diera y terminara; ambos se vinieron al tiempo, sencillamente delicioso; quedamos exhaustos y decidimos ir al yacusi un rato para tomar fuerzas. Nos sentamos y hablamos un buen rato como si nos conociéramos hacía muchos años; hablamos, reímos y nos tomamos unas cervezas. De un momento a otro él ya estaba otra vez con ganas de darle a mi esposa y de un momento a ya tenía puesto el condón (no sé de donde lo sacó jajajajaja) pero fue cuando vi a mi esposa de nuevo encima de él, yo sentado ahí veía como se lo metía y ella gemía; sus nalgas golpeaban el agua y sonaba como si se le estuviera dando palmadas, así estuvieron por varios minutos y como si estuvieran sincronizados, se vinieron al tiempo; que delicia.
Nos duchamos y nos despedimos con el compromiso de que ojalá nos pudiésemos ver otra vez para repetir (algo que nunca pasó porque ella decidió que fuese así); siempre que recordamos eso ella se excita demasiado, fue algo maravilloso que nunca se repitió.
Hoy en día nos gustaría conocer una pareja o un tercero para poder repetir algo así; alguien cómplice, amigo; alguien con quien poder crear amistad, no interesa si es bi o son bi; se trata de entablar una bonita amistad y poder compartir esos momentos de pasión y deseo, de poder conversar y compartir unos tragos; no se trata de “veámonos y hagámosle” como proponen algunos; nos gustaría conocer y que nos conozcan, es así de simple; no somos los modelos de tv pero somos personas agradables y con muchas ganas de experimentar nuevas cosas.
Espero que les haya gustado el relato y me gustaría que me dieran a conocer sus comentarios….gracias.