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Hola mi nombre es Ana Fernanda tengo 40 años, alta y acuerpada, más bien como dice mi esposo “trozudita”.
Mi esposo me complace y me da gusto en todas mis ocurrencias, fantasías y caprichos sexuales, por lo que yo también trato de complacerlo.
A él como a la mayoría de hombres le encanta penetrar el culito de una hembra caderona como lo soy yo, y a mí, como a la mayoría de las mujeres la idea no es que me excitara demasiado, sin embargo, por el tema de la reciprocidad aceptaba, no de muy buena gana, que su verga cabezona se desviara intencionalmente buscando mi tan anhelado culo apretadito.
Mi esposo no tardó mucho en entender que yo no lo disfrutaba a plenitud, salvo la excitación que siempre me produce lo prohibido, saber que su verga traviesa siempre trata de deslizarse y desviarse buscando mi culito me pone a mil y me hace sentir como una perra en calor buscando ser abotonada, fue entonces como mi esposo comenzó a diseñar una técnica que ahora quiero compartirles, la llamó PACOPLAC (Penetración Anal Con Placer).
Una de las características fisiológicas del ano y del canal anal, es que si bien es cierto es expansible, también tiene terminaciones nerviosas superficiales que lo hace muy sensible, pero lo más importante es que NO genera lubricación natural como la vagina o la boca, así que de eso se ocupó mi esposo.
Una noche después de unos traguitos, inició su cortejo en la cama como cuando quiere entrar por la “puerta trasera”, es hacerme un buen sexo oral con aceite de sabores para deslizar su lengua por mi culo y tratar de penetrarme con su lengua traviesa, comenzó a embadurnarme con aceite entre mis nalgas y el a meter toda su cara entre ellas, nunca lo había visto tan desesperado por tratar de violar mi culo con su lengua, literalmente alcanzaba a penetrarme uno o dos centímetros y yo me dejaba llevar abriendo mis nalgas con mis manos para hacerle más fácil su violación y a mi más placentero el momento. Podría haberme quedado así toda la noche, estaba tan excitada que no me importaba si ya me iba a montar, sin embargo de la nada saco un estuche como de lápices escolares y saco un guante de látex de su interior, me susurro al oído que es “el kit del placer”, una vez colocado el guante, saco una pequeña crema que embadurnó su dedo del corazón y como haciendo un hoyo en la arena muy lentamente penetro mi culo con su dedo impregnado de Xylocaina o Lidocaína, un anestésico tópico que se consigue en cualquier farmacia, y mientras con su dedo violaba lentamente mi culo, con la otra mano manoseaba mis tetas, su dedo ahora no solo se movía como un pistón lento sino que giraba en círculo en mi interior como tratando de acondicionar mi recto para acostumbrarlo a lo que se venía, cuando sacó su dedo de mi culo sentí una sensación extrema de placer al saber que pronto me iba a montar como la perra que en ese momento me sentía, sin embargo de su estuche ahora saco un pequeño frasco de lubricante a base de silicona el cual se aplicó en todo su guante y comenzó a jugar por toda la línea que separa mis nalgas y cuando pasaba por mi culo sentía corrientazos de placer, el lubricante a base de silicona es el mejor lubricante para recibir cualquier verga, una vez su guante, exageradamente lubricado, se deslizaba con facilidad por mis nalgas, sentí como no solo metía el dedo del corazón, sino que ahora también metía el dedo índice!, mi culo los recibía con placer yahora no sentía molestia alguna, todo lo contrario mis caderas se balanceaban invitando a mi esposo a hacer lo que le diera la gana con mi culo, interpretando mis gemidos, mi esposo ahora embestía con más fuerza sus dedos dentro de mí y contorsionaba su mano haciendo girar sus dedos dentro de mi culo ya dilatado, dilatado, violado, penetrado, manoseado, humillado, Ahora más que nunca me sentía una verdadera perra y sentía que mi culo era capaz de recibir cualquier verga, no importaba su tamaño, no importaba de quien era, de mi esposo, un amigo, el vecino, algún conocido o desconocido, mi culo solo pedía ser penetrado.
Mi esposo ahora con condón lubricado buscó la entrada de mi culo, mi esposo me dijo que parecía que mi culo había succionado su verga apenas lo coloco en la punta en mi ano, ahora literalmente sentía que me estaban culiando y me encantaba, lo estaba disfrutando, estaba sintiendo orgasmos uno tras de otro y no quería que terminara nunca, mi esposo me embestía no solo con su verga sino con todo su cuerpo empotrándome contra la cabecera de la cama y terminamos en un solo gemido, desde entonces debo confesarlo soy adicta al sexo anal, me encanta sentirme como una perra yque me digan que me quieren montar.
Ahora practico con placer la doble penetración y los amiguitos que me consigue mi esposo tienen la obligación y consentimiento de probar mi culo.
Después les contaré las faenas que he podido realizar gracias a la complicidad de mi esposo.