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Disfrutaba Mi Pie Dentro De Su Vagina

Entramos a la habitación. La cama era redonda, de sábanas blancas y limpias. La decoración sutil y romántica. A la luz de las velas rojas y sintiendo el olor a incienso  pude contemplar el lugar que sería nuestro recinto de placer.

Ella entró, su cabello rebelde color de oro, sus ojos picaros y cuerpo delgado parecían un cavas en blanco para dibujar. Caminó despacio y sonriendo se acercó a mí. Me miró fijamente con seguridad, yo sentí confianza y calor en mi cuerpo.

Era extraño y delicioso, llevaba más de una hora en posiciones extrañas, usando mi respiración para enfocar mis impulsos sexuales y transmitir energía orgásmica por medio de el ritmo de mis movimientos. Tenía a mi esposa desnuda con las piernas abiertas, llena de aceite en todo su cuerpo, retorciéndose de placer. Ella me enseñaba como hacer un masaje relajante en su vagina y alrededor de las misma. No sabía que ese punto también guardaba tensión. Mi pene estaba erecto, cada vez me excitaba más al disfrutar como ella sentía cosas que antes no había sentido. La terapeuta, le decía:

-Cata, respira profundo, inhala , exhala profundo por la boca y suelta toda tensión.

Mi esposa, es mente abierta y siempre se le mide a hacer muchas locuras, pero  piensa mucho y por esto a veces no se relaja lo suficiente. Se podía notar como su cabeza se calentaba de tanto pensar, cuando su energía debía estar concentrada en su zona pélvica. Practicábamos lograr el orgasmo Squirt, levantaba yo sus caderas y con mis dedos adentro movía de manera agresiva mi mano hasta que ella decía que sentía ganas de orinar. Era en ese momento cuando debía soltar, pujar y relajar la tensión de su vagina. Lo intentamos dos veces, era nuestra primer vez y aunque era algo incomodo, a su vez era delicioso. Me detuve cargado de placer, decidí guardar mis ansias e intentarlo en otro momento.

Pasé mis dedos suavemente por todo su cuerpo, acaricié su cabello como hace mucho tiempo no lo hacía, olí toda su piel como si fuera la última vez, la agarre fuertemente por cada centímetro, sintiendo sus músculos como si fueran arcilla para moldear. La besé cientos de veces y mi corazón cada vez se llenaba de más amor y deseos de comerme a Cata, una mujer de dulce, quien me ha acompañado durante 10 años y es la madre de mis hijos. La deseo tanto que todos los días quiero comérmela. Pero hoy, se sentía diferente, ella era la reina.

Cata, se levantó lentamente, me acostó boca arriba y me dijo: “aprende a recibir”. La mujer le decía que hacerme, yo cerré mis ojos y me fui a otro mundo, sentía como mi cuerpo se liberaba de tensión. Por  un momento vino el silencio. Sentí algo húmedo y caliente en el dedo gordo de mi pie derecho, era su vagina. Empezó a masturbarse repetidas veces y yo quería morir de placer. Unos grandes deseos de eyacular vinieron a mi, pero usando mi respiración pude contenerme para seguir disfrutando la sensación hasta su máxima expresión. Hasta que por fin lo hice. Fue extraordinario. 

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LaDiana

Soy hombre heterosexual

visitas: 947
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2015-07-07 13:47:33
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