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Un chico de la calle

Fue uno de los muchachos que subía al carro por la noche en las calles del centro para que me dieran una mamada a cambio de unos pesos.

Este tendría unos 16 o 17 años, no muy alto, mas bien fornido y de piel canela clara. Como nunca me pasó con ningún otro, en cuanto cerró la portezuela, sin decir nada se bajó los pantalones hasta los tobillos, dejando a la vista una hermosa verga flácida, corta pero gruesa y venosa, con un imponente par de testículos en un escroto que debía verse colgante, todo en medio de una tupida mata de pelo negro... cosa que prefiero con mucho a los genitales afeitados que tanto les gustan a muchos. Pasado el asombro inicial, el proceder descomplicado del chico me puso nervioso porque el carro estaba detenido y había personas cerca y creo que le pedí que se cubriera un poco. No tenía tiempo de ir a uno de mis moteles conocidos, pero el chico estaba tan atractivo que le pregunté si sabía de algún cuarto cerca y él me dio la dirección de una residencia. El sitio no tenía donde parquear así que tuve que dejar el carro en la calle, pero no me importó. 

No recuerdo detalles, pero en poco tiempo estábamos en una habitación y él estaba tirado boca arriba en la cama, de nuevo con los pantalones en los tobillos. Era evidente que el muchacho quería salir rápido del asunto, pero yo tenía otros planes. Me senté junto a él, le manosié las güevas y vi que la verga, que ya estaba medio parada, tenía aún el prepucio intacto. Tenés un buen paquete, le dije. ¿Te gusta que te la mamen? Me dijo que si. Le cogí las güevas y le pregunté ¿creés que aquí quede lechita para mi? Se encogió de hombros, no sé... ¿Cuando fue la última vez que te viniste? Creo que ayer, me dijo... ¿Me la vas a mamar? Creo que si... pero me gustaría verte desnudo y  enjabonarte...También al culo... me dio una mirada calculadora ¿me querés dar verga?.. depende de si te gusta que te den por el culo... ¿y por que no?, me dijo ¿Cuanto me darías?  ¿Cuánto querés?

Luego de ponernos de acuerdo, le pregunté si le gustaban los besos... me dijo que sí y estuvimos un rato haciéndolo. Fueron unos besos intensos, con mucha lengua y muy satisfactorios.  Cada vez me gustaba mas el muchacho... luego nos desnudamos y entramos al baño... solo había un lavamanos... suficiente. ¿Te choca que orine en el lavamanos? Tranquilo... a mi también me gusta. Vio que lo miraba mientras lo hacíamos y me dijo ¿querés que te orine la verga? dale, le dije... Finalmente nos enjabonamos mutuamente, nos secamos y nos fuimos para el cuarto. Él tenía unas prominentes tetillas que le chupé un rato antes de sentarme en la cama, ponerlo de pie entre mis piernas y comenzar a mamarle la verga que tenía ya dura. Antes, cuando se la enjaboné, estaba flácida y no tuve problema bajando el prepucio para lavarla. Incluso cuando la sequé le metí la lengua entre el prepucio y el glande para lamerle la rajita del pene que se veía rica. Ya, con la verga parada y el prepucio templado le lamí suavecito la rajita de la punta... él se estremeció un poquito y me dijo que le hiciera con mañita... ¿te lo puedo bajar? Si... pero despacio papi... le eché saliva y comencé a bajarle el prepucio, chupando con los labios y dándole lengua a la gruesa cabeza entre rosada y morada que fue apareciendo. Paré a ratos a chuparla por los lados y él se estremecía, pero nunca me dijo que parara... cuando la tuve toda destapada, le lamí el frenillo y luego estuve un rato lamiéndole y chupándole las güevas y metiéndolas en la boca una tras otra. Él apenas suspiraba y se estremecía pero sin decir nada. Le mamé la verga por mucho rato. Era una buena verga, rica para mamarla, pero ya estaba tomando demasiado tiempo. ¿te demorás para venirte? le pregunté, sí, me dijo...

Luego de un rato sin resultados le dije que quería darle verga y que quería que primero me la mamara un rato. Me acosté boca arriba y el se arrodilló en la cama y me la chupó hasta que le dije que era suficiente. Le pedí que se pusiera en cuatro con la cabeza sobre la almohada, lo que dejó a la vista el grueso par de güevas colgantes y el provocativo huequito entre las nalgas. Le di lengua al culo durante un rato y mientras lo hacía le acariciaba las güevas y le masajeaba la verga... él solo daba suspiros de satisfacción. Luego busqué en mi bolso el lubricante y le dije que quería dilatarle el culo... no creo que sea necesario, me dijo... yo solo lo miré, pero pronto vi que no era la primera vez que lo hacía... de todas formas lo dejé bien lubricado. 

Me la mamó un poco mas, me puse un condón bien lubricado y le pedí que se acostara boca abajo. El chico era nalgoncito con el culito respingado y en esa posición se veía rico. Me arrodillé a lado y lado de sus muslos y le abrí las nalgas... el culito estaba húmedo y entreabierto y yo lo penetré, lentamente pero sin dificultad. Cuando la tuve toda adentro me tendí sobre él. El culo se sentía apretadito y cálido y yo esperé un instante, besándole el cuello y saboreando el momento, antes de empezar a subir y bajar la pelvis, lenta y suavemente, mientas escuchaba sus débiles gemidos... Luego de disfrutar mucho rato esa posición, lo voltié y le di un rato boca arriba con las piernas levantadas, lo que si le sacó mas de un quejido. ¿Te gusta?... me encanta papi... también aproveché para masturbarlo y chuparle los ricos pezones que tenía paraditos. Mientras estaba en esas me vine dentro del condón y resolví que ya era suficiente.

Nos besamos un poco, nos vestimos, le pagué al muchacho, dándole además una buena propina y lo llevé a un paradero de buses. Me dijo que se llamaba Jaime, pero no tuve la precaución de pedirle datos de contacto. Luego me arrepentí, porque yo pasé un buen rato con él... y creo que también él conmigo...

Prudencio

Soy hombre bisexual

visitas: 2370
Categoria: Gay
Fecha de Publicación: 2019-09-08 18:10:07
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2 Comentarios

Buen relato :)

2019-09-19 23:05:56

Me encanta

2019-09-09 07:19:17