Era usual que en los burdeles de Medellín fuera un hombre amanerado el encargado de recibir a los clientes, controlar el manejo de bebidas y recibir pagos y otras cosas relacionadas con el manejo de los cuartos. En uno de esos, al que iba yo con frecuencia, había notado que a veces llegaba un cliente que, haciendo caso omiso de las chicas, se sentaba aparte hasta que el encargado le hacía una seña y lo entraba a uno de los cuartos más apartados, donde se quedaba un rato y luego pagaba y se iba. Mi bisexualidad vio una oportunidad interesante en el asunto, pero no obstante pensé que quizá no era prudente preguntarle a una de las chicas y esperé la oportunidad de conversarlo a solas con Carlos el encargado.

Un día a media tarde fui. Las mujeres descansaban del trajín de la noche, pero encontré a Carlos y le pregunté. Él, que me conocía por mis visitas nocturnas a las chicas, me preguntó que porqué me interesaba el asunto y yo le dije que quizá estaba equivocado, pero que me gustaría saber si allí era posible pasar un rato con un chico sin que las muchachas se enteraran. Me miró y me preguntó si era algo personal... yo le dije que si... Se encogió de hombros y me preguntó que como me gustaría el chico... le dije que joven y pasivo... lo pensó un momento y me dijo que tendría que ser temprano, cuando las mujeres aún dormían... que lo llamara al medio día.

Al día siguiente lo llamé y me dijo que a las tres de la tarde tendría a alguien para mi... Llegué puntual y me dijo que me estaban esperando y me llevó a un cuarto en otra parte de la casa, me abrió la puerta y luego la ajustó detrás de mi.

Cuando entré vi a alguien sentado en la cama. Minutos después, cuando me acostumbré a la penumbra, resultó ser un chico de 17 o 18 años, mas bien bajo y delgado... me le aproximé, le levanté la cara y acerqué mi boca a la suya... entreabrió los labios y lo besé suave pero intensamente... él me devolvió el beso y seguimos haciéndolo por un rato, cada vez mas frenéticamente... luego me aparté un poco y me desabroché el pantalón. Él metió la mano y sacó mi verga...

Me la acarició un poco y comenzó a chuparla con suavidad... se sentía rico y pronto la tuvo casi lista... lo hice levantar y le pedí que se desnudara... se veía lindo y esbelto... hice lo mismo y lo abracé, le acaricié la verga y le chupé un rato las tetillas... le pedí que hiciera lo mismo con las mías... me encanta... le pedí que me pellizcara duro los pezones... que delicia... a poco tenía ya dura la verga...

Le mamé la suya un rato... no era grande, pero gruesa y venosa... rica... lindas güevas y un delicioso y alborotado vello púbico... Lo tendí sobre la cama boca abajo... me le trepé detrás y le masajié el hermoso culo respingado... le abrí las nalgas y zambullí mi cara entre ellas... olía a recién bañado... le eché saliva al huequito y le di lengua durante un rato sacándole gemidos de placer... le gustaba el beso negro... cada vez me agradaba mas el chico...

Le puse lubricante al culito y me entretuve un rato metiendo y sacando un dedo y luego dos, con él gimiendo a veces... Cuando calculé que estaba listo me puse un condón lo lubriqué bien y me le tendí encima hundiéndole despacio la verga... el chico se abrió bien las nalgas con las manos y se quejó algo al principio... luego me dijo que siguiera así. Un culito bien rico... Le di verga por largo rato y luego lo acosté boca arriba, le subí las piernas y le di mas... mucho mas... Mucho después, ya fatigado saqué la verga aún sin venirme y me recosté sobre su pecho... él me dijo quejumbroso ¿ya terminaste? y yo le dije ¿por que? ¿Querés mas? Él me besó y me dijo que si, que yo le hacía rico... subió bien las piernas y lo penetré de nuevo, esta vez sin dificultad porque ya tenía el culo bien dilatado. Le seguí dando largo rato hasta que me vine... mientras tanto el chico se había masturbado hasta que también se vino sobre el vientre.

Nos vestimos y él me besó y me dijo que se llamaba Kevin. Me abrazó y me dijo al oido: mi culo es tuyo siempre que lo querás... me gustaste mucho papito... tu verga se sentía deliciosa... Me dijo que donde Carlos estaba bien pero que él tenia un sitio cerca al que podía ir a cualquier hora y que conocía amigos y amigas que podrían gustarme. Me dio un teléfono.

Las mujeres aún dormían cuando salí a buscar a Carlos. Él me preguntó como había pasado con el chico y le dije que muy bien, me dijo que lo supuso porque pasaron casi tres horas. El tiempo vuela cuando se pasa rico. Le pagué, le di las gracias y me despedí.

Kevin y yo nos entendimos muy bien desde ese primer encuentro donde Carlos. A pesar de la diferencia de edades éramos muy compatibles sexualmente y pasamos después muchas buenas tardes juntos. Él era estudiante y había semanas cuando estaba ocupado... sin embargo me presentó a varios de sus amigos y amigas y tuve sexo en varias ocasiones con algunos de ellos, cosa que a Kevin no le molestaba... sabía que yo prefería su compañía a la de cualquiera de ellos.

Kevin era un muchacho muy discreto y respetuoso, pero también cariñoso y ardiente... usualmente hacíamos el amor con suavidad, casi con ternura, pero a veces, por alguna razón, quería que se la metiera con fuerza, incluso sacándole fuertes quejidos... así lo quiero hoy papi... dame con ganas... a veces me venía y él me pedía que no parara, que siguiera dándole... y así lograba sacarme mas de un polvo... Después de mucho rato dándole verga el culito le quedaba dilatado... enrojecido... a veces le ardía y yo le ponía una pomada sedante. Cuando había tiempo nos duchábamos y dormíamos abrazados o conversábamos un rato acariciándonos... a veces solo nos mamábamos las vergas o nos hacíamos beso negro...

Kevin era barranquillero pero su familia era poco lo que ayudaba y le tocaba rebuscarse... cuando lo fui conociendo hicimos un arreglo económico para el arriendo del cuarto y los estudios. Kevin fue lo mas parecido a un mocito que tuve en toda mi vida. Lástima que nada dura para siempre...