Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

Arrechos inesperados

Ya era de noche y un hombre que me había invitado a salir, me canceló nuestro encuentro por un problema personal de última hora. Quedé desprogramada y ya era un poco tarde. Al revisar mis mensajes encontré uno que me decía: “Acabo de llegar a la ciudad, estás libre ésta noche?”.

Al leer el mensaje recordé a aquél hombre, bastante morboso y arrecho, y que él me recuerde después de tres meses que no me buscaba me excitaba porque al hombre le gustan mucho las mujeres y se ha acostado incluso con amigas mías cuando llega a la ciudad y me emocionaba saber que me estaba deseando. Su mensaje no llevaba sino pocos minutos. Le respondí sin pensarlo demasiado: “Sí estoy libre”. Un minuto después me escribió: “Quiero que vengas ésta noche”. Acordamos la hora y me dijo que me enviaría el taxi para que me recogiera.

Me recogió el taxi a la hora acordada y mientras llegaba al apartamento, pensaba en las veces que había estado con él, ya eran varias, no recuerdo cuántas. La primera vez que lo vi estaba en el apartamento de un amigo suyo con otros amigos y había varias mujeres, él estaba con una mujer linda, muy joven y voluptuosa, que después se llevó a alguna habitación. Yo me quedé en la sala con el hombre con el que yo estaba. Él se fijó en mí, le dicen Moncho, y me buscó unas semanas después para invitarme a tomar un trago y “conocerme”, después de invitarme a un pequeño bar y preguntarme muchas cosas muy personales e íntimas, esa noche me llevó a motel. “Desde que te vi la otra noche dije… a esa flaca me la culeo”, me dijo cuando entramos a la habitación del motel. Después me ha buscado varias veces.

Llegué al apartamento del amigo suyo donde se estaba quedando. Me abrió la puerta y me recibió muy cariñoso, beso en la boca, abrazo por la cintura y manoseada a mi trasero. Yo iba con un blue jean ajustado, blusa azul, chaqueta azul, tanga y brasier azules oscuros, zapatos negros boca de pescado con plataforma, que me había regalado el hombre que me canceló la cita. “Mamacita desde que llegué estoy arrecho por verte… me gusta que vengas cuando te busco”, me dijo abrazándome por la cintura y restregándose contra mí mientras me miraba con mucha lujuria y me dio otro beso en la boca. Él queda más bajo que yo cuando llevo esos zapatos pero eso a él le gusta, “flaca me gusta ese culo tuyo”, dijo manoseando y apretando una nalga. Sonreí.

Entramos a la sala y me presentó al dueño del apartamento, un hombre igual de alto como Moncho pero más gordito y calvo. El hombre mirándome con mucho morbo de arriba a abajo, se puso de pies y me saludó agarrándome de la mano izquierda para mirar mi cuerpo, “holaaa… así que eres la amiguita de Moncho”, me dijo. Sonreí y le dije: “Sí”. “Me llamo Reynaldo pero tú me puedes decir Rey”, dijo con tono muy morboso. Sonreí y le dije: “Me llamo Camila”. Recordé que conocía otro Reynaldo que también le gusta que las mujeres le digan Rey. Ellos estaban bebiendo aguardiente, agarró una botella y dos copas, y le dijo a su amigo: “Vamos a divertirnos…”. Su amigo soltó una carcajada y se quedó en la sala mirando TV. Moncho me agarró por la cintura y me llevó a la habitación.

Me hizo entrar adelante, me dio una nalgada, entró y cerró la puerta de la habitación, puso la botella y las copas sobre la mesa de noche y me agarró contra la puerta, abrazándome por el trasero y restregando su pelvis contra mí. “Mamacita… tiempo sin probar ese cuerpecito tan rico… uuuhhh… mamacita…”, me besó apasionadamente y me apretaba mis nalgas mientras se restregaba contra mí. Él mismo me quitó la chaqueta, la tiró al piso sobre mi bolso que había dejado caer para abrazarlo por el cuello, volvió a besarme y apretar mis nalgas, me quitó la blusa y el brasier. Sin esperar me chupó ambos pezones, “Ricas éstas téticas…” dijo y siguió chupándome los pezones y después casi me las devoraba. Me dejó bastante baboseada. Se restregaba contra mí y yo sentía su verga dura en el pantalón. Me excitaban sus chupadas en mis tetas.

Me llevó a la cama en topless y me hizo sentar junto a él al borde de la cama, sirvió dos copas de aguardiente. “Brindemos por la culiadita que te voy a pegar”, me dijo mirándome con lujuria y bebí aunque poco me gusta ese trago, me parece fuerte, pero sé que a él le gusta comerse a las mujeres mareadas. Me hizo desfilar para él varias veces en topless junto a la cama, me daba trago y me hacía seguir desfilando, mientras él sentado se manoseaba por encima del pantalón y me miraba con mucha lujuria, me mandaba besos con sus labios y sacaba la lengua morbosamente. Mi taconeo no se escuchaba por la alfombra de la habitación. Lo miraba y caminaba de lado a lado para que me mirara, yo le sonreía y le guiñaba un ojo de vez en cuando. Me gustaba verlo que se excitaba por mí.

Me hizo una seña para acercarme, me dio otro trago, mientras lo bebí me desabrochó el jean y me dijo que me lo quitara detrás de la puerta para mirarme cómo lo hacía. Me quité los zapatos y me quité el jean ajustado. Quedé en tanga, descalza. Me llamó hacia él y me dio más trago. Me miraba la tanga y me acarició la vagina con dos dedos, “extrañaba ésta chochita”, dijo. Me hizo desfilar varias veces de lado a lado para mirarme, descalza, solo en la tanga. Él se manoseaba por encima del pantalón, me miraba con mucha lujuria, me mandaba más besos con sus labios y sacaba la lengua moviéndola morbosamente, yo le sonreía y le guiñaba un ojo de vez en cuando. Me hizo desfilar varias veces hacia la puerta para mirarme el trasero y devolverme caminando hacia él para mirarme la vagina bajo la tanga semitransparente que estaba un poco ajustada. Él tomaba trago y decía “ésta verga quiere esa chochita…” y se manoseaba sobre el pantalón mirando mí vagina que se marcaba bajo la tanga. Yo sabía que eso lo excitaba y eso me gustaba.

Me hizo la seña para que me acercara a él, me manoseaba el trasero con una mano y con la otra la vagina sobre la tanga, me miraba con mucha lujuria, sirvió más trago, yo no quería más, me sentía un poco mareada, “no me desprecies… tómate el último antes de la culiada…”, y me lo hizo beber todo, él mismo me lo dio. Me dijo que tenía una fantasía: “Quiero organizar una fiesta en la finca, invitar varios amigos, llevar varias hembritas… puticas… y ponerlas a desfilar para elegir la reina de la noche… la reina de las putas… con premio especial… jajajaja”. “Mmmm… cuando lo hagas me invitas”, le dije y le guiñé un ojo. “Clarooo… tu eres fija… jajajaja”, dijo.

A él le gusta que lo ayude a desvestir, le quité la chaqueta de cuero, las botas, la camisa y el pantalón, finalmente las medias y el pantaloncillo que ya estaba húmedo. Su verga saltó, tenía erección completa. Sentado al borde de la cama, me hizo arrodillar para mamar. Siempre le gusta que empiece masturbándolo mientras le lamo los huevos hasta cuando él diga. Luego le doy la mamada como a él le gusta, fuerte y profundo, muchos minutos, es bastante aguantador y me agarra la cabeza para empujarme. Ésta vez no se derramó en la boca, dijo que quería mi chochita.

Primero me colocó en cuatro en la mitad de la cama y me dio varias nalgadas bastante fuertes y agarrándome del cabello dijo “es hora de cabalgar ésta potrica” y me penetró por la vagina un poco rudo, fuerte, entró fácil y rápido porque yo ya estaba lubricada por la excitación al mamar su verga. Nalgueaba fuerte y empujaba duro, se sentían los golpes de sus caderas contra mis nalgas. Yo gemía sin parar, “gime más fuerte”, decía y me daba más nalgadas, hasta que gimió muy fuerte, me haló más del pelo y empujó muy fuerte, se quedó quieto, estaba eyaculando. Me soltó del cabello, sacó su verga, dijo: “está rica esa chochita”, se dejó caer en la cama boca arriba y dijo: “límpiamela”, yo sabía que había que hacerlo con la boca hasta que él considerara que estaba limpia. Me gustaba el sabor a semen.

Mientras descansaba unos minutos antes de que yo le diera una nueva mamada para ponérsela dura, me dio más licor, yo no quería pero me dijo: “no me gusta que me desprecies” y me obligó a beber y él bebió un trago más, me dijo que quería tener “una atención” con su amigo Rey, “quiero que lo atiendas bien… uno o dos polvitos, una hora… yo corro con los gastos… jajajaja”, dijo y bebió otro trago. Yo me sentía mareada y un poco cansada pero tampoco quería desaprovechar la ocasión.

Moncho me tenía abrazada en la cama, me manoseaba las tetas y me manoseaba la vagina, me besaba apasionadamente y me decía: “estás muy rica… como para tenerte en la finca toda la semana”. Le empecé a masturbar la verga, estaba un poco flácida y pronto se le puso dura, se la mamé de nuevo y cuando estaba bien dura me dijo: “súbete y monta... cabalga como puta”, mientras yo subía y bajaba me manoseaba las tetas y a veces me las cacheteaba, si bajaba el ritmo me nalgueaba, “cabalga puta… cabalga puta…”, repetía, hasta que terminó y me hizo quedar quieta y bajar de él, para que se lo limpiara de nuevo con la boca. Unos minutos después, levantándose de la cama y poniéndose los pantaloncillos me dijo: “Vete al baño y te das una ducha para que vayas limpiecita a la cama de mi amigo Rey”. Me dio un beso en la boca y una nalgada, yo fui al baño.

Mientras él fue a hablar con su amigo yo me duché, me sentía mareada, salí secándome del baño a la habitación de Rey que me esperaba bajo las cobijas. Entré desnuda, secándome, “Sigue y cierra la puerta”, dijo. Cerré la puerta y él levantó las cobijas para invitarme a entrar a su cama. Estaba completamente desnudo y tenía una gran erección.

Fin

camilitarod

Soy mujer heterosexual

visitas: 1891
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2020-03-23 06:00:49
Más Relatos Por camilitarod
Compartir en:

4 Comentarios

Uuff excelente relato me gustaría saber más detalle con lo q paso con rey

2020-07-03 23:11:24

Camila, quiero más relatos... Me excita tus relatos uffff que Chimba como nos cuentas tus experiencias.

2020-03-23 13:52:16

Rico tu relato ??

2020-03-23 13:44:35

hola que buen relato, es excitante y delicioso de leer

2020-03-23 13:12:00