Corría el año 2014, había ya pasado el mundial de Brasil y creía fervorosamente en que era gol de Yepes.

Ese año cumplí mi primer año en ese empleo, había una mujer a quien llamaremos M que era divorciada y madre de una niña, para ese entonces ella tenía 34 años y yo apenas cumplía mis 26. Sentía gran empatía con ella, broma iba y venía a la hora del almuerzo y en los eventos de la compañía siempre bailábamos cuando podíamos. Una noche me quedé trabajando hasta tarde y noté que ella estaba en su cubículo también. Le escribí al celular diciéndole que deberíamos ir por unos Martini al salir de la oficina.

Una vez en el bar, sentí un olor que asumo fueron sus feromonas y me dije a mi mismo “tengo que comérmela”. Esa noche no pasó nada…

Un día le escribí y le dije q iría a un bar con unos amigos que invitara a su amiga y nos veríamos para pasar un rato agradable. Yo llegué al bar y me puse inmediatamente a tomar cerveza y a departir con los muchachos. Mi celular timbró y era ella para avisarme que había llegado y preguntarme en qué punto del bar estaba yo.

Cuando llegaron a la mesa nos pusimos todos a hablar, una copa tras otra iba prendiendo el ambiente y en un momento determinado de la noche ella y yo estábamos en una especie de burbuja que no dejaba que nadie nos interrumpiera. De nuevo sentí sus feromonas y entonces sin titubear la bese… para ese momento sentí el sabor de su boca y las feromonas provenían del contorno de sus labios.

Nos decidimos a ir por un cigarrillo y cuando estábamos fumando nos metimos al “Paseo la Cabrera” allí en medio de los besos y agarrones de nalga, descubrí sus tetas y las lamí. Ella me dijo que quería ir a otro lugar por lo cual decidí ir al bar, cuadrar cuentas rápidamente y volver con ella. Tomamos un taxi y le dije al conductor “al eros”, ella me dijo “buena elección”.

Al llegar al motel, entramos en la habitación, estábamos tomados y un poco torpes pero eso no impidió quitarnos la ropa y empezar a sentir nuestra desnudez. Puse mis dedos con cuidado dentro de su vagina y sus gemidos no se hicieron esperar. Estaba muy mojada, calentita y sentía como palpitaba y ella tomando mi verga y acostándome en la cama se sentó encima de mí y la introdujo sin más ni más. Cuando entré en ella me dijo “hace rato quería esto y ahora te voy a culiar”; no respondí nada.

Luego de que ella con sus sentones me comiera, la puse en cuatro y la embestí con la misma fuerza que ella se sentaba en mí, “ah” gritó y le pregunté si estaba bien a lo q respondió que no se lo sacara que le diera más duro. Luego me pidió que la penetrara en su ano, claramente lo hice y ella tuvo su primer orgasmo cuando entré. Su cuerpo se estremeció y luego me pidió que dejara mi semen en su espalda….uno tras otro los polvos se dieron esa noche y seguimos comiéndonos por meses…seguramente otra historia les contaré pues follabamos todas las semanas.