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Con Ana, mi compañera la tímida y reservada. Segunda parte

Continuación de la primera parte, en donde Ana manifiesta sus deseos y lo atractiva que puede ser: https://guiacereza.com/experiencias/post/65159/con-ana-mi-companera-la-timida-y-reservada-primera-parte

Los minutos antes de la campana final eran una locura, diablos, tener a Ana y no poder tocarla, para rematar la situación se había despuntado un botón más de su blusa, por ende podía ver parte de su busto, de cómo se forma ese estrecho valle entre sus montañas, el inicio del camino de peregrinación hacia la fuente del placer.

Por fin sonó la campana, las clases terminaban y empecé a ser consciente, debía salir con Ana, rápido, entre menos personas la estuvieran acechando o tratando de invitar, más tiempo podíamos pasar juntos. La escena parecía de una mala comedia adolescente, los dos caminando a toda prisa por los pasillos y la avenida que da hacia la portería principal, una vez allí, tomamos un taxi, rumbo a nuestro destino.

Llegamos a la casa de mi primo, para el momento se me había olvidado que Ana, era mi compañera tímida de clases, ahora era la mujer más provocativa, la más ardiente y sensual, apenas cruzamos el umbral de la puerta principal, nos fundimos en un beso, largo y ardiente, la fuerza que transmitía en cada movimiento y como nuestras lenguas jugaban entre sí, daba a entender que llevábamos mucho tiempo deseándonos, que no era la primera ocasión en la cual teníamos un contacto intimo; al mismo tiempo la abrace acercando nuestros cuerpos, hasta sentir como sus senos se iban compactando, contra mi pecho, llegando a sentir su corazón cada vez más acelerado, fui con mi mano izquierda recorriendo su espalda, en un patrón de zigzag, hasta llegar al final, en donde empecé a sentir como su cola era más redonda y pronunciada, de cómo la imaginaba.

Empezamos a recorrer el departamento, buscando una cama donde poder estar mas cómodos, cuando la encontramos, no pude esperarme más, termine de quitar cada botón de su ojal, desabrochando su falda de colegiala, dejándola solo en su ropa interior, un conjunto color blanco, gire a su alrededor, no podía creer, que ella ocultara ese cuerpo adolescente tan definido, atlético y terso, tiempo después me enteraría, que en casa practica yoga y baile, trota en las tardes y aprovecha el gimnasio de su urbanización, toda una caja de sorpresas.

Cuando me disponía a terminar de dejarla al natural, me freno en seco.

- Ana: ya has disfrutado quitándome la ropa, ahora me toca a mí, disfrutar mientras me voy quedando con menos.

- Yo: eh, bueno.

Ana, me tiro sobre la cama, y empezó a mover sus caderas de un lado a otro, con cada giro empezaba a mover más su tronco, hasta que el movimiento empezó a ir desde la cabeza hasta los pies, con su cabello negro suelto, poco después cambio el ritmo, su tronco se fue hacia adelante, en un movimiento rápido su brasier 34B termino en el suelo, cuando se reincorporo, dejo al descubierto sus senos, coronados por una areola oscuras de 4,5 cm de diámetro y unos pezones gruesos, un par de majestuosas montañas de pasión, que te dejaban hipnotizado y con un inmenso deseo probar, de jugar con la lengua y tener entre los dedos; al tratar de tocarlas se giro, rápidamente, dándome la espalda, girando la cabeza y con un dedo diciendo, aun no, unos pasos más adelante volvió a repetir su movimiento de inclinarse, ahora dejándome ver su trasero, para luego empezar a retirar todo lo que aún le quedaba puesto, al final cuando no quedo nada mas, siguió avanzando hasta quedar al otro lado de la habitación, girando dijo

- Ana: entonces te vas a quedar todo el día de espectador o vas hacer algo por calmar mis deseos.

Su cuerpo se veía suave y pulcro, con algunos lunares y nada de vello, dejando a la vista que ella se preocupa por mantenerse su piel cuidada, y su zona intima, inmaculada en todo detalle, como la entrada a un espectacular palacio.

Rápidamente me quite la ropa, de la cual aun no me despojaba, quede desnudo con la erección a tope, aunque había estado toda la jornada con ella, me sentía igual de firme.

- Ana: eso parece estar bien, pero si podrá resistir para todo lo que quiero.

- Yo: eso solo lo sabremos hasta el final.

Me fui acercando poco a poco, aunque escuchaba sus palabras retadoras, no podía dejar de ver lo rojo de sus mejillas, como si decir todo eso la apenara, pero sus ojos azules conservan un fuego, que pronto nos estaría abrasando.

Volví a besarla, pero esta vez su respiración estaba más agitada, por lo cual empecé a bajar, primero su cuello, rodeándolo de besos, proseguí directo hacia su busto, en el medio de esas dos majestuosas montañas, mientras estábamos en esas empezamos a dirigirnos hacia la cama, en donde ella se poso boca arriba, sin interrumpir mi labor, la cual ahora se centraba sobre su seno izquierdo, el cual recorría con mi lengua, sobre todo el perímetro de su areola, para luego ir a la punta del pezón, tomarlo entre los dientes suevamente, soltar, volver al perímetro de la areola, mientras una mano iba repitiendo los estímulos en el otro seno, y así fui alternando de uno a otro, logrando incrementar su respiración y empezando a escuchar sus primeros gemidos.

Ya a esta altura, las primeras gotas de sudor se empezaban a formar, por lo cual decidir progresar recorriendo con mi boca hasta su zona V, haciendo una parada alrededor de su ombligo, mientras ya eras mis manos las cuales se ocupaban de recorrer desde sus senos hasta las caderas, marcando unos finos caminos sobre su piel.

Al llegar a su zona V, busque establecer contacto visual, al hacerlo sentí su mirada clavada en mi, y luego como sus manos empujaban mi cabeza directo a su sensible clítoris, empecé a jugar con él con mi lengua, oprimiendo poco a poco, luego haciendo círculos a su alrededor y de lado a lado, dejando que la saliva permitiera la mayor lubricación antes de empezar a poner más plana la lengua y hacer recorridos más largos desde su clítoris, entre sus labios hasta la apertura de su cueva de placer, la cual se notaba lo caliente y húmeda que estaba, lista para recibir al primer explorador, para ese instante, ya los gemidos aumentaban tanto en volumen como en sucesión.

- Ana: detente, por favor para, para, (gemido), quiero probar tu pene antes, déjame tenerlo en mi boca un rato.

- Yo: bien, déjame acomodarme en la cama boca arriba, mientras tu boca abajo dejas mi pene a la altura de tu boca y mi boca a la altura de tu zona V, así tu puedes …

Fue mayor el tiempo que tome explicando la posición en la cual debía estar, que ella, en estar ejecutándola, definitivamente Ana, no tenía nada de tímida, que engañado se puede vivir.

Solo le tomo un instante tomar entre sus manos mi pene, admirarlo menos de un segundo, para besar dos veces el glande, y empezar a permitir que su cavidad bucal se fuese llenando hasta donde podía, pero como me quedaba claro, esta mujer solo aparenta ser tímida y reservada, poco a poco fue cogiendo confianza, en un par de ocasiones note que sus dientes me estaban lastimando, por lo cual mi pene reaccionada contrario a sus actuaciones, ella al darse cuenta de esta situación fue teniendo más cuidado, empezando a utilizar la lengua y las manos, lo cierto es que no me dio la impresión de ser su primera vez haciendo un oral, pero tampoco que hubiese tenido muchas ocasiones para hacerlo.

Por mi parte, mientras ella me hacia un oral con vistos de masturbación, retome donde me había quedado, dedicando atención a su clítoris, sus pequeños labios, que le daban aires inocentes, a esta mujer antes tímida, cuando sentí su vagina mas lubricada por nuestros fluidos, procedí a humedecer mis dedos, para apoyar lo que mi lengua y labios venían haciendo, así mientras mi boca se centraba en su cada vez más duro y sensible clítoris, mis dedos procedieron a introducirse en su vagina, el primer explorador empezó a hacer círculos, a medida que las paredes se iban separando, llegaba un nuevo refuerzo, para ir formando una espiral más amplia hasta donde su cuerpo virginal, me permitía acceder, entrando y saliendo, a diferentes ritmos.

A esta altura, no era consciente del tiempo, solo que mi cuerpo y el de ella empezaban a estremecerse, que la respiración se agitara, las pulsaciones aumentaban y cada paso obedecía al deseo.

Entonces sucedió la primera eyaculación, parte de esta entro en su boca, el resto termino en su rostro, no por gusto, fue la reacción de algo que no esperaba, ahí tomamos un descanso, nos recostamos lado a lado, la mire al rostro, su cabello se veía algo revuelto, sus mejillas estaban más rojas que antes, su respiración era fuerte y profunda, volvimos a besarnos, pero esta vez fue algo tierno, suave y lento. Por mi lado yo seguía tratando de recuperarme rápido, recordando que a mi lado estaba una mujer que quería calmar el fuego de su pasiones juveniles.

- Ana: creo que ya ha sido bastante preludio, y nada que empezamos con lo bueno, dime estás listo o no?

- Yo: claro que sí, ya he recuperado la erección. -realmente sorprendido por como tomaba la riendas-

- Ana: entonces ve por un condón y cumple con tu papel de hombre.

Definitivamente esta mujer, iba por todo, y seria ella quien pondría los puntos sobre las íes.

CONTUNUARA ...

Agradezco cualquier comentario (bueno o malo) y recomendación para futuras historias.

abeto

Soy hombre heterosexual

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Categoria: Hetero: Primera vez
Fecha de Publicación: 2020-05-20 00:01:17
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