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Una tarde con mi vecino travesti

Un sábado por la tarde, antes de la pandemia, estaba yo en mi apartamento desprogramado, cambiando canales en la tv sin encontrar nada que me gustara... Dejé el control y cogí el celular sin saber realmente a quien llamar, hasta que entre mis contactos vi a Yėsica, el chico travesti con el que había pasado un buen rato hacía un par de semanas en el burdel de Carlos. Después de eso no había vuelto a saber nada de él y pensé que tal vez ya era hora de reanudar esa amistad...

Le marqué y al momento me respondió, buena seña. Le dije quien era y me saludó con entusiasmo, hablamos un poco y me preguntó que si quería que nos viéramos y que podría ser en su apartamento. Le pregunté donde era y resultó que era muy cerca del mío y podía ir caminando. Le dije que me esperara mientras me daba una ducha, a lo que me dijo que allá lo podíamos hacer, que no tardara.

Fue fácil dar con el sitio, en un edificio parecido al de mi apartamento. En diez minutos estaba tocando el timbre de su puerta, que me abrió vestido de colegiala. Se veía deliciosa y muy femenina. Me dio un beso y seguimos a la sala. ¿Te gusta? Me preguntó. Le dije que si, que se veía agradable. Me dijo que lo compartía con una pareja de amigos que habían salido el fin de semana pero que aún estando ellos no habría problema.

Me trajo una cerveza y nos sentamos en el sofá para seguir besándonos mientras nos explorábamos. Pronto tuvo mi verga en su mano y yo le metí la mano por entre las piernas esperando encontrar unos panties que no había, solo su cálida y gruesa verga ya medio parada. Me quité los pantalones y pronto estuvimos en un delicioso 69 dedicados los dos a chupar verga con entusiasmo.

Luego de un rato, me dijo ¿nos duchamos? Había buena agua caliente y nos enjabonamos delicioso durante un rato. Yésica tenía un asomo de teticas con pezones paraditos que le masajié y chupé rico. Nos secamos y nos metimos en la cama a seguir mamando verga por un rato. Pronto lo puse boca abajo levantándole un poco las nalgas... el culito, apretado y sin afeitar, se veía tan provocativo como lo recordaba de la vez anterior... me abrió las nalgas con las manos y yo le eché saliva y le pasé la lengua despacio... sabía a recién bañado... soltó un gemido y me dijo: rico papi, me encanta... le abracé las caderas y le di lengua mucho rato acompañado con sus gemidos de nena... le dije que quería darle un par de palmadas en las nalgas y le gustó la idea... le di dos, suavecito y me pidió mas, con mas fuerza... eso nos excitó a ambos y pronto estuve alternando lengua con sonoras palmadas... rico... claro que lo mas excitante fue cuando me pidió que le diera palmaditas al culito...

Ya tenía las nalgas rojas y calientes y mis palmas ardían cuando me pidió que le metiera la verga... le lubriqué el culito y le metí primero un dedo para dilatarlo, dejándolo ahí mientras él me mamaba un poco la verga... luego lo penetré, despacio... me tendí sobre su espalda, le metí las manos bajo las teticas y empecé a darle... al principio se quejó como nena y luego me dijo que le diera con mas ganas... el culo de Yésica se sentía apretado y cálido y mi verga estaba en la gloria. Le di un rato en esa posición y luego lo puse boca arriba y seguí dándole a lo misionero. Así era rico porque podía masturbarle la verga y acariciarle las güevas y podíamos darnos unos besos deliciosos sin parar la culiada.

Como la vez anterior, advertido por Yésica, después de mucho rato, cuando sentí que me venía, lo saqué y me quité el condón para que él se tragara el semen. Algo agotado me recosté a su lado viéndolo masturbarse y ayudándole a ratos.

Después de dormitar un rato, me desperté cuando sentí que Yésica me estaba mamando la verga... ya me la tenía medio parada cuando me di cuenta... ¿querés mas? le pregunté... quiero darte un beso negro papi, me dijo... me pareció rico y levanté ambos muslos y los pegué contra el pecho poniéndole mi culito a la vista... dale bebé, le dije... Aunque esa posición no es la mas cómoda del mundo, el chico se aplicó con tal entusiasmo que al poco rato me tenía jadeante... ¿te gusta? Uff, nunca me lo habían hecho tan rico., le respondí...

Al rato paró cuando me vio fatigado, pero se quedó pensativo... luego me preguntó que si alguna vez me habían dado por el culo... eso me sorprendió y en un principio no supe que responderle... luego le conté que una vez le pedí a un chico que tratara, pero desistí al sentir mucho dolor. Sin embargo, siempre he pensado que con paciencia y dilatando el culito podría hacerlo, así como yo mismo lo he hecho con otras personas. El chico me abrazó y me dijo que si yo quería el estaba dispuesto a ayudarme... lo besé le di las gracias y le dije que lo iba a pensar.

Esa fue la segunda vez que me comí a Yésica, la hermosa y cariñosa travesti, pero sin duda no sería la última, como verán en otros relatos.

Prudencio

Soy hombre bisexual

visitas: 2451
Categoria: Gay
Fecha de Publicación: 2020-05-25 02:39:51
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1 Comentario

Que buen relato, muy exitante, muy rico, te felicito¡¡¡

2020-05-27 03:52:11