Mi Nombre es Carlos, tengo 39 años, soy ingeniero informático,  si bien voy al gimnasio regularmente soy de contextura robusta, mido 1.75 cm de estatura, y soy de piel trigueño; mi esposa Laura es profesora universitaria en ciencias de la educación, mide 1.60 cm, piel blanca, cabello castaño casi siempre a la altura de los hombres,  su cuerpo tiene la sensualidad de la mujer latina, caderas anchas y senos medianos, sus piernas son tonificadas y hacen las combinación perfecta con sus glúteos redondos

Hace unos años mi esposa y yo pasábamos la etapa más oscura de nuestro matrimonio,  para ese entonces llevábamos 8 años de casados y dos de novios, y si bien antes habíamos tenido otras parejas, también es cierto que nos habíamos comenzado nuestro noviazgo estando muy jóvenes, ella 22 y yo 24 años.

Como todas las relaciones tuvimos épocas buenas y malas, pero alrededor de nuestro 4 año de matrimonio nos separamos por unos meses, y si bien ambos sabíamos que durante ese periodo los dos tuvimos nuestras aventuras, nunca ahondamos ni preguntamos mucho al respecto.

Hace alrededor de un año comenzamos terapia matrimonial, ya que nuestro matrimonio otra vez estaba pasando por un mal momento, principalmente porque yo mientras organizaba algunas cosas en casa, encontré su vieja cámara de fotos guardada, así que decidí encenderla y ver que fotos habían allí.

En principio no encontré nada raro, pero me percate que habían algunas fotos de la época donde estuvimos separados, por lo que me pico el bicho de la curiosidad y decidí hacer una recuperación de datos profunda a la memoria SD de la cámara; y fue allí donde comenzaron los problemas.

Después de ejecutar el programa de recuperación de datos, apareció una carpeta que contenía varias fotos en blanco y negro, entre las cuales se encontraban las que describo a continuación:

Primera: Ella estaba en traje de baño en la habitación de un hotel, de pie con una mano en la cintura y con la otra haciendo un ademan casual. (Hasta ahí todo bien, pero el corazón me palpitaba).

Segunda: Ella seguía de pie, pero esta vez estaba de costado, mientras con sus manos ocultaba sus senos, la parte superior del vestido de baño ya no estaba (Comencé a sudar, no sabía si quería seguir viendo las fotos)

Tercera: Esta vez ella estaba de espalda, mientras su cabeza miraba a de re ojo a la cámara, su cara dibujaba una sonrisa de complicidad y picardía, la parte inferior del traje de baño ya no estaba (Nunca voy a olvidar la cara de mi esposa en esa foto).

Cuarta: Ella estaba acostada en la cama boca abajo, completamente desnuda.

Quinta: En esta foto ella estaba acostada, pero de frente, sus manos estaban una en cada seno tratando de ocultarlos, pero sus piernas estaban abiertas, por lo que se podía ver completamente su vagina (Esta foto me derrumbo, no podía dejar de observar que su intimidad estaba totalmente depilada, por lo que estaba claro que esto no era ninguna casualidad)

Las dos últimas fotos de esa serie eran totalmente explicitas, por lo que me costó mucho verlas y ni hablar de borrarlas de mi memoria.

Sexta: Había un hombre acostado en la cama, quien claramente era quien estaba tomando las fotos, mi esposa estaba también acostada pero de lado sobre sus piernas, haciendo sexo oral, se podía ver que estaba concentrada haciéndolo, su cabeza estaba abajo sin mirar a la cámara, con una mano estaba agarrando el miembro de él y su boca tenía un poco más del glande dentro. (Mis celos me estaban haciendo estallar y lo que más me impactaba e indignaba a la vez, es que el pene que mi mujer tenía en la boca, no solo era más largo que el mío, también era mucho más ancho, no sé exactamente cuánto, pero para que se hagan una idea, debía tener por lo menos 24cm de largo y 7cm de ancho).

Séptima: Esta era la última y  la foto que más me costó reconocer, fue ella quien tomo esta foto, estando acostada y el encima, era un primer plano del pene de ese hombre mientras salía de ella.

Luego de ver estas fotos, confronte un par de veces a Laura, pero nunca hubo una comunicación abierta para hablar de este tema, ya que siempre terminábamos en una fuerte pelea.

Cuando ingresamos a terapia, trabajamos en muchos aspectos, en especial en sanar las heridas y hablar de las cosas que no habíamos podido cerrar. Para nuestro primer año en terapia habíamos mejorado mucho como pareja y nuestra sexualidad había mejorado notablemente al comprender que somos personas libres y con necesidades que necesitábamos satisfacer en especial cuando estábamos separados.

Para celebrar nuestro aniversario, la terapeuta sugirió dar un regalo a la pareja, como prueba de compromiso y sanación de las heridas.

Cuando hablamos con Laura respecto a lo que queríamos, yo le pedí que me escribiera un relato con todos los detalles, tanto emocionales y específicos respecto a las relaciones que tuvo mientras estuvimos separados.

Los últimos años habíamos tenido muchas conversaciones con Laura respecto a sus relaciones pasadas y yo fui tomándole el gusto a sus historias y ella a contármelas. Así que a continuación les comparto su relato.