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Mi esposa y la que me gusta, en la misma cama

Nuestra amiga, con quien tenemos una amistad la cual a veces raya con la intimidad, se fue a vivir sola y quería que nosotros fuéramos de los primeros en conocer su nuevo apartamento, pero por razones laborales y de la cuarentena esta inauguración se había postergado más de la cuenta. 

Finalmente se dio el día, llegamos temprano, ella ya había puesto a enfriar el vino, nosotros llevamos un Marihuandolo (para los que no saben qué es, es guandolo con marihuana que venden en a domicilio en Medellín) su efecto es increíble como les contaré a continuación. Empezamos la reunión con lo típico conocer el apartamento y pensar cómo se puede decorar, luego nos tomamos el Marihuandolo charladito, escuchando música. Pedimos un domicilio y yo que siempre acostumbro a encargarme de las bebidas, improvisé un tinto de verano, era el final de la tarde y caía perfecto. Debo confesar que aunque nuestra amiga es íntima y que ya habíamos compartido cama con ella, nunca habíamos tenido ningún tipo de relación, salvo a unos besos entre ella y yo, y otros entre mi esposa y ella pero por aparte. Ella es una chica hermosa, con unas tetas maravillosas, enormes y muy puestas en su lugar, su culo también es muy bonito.

Después de un rato el Marihuandolo empezó a hacer efecto y los tres estábamos muertos de la risa, siempre hemos sido de reírnos mucho, pero aquél día más, nuestra amiga era quien estaba más eufórica de todos. Vestía normal, un jean ajustado de color gris oscuro y una camiseta de tiritas que dejaba casi todo su escote al descubierto. Yo obviamente disfrutaba de cada momento en el que ella se agachaba y se podía ver un poco más de lo que la tela generalmente permite hacer. Estábamos pasando muy bien, la cena había estado muy rica también. Cuando nuestra a amiga sugirió jugar cartas, pero en el estado en que estábamos mi esposa no entendí muy bien la mecánica del juego y aunque nos entretuvimos lo dejamos después de un rato, y nos quedamos solamente hablando, los tres somos muy buenos amigos y tenemos muchos cuentos y anécdotas. Mi esposa y yo veíamos a nuestra amiga cada vez más y más trabada, tanto que nos la gozábamos por ello y ella también se reía, fue un buen momento, hasta cuando ella nos dijo que ya estaba muy cansada y quería que nos durmiéramos. Unas horas antes, habíamos acordado que nos quedaríamos a dormir en su apartamento, porque aquel fin de semana se había decretado un toque de queda en el que nadie debía estar en la calle más tarde de las 10 de la noche. 

Nos lavamos los dientes, ella le prestó una pijama a mi esposa y yo dormía con lo que tenía. Nuestra amiga me sorprendió al salir del baño que tiene walking closet con una pijama que no evitaba que yo separara mi mirada de sus lindas tetas. La camiseta se transparentaba casi toda y lo acompañaba un short, bastante short, delicioso. 

En la cama, me acosté en medio. Es muy común que nos hagamos un poco de cosquillas antes de dormir y con el efecto de haber consumido bebidas canábicas pues más. Mi esposa cayó casi de inmediato profunda, mi amiga me daba la espalda y yo la abrazaba, mientras que mi esposa me abrazaba a mi.

A mi nuestra amiga me ha gustado desde el día cero que la conocí, es una chica genial, y entre el abrazo y la amistad, sentí algo, un impulso que me llevó a acercarme a su oreja y besarla, ella no opuso resistencia, por el contrario, su cuerpo reaccionó con un gesto de aprobación, mientras que mis dedos curiosos en la oscuridad danzaban por encima de la tela llegando hasta sus enormes tetas. Un suspiro salió de ella y un nuevo gesto como un arqueo del cuerpo me dio vía libre para acariciar sus pezones, son pequeños y ya estaban parados. Esta vez mi lengua llega al caracol de su oreja y con ella en silencio le digo todo el deseo que le tengo. Me moría de ganas de besarla, pero ella no quería cambiar su posición quizá para no despertar a mi esposa que dormía a menos de un metro. 

Me arriesgué a meter mis manos bajo la camiseta y llegar con mis dedos hasta sus pezones, estaba en el cielo, no podía creer lo que estaba pasando, tenía a mi esposa en mi espalda y pegada a mi cintura a nuestra amiga, que empezaba a mover su cadera poniendo mi verga que ya se ponía dura en medio de sus nalgotas. Mis manos arropando esas tetas tan divinas era un sueño, yo seguía besando y lengüeteando toda su oreja y su cuello, no eran necesarias las palabras, su cuerpo me decía cuanto le gustaba. Tomé aire y dejé descansar un poco los besos y las caricias con la boca, solo pensaba en besar sus labios, pero ella se rehusaba a darse la vuelta, mis manos por un momento soltaron esas hermosas tetas y cuando pude darme cuenta, ella estaba poniendo sus delicadas manos sobre las mías, invitándome a tocarla más, a cogerle con más fuerza las tetas, soltando un excitante suspiro, como un gemido callado cuando se las apreté y luego le pellizqué con delicadeza los pezones. Nuestros cuerpos también se manifestaban y ella empezó a mover más y más su cadera poniéndome todo el culo encima, el cual no desaproveché para consentir. 

Mis manos acariciaban sus tetas y su culo, mientras con mi boca y mi nariz me hundía en su cuello y su oreja, entonces fue cuando me atreví a más, como no era consiente de esto y como era tan increíble decidí hacerlo y mi mano bajó derecho por todo su vientre, pasando por debajo del elástico de su short. Un sueño, toda esa área estaba depilada, pero de hace unos cuantos días entonces habían unos pocos vellitos que delataban una deliciosa humedad, seguí bajando hasta toda su cuca que estaba mojada, con mi dedo índice la recorrí por arriba y la acaricié bastante, yo parecía un pulpo no sabía por dónde más atacar, una mano en las tetas, la otra en la cuca y mi boca y nariz en su cuello, ella hacía una rítmica contorción que me encantaba. Introduje mi dedo y su cuca pequeñita empapada era el mejor termómetro de lo bien que estábamos pasando. Gloria en medio de la oscuridad, introduje mis dedos hasta lo más profundo, al ritmo de su movimiento de caderas, era delicioso, ella gemía y suspiraba en silencio, cuando estuvo cerca de llegar, empujó mi mano para cambiar el ritmo y la profundidad… Cuando llegó se sintió toda esa liberación en mis dedos. Se dio media vuelta por completo y puso su cuerpo rígido como señal de estar arrepentida de haber hecho eso, me abracé a ella, hasta quedarnos dormidos. 

Mi esposa que no es tonta, al día siguiente me vacilaba por toda aquella noche, por lo trabada que estaba nuestra amiga, por su pijama y la forma en la que yo la miraba… y esa es la historia de cómo dormí con mi esposa y nuestra amiga en la misma cama, espero les haya gustado. 

e-boi

Soy hombre heterosexual

visitas: 1313
Categoria: Hetero: Infidelidad
Fecha de Publicación: 2020-08-24 02:34:18
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