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Segunda noche: Sorprendida!

Después de ese fugaz y caluroso encuentro en el baño de hombres digamos que perdí de vista a esa cajita de sorpresas que me había encontrado, a la hora del almuerzo fui con unas compañeras a un restaurante muy típico de la ciudad y como si mi mente supiera que me esperaba horas después, decidí pedir un plato con un toque afrodisiaco y lo disfruté como si fuera mi última cena.

Regresamos a las conferencias de la tarde y no nos cruzamos sino hasta el break de la tarde porque nuestro interés académico estaba en salones distintos, cuando pudimos estar cerca nuevamente me preguntó si tenía planes para la noche y a decir verdad, el plan de mis compañeras no me interesaba mucho entonces decidí decirle que no tenia nada que hacer… sin pensarlo mucho le pregunté ¿Qué vamos a hacer? Resulta que nos gusta el mismo género musical y nos apetecía salir a tomar algo, hablar y escuchar música… No estábamos modo rumba, entonces acordamos ir a un sitio que ambos conocíamos en la ciudad y que reunía las características que buscábamos.

Tipo 4 de la tarde terminaron las charlas, decidí ir a mi habitación a descansar un poco y de paso escoger muy cuidadosamente que prendas usaría esa noche, la diabla dentro de mí me repetía con una sonrisa pícara en sus labios: ¡¡¡uno nunca sabe!!!

Decidí vestirme un poco sexy para la ocasión y por casualidad había empacado en mi maleta una falda corta de arabescos oscura, una blusa tipo malla y unos botines negros de tacón puntilla; Está de más describir el cuidado que preste a cada rincón de mi cuerpo durante la ducha y el esmero con que cuide de algunas zonas en particular, lavé mi cabello pues quería dejarlo suelto, puse una crema con un olor muy suave en toda mi piel, maquille mis ojos con una sombra un toque oscura y me apliqué un labial rojo vino que hacia ver mis labios más grandes y carnosos de lo que son… El look y el outfit perfecto para la noche.

Nos encontramos en el lobby el hotel a las 7 de la noche, él tenía una pinta muy descomplicada (poco habitual, pues suele ser muy formal) pero se veía muy bien, olía delicioso, no soy muy amante de las lociones amaderadas pero la que llevaba ese día me resultaba particularmente agradable, en realidad excitó mi sentido olfativo… nos saludamos con mucha formalidad y salimos a comer algo antes de ir al bar… de la cena no hay mucho que contar, hablamos, nos reímos y comenzamos la noche con un vino tinto Lambrusco, la compañía perfecta para la pasta que de común acuerdo decidimos comer: dulce y suave para empezar ya que nuestro objetivo en realidad era otro tipo de bebida.

Llegamos al bar y la música de inmediato nos atrapó, nos sentamos, pedimos un par de cervezas y continuamos con la amena conversación que habíamos empezado en la cena, de tanto en tanto nos deteníamos para cantar a todo pulmón algún coro que nos gustaba a ambos… A decir verdad, no recuerdo cuantas cervezas nos habíamos tomado y menos a qué hora salimos del bar, solo sé que entre risa y coqueteo sabíamos muy bien donde terminar la noche, volvimos al hotel, directo a su habitación, lo que no me sorprendía pues sabía muy bien que ambos lo queríamos, lo que me realmente me sorprendió fue lo que sucedió después…

Entramos en la habitación y continuamos besándonos, habíamos empezado en el ascensor con unos besos fuertes y apasionados, nos dirigimos hacia la cama, sus manos se movían de un lado a otro, de arriba abajo reconociendo cada curva y cada monte en mi cuerpo, lo sentía mientras nos besábamos y mordía sus labios y su lengua… acariciaba, apretaba, pellizcaba, me halaba contra su cuerpo y rozaba con presión su miembro contra mí, podía percibir lo duro que estaba, ahí contenido en su jean, pidiendo a gritos liberad, me giraba y se restregaba nuevamente contra mi culo mientras besaba mi cuello y apretaba mis senos con sus manos… increíble creer que aún teníamos ropa encima, que no habíamos perdido una sola prenda y la temperatura estaba por encima de niveles normales… a fuego!

Cuando decidí quitarme los botines veo que se dirige hacia su maleta y saca algo de ahí, se acerca, me mira a los ojos y me pide que los cierre, recuerdo como la noche anterior cogimos tan fuerte y se contrae de un solo golpe mi vagina que en este punto no solo está húmeda… Pienso que esta noche me va a someter y voy a estar a su disposición y de repente me dice al oído “tengo en las manos una corbata y quiero que la uses”, siento una contracción fuertísima en mis entrañas y abro los ojos para ver lo que me ofrecía, esperaba que me atara con ella y que sus manos, su lengua y su miembro disfrutaran en mi pero su intensión era otra… me pidió que amarrara sus manos en su espalda y que hiciera con él lo que yo quisiera, pasé en segundos del deseo de estar sometida a la fantasía de ser domadora… Wow!!! En serio, el hombre que la noche anterior era una fiera ahora estaba a mi disposición y quería que yo lo sometiera…

No me quité la ropa, me senté en una esquina de la cama y le pedí que se desnudara, que se quitara todo y me permitiera ver ese pene erecto antes de amarrar sus manos… como un niño obediente se despojo de cada una de sus prendas y quedo frente a mí, se acercó a besarme y con un ¡No! rotundo lo obligue a detenerse, me acerque a él y empecé a acariciarlo, dejé que mis manos pasaran por su cara, su cuello, su pecho, rocé su espalda con mis uñas y su abdomen con la yema de mis dedos, cuando hacía intentos por corresponder mis caricias lo reprendía diciéndole al oído ¡No puedes, está prohibido!, bajé mis manos por sus piernas y las subí por su entrepierna, sentía como se estremecía y veía en sus ojos como sus pupilas se dilataban por el placer de sentir esas caricias, subí hasta quedar muy cerca de su sexo pero no lo toqué, solo lo miraba, pasaba la lengua por mis labios y los mordía, en realidad quería lamerlo, meterlo en mi boca y chuparlo pero no era su momento, no podía dejar que disfrutara sin pagar un precio por ello… nunca había tenido esta experiencia pero me había excitado tanto que la disfrutaba como nunca, me tenía empapada y sentía como palpitaba mi vagina a toda velocidad por el placer de tenerlo a mi merced y ver como su hombría y su deseo eran presos de mis instintos.

Tal vez él no contaba con mi habilidad para hacer nudos (como buena niña exploradora) e hice uso de ella para amarrar firme y fuerte sus manos en la espalda, con cuidado lo acerqué a la cama y le indiqué que se sentara en posición de buda, me alejé y empecé a desvestirme lentamente… primero los botines, desamarré cada uno con toda la calma del caso, colocaba mi pierna en la esquina de la cama para que se vislumbrara un poco lo que escondía mi falda, luego, metí la mano en la falda y deslicé mi pequeña tanguita por las piernas hasta los tobillos, me coloqué de espaldas a él y me aguaché para recogerlas del suelo, sé que sus ojos pudieron ver mi vagina porque su respiración me indicó que había algo que disfrutaba, me movía con cadencia al ritmo de una música que repetía en mi cabeza mientras retiraba mi blusa, podía ver como se retorcía en la cama y como brillaban sus ojos… ahora estaba ahí en brasier y falda… me acerqué nuevamente y pasé la lengua por sus labios, lo besé apasionadamente, metía mi lengua en su bocay chupaba la suya como si fuera su falo, lo hacía intencionalmente para que sintiera en sus piernas como aumentaba la tensión, como corría la sangre y se hinchaba más su pene, deseando meterse dentro de mí y él ahí con sus manos amarradas, sin poder tocarse.

Había cambiado de posición, no podía mantenerse sentado y sus ganas de tocarse y tocarme lo estaban enloqueciendo, nuevamente lo reprendí y esta vez lo obligué a sentarse en un sillón que había junto a un escritorio en la habitación, lo ubique estratégicamente para que viera directo a la cama… lo dejé allí, subí a la cama y me coloque de rodillas, mirándolo de frente mientras descubría mis senos, dejaba expuestos mis pezones que estaban duros, erectos por el placer que me producía verlo indefenso y excitado, empecé a acariciarlos, lamí mis dedos y los froté alternando movimientos suaves y fuertes, pellizcaba, halaba de ellos y los apretaba con la maestría de un artesano que amasa el barro… me recosté en la cama, con las yemas de mis dedos empecé a trazar mis labios rozándolos con mi lengua como si fuera la suya, levanté la falda para dejarlo ver mi sexo hinchado, húmedo, rosado… acerqué mis dedos que había adquirido vida propia y empecé a realizar movimientos circulares y presión, estaba completamente empapada y no dejaba de frotar e introducir los dedos en todo mi sexo mojado y abierto como una fruta madura, él desde su silla me pedía que me viniera y que gimiera fuerte… su erección seguía ahí y cada vez se hacia mayor, estaba dejando correr gotas y gotas de líquido en sus piernas y en el sillón, lo miraba de vez en cuando y sólo podía decirle ¡Shiiit… Cállate! Me masturbé lo suficiente como para verlo retorcerse, levantarse, sentarse de nuevo y pedirme que lo dejara penetrarme, se lo impedí y le dije que si volvía a ponerse de pie no podría disfrutar más… obediente se sentó para ver como introduje mis dedos en lo mas hondo de mi vagina y empecé a moverme rítmicamente, entrar y salir, empujar y frotar hasta que sobrevino un orgasmo, intenso, fuerte, empapado, una descarga tremenda de energía.

Envuelta en un frenesí por el momento que acababa de tener lo escuché pedirme con una voz suplicante que lo dejara terminar en mí, me incorporé, me acerqué a él y lo abracé… desaté el nudo que tenía la corbata, estaba deseosa de sentirlo, su verga estaba inyectada en sangre, parecía que iba a explotar, recorrí centímetro por centímetro su piel hasta llegar a su pene tieso y lo puse en mi boca como si fuera un helado, le hice una felación corta pues era evidente que tardaría poco en dejar salir su semen tibio y quería sentirlo dentro de mí, nos acercamos nuevamente al sillón donde me puse de rodillas y le susurré que me metiera su pene duro y viril, que extrañaba al hombre que la noche anterior me había sometido con fuerza y que deseaba profundamente sentir su energía en mis entrañas, me penetró de golpe, por fortuna estaba muy mojada, empezó a darme nalgadas y me decía que había sido mala al masturbarme y no dejarlo participar, me advertía que no iba a descansar hasta descargarse en mi y empujaba con presión su miembro dentro, yo solo sentía como entraba y salía una y otra vez, alternaba sus movimientos con nalgadas que aumentaban en intensidad y me hacían sobresaltar, me tomaba por el cabello y lo halaba hacia atrás dejándome en una posición que me hacía difícil respirar pero que aumentaba mi deseo, sentí como aumentó la frecuencia y velocidad de sus movimientos, su respiración se tornó más agitada y de repente un fuerte empellón acompañado de un gemido y una serie de empujones más suaves pero contundentes, había derramado toda su leche en mi interior y ambos estábamos satisfechos y exhaustos, dejó caer un poco su cuerpo sobre mi espalda, me rodeó con sus brazos y me acercó ala cama… caímos rendidos y sin saber cuándo nos quedamos dormidos.

Nos despertó la alarma de mi teléfono a eso de las 5:30 am… me levanté rápidamente y salí directo a mi habitación, debía estar en el salón de conferencias a las 7 de la mañana y ya corría peligro de encontrarme alguien conocido por los pasillos, lo que por fortuna no sucedió… No se imaginan mi sorpresa al ver cierta corbata en el cuello del conferencista de las 10 am.

Monse69

Soy mujer bisexual

visitas: 1016
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2020-09-04 13:25:58
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1 Comentario

Excelente historia; definitivamente me encanta leer relatos de mujeres, son más pulcras en la redacción y ortografía. Que mal nos hacen quedar algunos. Me gustó tu historia, detallada y exctitante.. Cuenta con un fans más.

2020-09-08 04:17:28