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Una asistente muy calificada

-Quiero leche!- me dice H. (la llamaremos H para evitar cualquier posibilidad de ser reconocidos). 

A pesar que estamos tratando un tema laboral que no tiene nada que ver con sexo, entiendo perfectamente lo que ella quiere decir. Me quiere hacer sexo oral y me lo está proponiendo. No le importa el lugar donde estamos. Estamos en la empresa donde ambos trabajamos. En una sala de reuniones, sentados en una gran mesa. Ella en un extremo y yo en el otro, separados como mandan los protocolos ahora. Yo tengo bien clara su propuesta porque ella ya me ha demostrado hasta la saciedad que le encanta el sexo oral. A ella le encanta que yo le llene la boca con mi pene. Le encanta tragar mi semen. 

Me paro de mi silla y voy a cerrar con seguro la puerta de acceso a la sala de reuniones. Después me vuelvo a sentar y le digo retadoramente: -Ven por ella!-

Desde que la nombraron mi asistente, ella misma, sin yo presionarla, se ofreció a hacerme favores sexuales. Me dijo que como yo ya era su jefe, no tenía problemas en masturbarme o en hacerme sexo oral, pero me dejó claro que no íbamos a tener relaciones con penetración hasta que ella tuviera asegurada su permanencia en la empresa. Y también me dejó claro que no quería que yo me fuera a enamorar de ella. Todo esto me lo dijo en la primera reunión que tuvimos cuando inició a trabajar para mi. Me hizo semejante ofrecimiento sin preámbulos y sin estar siquiera yo haciéndole alguna insinuación. No le importaba tampoco que yo fuera casado. Creo que disfrutó con mi sobresalto inicial. Hoy creo que ella fue muy arriesgada al hacer semejante ofrecimiento sin conocer cual iba a ser mi respuesta. Si yo no hubiera estado interesado, podría haber puesto en peligro su recién iniciado empleo. Pero supongo que algo captó ella en mi mirada cuando nos presentaron. Quizá alcanzó a percibir mi gusto por ella. También creo que fue su modo de “asegurar” mi necesaria aprobación para que ella permaneciera en la empresa más allá de su periodo de prueba de dos meses. 

H se quita su tapabocas y lo deja sobre la mesa, y luego me mira seductoramente y se desliza bajo la mesa y se acerca gateando, siempre bajo la mesa, hasta la silla donde estoy. Cuando llega hasta mi, yo no alcanzo a ver su cara, pero siento inmediatamente su mano en mi paquete. Me acaricia hasta sentir su crecimiento. Me abre el cierre del pantalón. Mete su mano. Hurga hasta agarrar mi pene. Lo saca. Lo acaricia. Lo besa. Lo engulle sin miramientos. Tiene mucha habilidad en este arte y lo demuestra. Es capaz de tragarlo totalmente, hasta que llega a su garganta. Ella sabe que eso me enloquece

H es una hermosa mujer de 28 años, 170 de estatura, complexión delgada, buen trasero y senos pequeños. Es madre soltera de un hijo de 5 años. Hace poco se graduó como auxiliar de contaduría y está tratando de iniciar una vida laboral con su nueva profesión. La asignaron en el área de Ingeniería donde yo soy el Coordinador. Según me dijo el Gerente: “para que te ayude controlar los gastos de tu sección”. Eso implica que debemos pasar muchas horas trabajando juntos. Y con ella, eso implica mucha actividad sexual. Aunque siempre desaprobé las relaciones dentro de las empresa, ahora no pierdo oportunidad de ser atendido por H. 

H continua con la felación como si de ello dependiera su vida. Alcanzo a ver por momentos bajo la mesa su cara de perversión y sus hermosos ojos grises. Por momentos interrumpe el accionar de su boca y se ayuda con las dos manos. Con una de ellas agarra mis testículos y los frota y con la otra me estimula mi pene. Después besa y succiona el glande. Luego retoma la mamada profunda y engulle totalmente mi pene. Estoy a mil.

Aunque H aún no me permite el sexo con penetración, si me permite tocar y acariciar todo su cuerpo. Inclusive en un par de ocasiones se ha dejado quitar su blusa y su brasier. Sus senos son pequeños y hermosos. Al principio yo creía que todo esto lo hacía solo por asegurar su empleo. Después me fui dando cuenta que en realidad ella disfrutaba por igual de nuestros encuentros. En algún momento ella me confesó que siempre le ha gustado hacer sexo oral. Y de verdad que lo disfruta. Cuando soy yo quien se lo propongo, inmediatamente aparece un brillo en su mirada que me da a entender lo mucho que disfruta hacerlo. Y nunca se niega. Donde sea. En mi oficina o en la bodega de materiales aprovechando aquellos momentos en que estamos solos. Inclusive hubo un día que lo hicimos en un baño mientras escuchábamos charlar a otros empleados que estaban almorzando al otro lado de la puerta en una cafetería. 

Estoy llegando. Abro los ojos desmesuradamente y procuro no hacer mucho ruido. Descargo mi semen en la boca de H. Ella no se detiene inmediatamente. Continúa por un buen rato chupando y tragando todo lo que puede. No desperdicia ni una gota. Luego con su lengua me limpia con esmero mi pene. Cuando está segura de dejar todo en orden, me lo guarda y me sube el cierre del pantalón. Luego se devuelve por debajo de la mesa hasta su silla, se pone de nuevo el tapabocas, me mira con malicia y me dice: -En que íbamos Ingeniero?-

Ha sido otro buen día de trabajo. 

Jot

Soy hombre heterosexual

visitas: 1311
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2020-11-10 19:22:54
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3 Comentarios

AlejoVargasMolina. Jaja. Gracias por la advertencia

2020-11-24 18:21:19

Caiste en la trampa.....te lo aseguro..te van a extorsionar

2020-11-11 18:13:18

Que delicia de asistente! Felicidades hombre

2020-11-11 15:16:43