Se llama Samantha, desde el día que Mario me la presentó no se apartó de mi mente. Tenía 20 años, morena, baja, con una sonrisa permanente, un pubis grande y un trasero firme que se le marcaban con los pantalones ajustados que siempre usa. Samantha se convirtió en objeto de mis fantasias y cada que salíamos los tres sentía que ella me miraba fijamente, sonreía coquetamente y como sin querer su mano se detenía en mi muslo o rozaba mis senos, estos toqueteos me dejaban muy excitada y me imaginaba haciéndola mía.
Mi amigo empezó a hablarme de Samantha, me decía que ella le habia dicho que quería vivir nuevas experiencias, que le gustaría hacer un trío, estar con una mujer y quería saber si yo estaba dispuesta. Le dije a Mario que no podía, que yo no era capaz de estar con su novia y el siguió insistiendo, yo quería dar tiempo para que Samantha estuviera más deseosa y poder disfrutarla al máximo.
Mario tuvo que viajar y me pidió el favor que me quedara acompañando a Samantha pues no quería quedarse sola, me preparé empaque un baby doll negro, unas tanguitas diminutas, mi arnés y un consolador negro de 18 CM que es mi fiel compañero y me fui para la casa de Mario.
Llegue y Samantha me esperaba con una bata transparente, pude ver sus pezones erectos, su pubis depilado, su trasero divino y me dio un beso apasionado en la boca, yo le respondí y empecé a acariciarla, abrí su bata y empecé a lamerla, chupe y mordí sus senos mientras mi mano se mojaba en su cuquita, estaba súper húmeda, chupe mi mano, que delicia de jugos salían de su vagina. Ella me desnudo y empezó a recorrer mi cuerpo hicimos un 69 y probamos nuestras cucas, nos vinimos en un orgasmo explosivo.
Después pasamos a su cuarto y allí nos seguimos saboreando, queríamos devorarnos, saque el arnés y ella me penetró con mucho vigor me hizo tener varios orgasmos anales y después me cabalgó a toda velocidad bañándome con sus jugos. Después yo la penetré a ella y observe como disfrutaba siendo mía.
Desde ese día nos convertimos en un trio inseparable, Mario está feliz pues tiene a dos mujeres siempre dispuestas a estar con él y cuando él no está las dos nos hacemos compañía y disfrutamos de nuestros cuerpos.