Me escribió y me confesó que aún era virgen, a sus veinte años aún no había estado con una mujer. Hablamos varias veces, le conté algunas de mis experiencias y me pidió que lo desvirgara, quería que le enseñara a ser un buen amante.
Antes de nuestra cita hablamos mucho y estábamos deseosos de vernos. El llegó a mi apartamento, lo espere vestida con un baby doll rojo, una tanguita y unos zapatos de tacon, le di un beso largo y húmedo y empecé a jugar con mi lengua en su boca, baje mi mano y senti un gran bulto debajo de su pantalón.
Lo lleve a mi habitación y empecé a desnudarlo, era muy tímido y no sabía que hacer, le fui indicando como debía tocarme, en qué partes, le pedí que me besara y me lamiera con confianza y así lo hizo, se dedicó a saborearme y yo sentía como crecía esa gran verga que tenía.
La lamí y la chupe un momento pues quería retrasar su venida. Después me senté encima de esa rica polla me penetre, sentí como me llenaba y empecé a apretarla con mi vagina, los dos gemiamos y no tardó en darme toda su leche, me baje, lo bese y dejé que se recuperará, no teníamos afán, quería tomarme mi tiempo para enseñarle a complacer a una mujer con esa grande y deliciosa verga y así lo hice, durante varios años fue mi amante y vivimos excitantes momentos de los cuales ustedes pronto van a saber.