Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

Mi esposa afortunadamente pertenece al grupo de mujeres convencidas que a pesar de tener casi 60 años pueden lucir hermosas.

Mi esposa afortunadamente pertenece al grupo de mujeres convencidas que a pesar de tener casi 60 años pueden lucir hermosas. Esa noche la evidencia le daba toda la razón, estaba hermosa. El corto collar en oro blanco con su pendiente solitario de brillante, acompañado de topos en sus orejas del mismo material y piedra, que decidió lucir esa noche, con un maquillaje plateado agresivo resaltando su rostro agrandando visualmente sus de por si grandes y redondos ojos negros, todo haciendo un conjunto con el vestido negro de generoso escote en v, generador de un singular marco de sensualidad al remarcar esos pechos inquietos facilitadores de los placeres que buscaban mis sentidos esa noche, me produjo una oleada de pasión y deseos de hacer lo no permitido dentro de los cánones preestablecidos.

Salimos de nuestra habitación rumbo al pequeño saloncito bar del hotel en el que se encuentran seis mesas de dos puestos cada una. Para nuestra fortuna esa noche de  miércoles de las 6 habitaciones del hotel, solo estaban ocupadas la nuestra y la de la pareja de españoles mencionados en el relato anterior. Al entrar al bar se dio inicio a la sorpresa que tenía prevista para mi esposa. Todo estaba arreglado según lo acordado al hacer la reservación del hotel momento en el que  advertí que para la noche del día de nuestra llegada se nos dispusiera lo necesario para festejar un aniversario de matrimonio, incluida la concebida champaña además de escoger de la carta ofrecida por el hotel lo que cenaríamos esa noche. Sus ojos brillaron más, me abrazó con fuerza y me dio un beso en la boca diciéndome seguidamente de manera insinuante “esta noche puedes hacer conmigo lo que quieras”.

Estábamos en esas cuando hicieron presencia Angélica y Javier, la pareja de españoles que sería sin proponérnoslo el complemento de nuestra celebración. El vestía con guayabera de lino, manga larga y pantalón de lino igualmente blanco, zapatos de lona. Ella igualmente con vestido blanco, largo de cuello, entallado con botonadura que traía abierta hasta la altura del talle, abertura lateral a los lados muy sexy. Si mi mujer estaba hermosa, Angélica también lo estaba, con sus senos que se insinuaban, sus caderas cadenciosas a cada uno de sus pasos, sus piernas largas, talladas provocadoras, era un par de mujeres maduras exhibiendo la belleza de sus años. Se les dio la bienvenida y se les dijo de la celebración.

Luego de los brindis cenamos inmediatamente, hubo hasta torta o pudín negro de postre que al paladearlo deja sentir el sabor de las brevas en almíbar y…  pasamos a los tragos, en medio de ellos nos informamos que Angélica era oriunda de Sevilla y Javier de Málaga, ciudad en donde residen actualmente, compartimos sobre nuestros gustos y costumbres matrimoniales de nuestra parte comentamos de nuestras fantasías y experiencias voyeristas y exhibicionistas; ellos platicaron de su grupo de parejas, todas mayores entre los 45 y 70 años, de sus días de sus visitas a playas nudistas como la de arroyo vaquero y la de guadalmar, interrumpíamos la conversación que ya se había tomado un giro hacia lo sexual, para bailar, las dos primeras veces con nuestras esposas, después comenzamos a rotárnoslas. Javier y Angélica nos dejaron saber que eran una pareja swinger , que esta práctica se ha venido incrementando en España y en Europa. Por nuestra parte comentamos que lo más practicado había sido el voyerismo  y el exhibicionismo y que habíamos tenido varias experiencias swingers soft  en bares swingers, viendo, estando en el lugar a otras parejas hacer el amor y hacer el amor nosotros en iguales circunstancias y permitirnos ligeros  tocamientos de quienes han estado a nuestro alrededor. Avanzada la celebración y por consiguiente los tragos, las inhibiciones se fueron quedando atrás. En una ida de mi mujer al baño le dije al oído que porqué no se aflojaba un poco el lazo del vestido, me respondió “lo que tu quiere es que me vean las tetas” me sonreí, entonces agregó “si a ti no te importa a mi tampoco” a su regreso a la mesa, se le veía el borde de sus aureolas, Javier no dejó que se sentara y salió a bailar con ella, mi esposa no podía ocultar su arrechera, potenciando la mía que, además tenía al frente a Angélica, insinuante con sus piernas cruzadas que por las aberturas laterales de su vestido quedaban totalmente desnudas, no resistí la tentación y ella quería que no la resistiera y pasé mis manos por esas hermosas piernas, le hice un comentario sobre sus senos y como me parecieron tan bellos cuando los vi en la piscina, sonrió y sin más, sacándole ventaja a la botonadura abierta de su vestido hizo espacio y me los enseñó diciéndome: “míralos y espero que no los olvides”; nos levantamos a bailar, coloqué mi miembro erecto sobre su vulva, cadenciosamente recibía su roce y el manoseo de las dos parejas en la improvisada pista de baile era imposible de disimular.

En mi parecer es incompatible una noche de sexo pleno y consciente en estado avanzado de embriaguez por lo que estimé que era el momento de suspender el festejo y sobre todo porque estábamos a punto de escandalizar a la mujer que nos atendía, claro que los dos hombres que la acompañaban estaban felices, descubriendo sus instintos. Los españoles nos invitaron a acompañarles a un bar swingers que habían localizado. Decliné la invitación muy amablemente y convenimos encontrarnos al medio día.

Con mi mujer nos retiramos a nuestra habitación e iniciamos nuestra faena sexual en medio de la fantasía, fácil de suponer, que teníamos un intercambio de pareja con Angélica y Javier, le pedí a mi esposa que me describiera como él se la mamaba, comenzó comentándome como se arrechó cuando bailando él, le ponía su pene sobre su sexo y como ella se le movía para sentirla más. La forma dura como le agarraba las nalgas y las tetas que varias veces le quedaron al descubierto. Y ahora se imaginaba que era el español quien la penetraba, que le pedía que le diera duro, que se la metiera por el culo, su arrechera le daba licencia para hablar sin eufemismos, para que negarlo, los dos estábamos en un goce absoluto y en medio de el, ella me dice, “quiero que te mames a Angélica, te vi como le ponías la verga cuando bailabas con ella, no te importaba que me trataran y me portara como una puta por estar con ella, dime como quieres mamártela. Y lo hice. El orgasmo que alcanzamos esa madrugada fue frenético. Se cumplió su deseo, esa noche hice con ella lo que me dio la gana.

Lo mejor que tiene mi esposa es que no se escandaliza ni se preocupa con nuestras aventuras y está dispuesta a seguir disfrutando el sexo gracias a los años y yo estoy dispuesto a facilitárselo. 

peiba

Soy hombre heterosexual

visitas: 1832
Categoria: Sexo con maduras
Fecha de Publicación: 2021-01-22 02:58:12
Más Relatos Por peiba
Compartir en:

2 Comentarios

Hola! Somos Luz y Jose. ELLA 66 Y YO 59. Si gustan contactarnos, mi whatsapp es 3043441397

2021-01-29 16:22:51

Ricas las mujeres maduras que les gusta disfrutar estas actividades. Mi esposa tiene 66 y los disfruta, sólo que no le gusta el sexo anal, pero le gusta que otros la morboseen y si se da también que la culeen. Saludos Luz y Jose

2021-01-29 16:19:34