Corría el 21 de marzo de 2020, la noticia de que todo el país entraba en cuarentena por el COVID-19, nos tomo a todos por sorpresa. Por estos días mi esposo y yo teníamos de visita a dos primos de la costa que venían para un evento familiar y con la noticia de la encerrada las cosas no se veían bien para nuestro estilo de vida secreto para nuestra familia, pues si recuerdan son de una familia de pueblo en donde estos temas de apertura sexual y prácticas grupales de sexo no son muy bien vistas.

Toda nuestra rutina se cambió, ahora teníamos en nuestro apartamento dos visitantes inesperados, no sabiendo por cuanto tiempo, pasando 24 horas al día todos los días.

Tuvimos que dejar de andar desnudos por nuestra casa como acostumbrábamos, no pudimos volver a recibir a nuestros vecinos con los que ya compartíamos nuestros encuentros grupales que iniciaron en la sauna y la piscina del conjunto como contamos en otro relato. Y es que, aunque mi esposo me ayudo a descubrir mi fascinación por el sexo y el enorme placer de compartir con otras personas, para mi era un poco complicado permitir que mi familia se diera cuenta de todo esto. No me sentía cómoda pensando que mis primos me verían como una de esas mujeres que tanto ellos hablan cuando se dan cuenta que le ponen cuernos a sus maridos, sobre todo en mi pueblo que todo se sabe y uno puede quedar en boca todo el mundo facilito.

Pasaban los días y la cuarentena se endurecía llevábamos poco más de 3 meses y mi esposo y yo nos habíamos convertido en una pareja muy tradicional, haciendo el amor en nuestra habitación con luz apagada y sin hacer demasiado ruido para que nuestros invitados no se dieran cuenta, hasta mis pijamas provocativas y transparentosas habían desaparecido de nuestro día a día, pues mis primos al ser muy putos , también son exageradamente machistas y desde luego iban a ver a Oscar con muy mala forma al ver que le gusta ser un cornudo.

El ambiente de nuestro apartamento había cambiado, entre el trabajo en casa y la falta de la motivación que producen las locuras que solíamos hacer, estábamos tensos y en ocasiones mal humorados.Hasta que cierto día mientras hacíamos el amor en nuestra habitación, escuchamos ruidos cerca de nuestra puerta, al principio pensamos que no era nada, pero varias veces mientras estábamos en el acto, vimos movimiento y alcanzamos a escuchar algunos susurros. Oscar, desde luego más atrevido que yo al respecto de mostrar que somos una pareja swinger me insinuó que talvez deberíamos contarles y ver que pasaba, yo desde luego no quería que ellos supieran del tema y cancele rotundamente esta propuesta. Sin embargo, no niego que alcance a excitarme con la idea, sobre todo porque ya extrañaba las vergas de nuestros amigos que solían venir o encontrarnos en la zona húmeda del conjunto por lo menos una vez a la semana.

Cerca del día de la madre mis primos se animaron a proponernos que, si podíamos por lo menos pedir algo de licor y así fuéramos nosotros solos hacer algo diferente, por que estaban que se enloquecían sin rumbear y sobre todo sin tomarse unos tragos. Oscar y yo no somos muy buenos tomando, pero desde luego accedimos, porque desde luego entendimos plenamente como se estaría sintiendo.

Con las limitaciones propias de un apartamento de conjunto logramos armar en el balcón una pequeña hornilla e improvisar una imitación de asado y al calor de unos buenos rones Habana Club empezamos a conversar y a echar chistes, luego las historias de familia y los recuerdos de las pilatunas de adolescentes, mientras se desocupaban las botellas de ron, mis primos ya estaban entonados y Oscar, con su habilidad natural para meter temas calientes acertó a preguntar, bueno y de todas esas primas que ustedes tienen cual era la más buena en esa época, o es que ustedes no aplicaron eso de que entre más primo más me arrimo? Ellos se echaron a reír y empezaron a soltarse y a contar las historias de que ni yo sabia de las primas que ni yo sabía.

Carlos, que así se llama uno de mis primos había resultado ser el cazador y había pasado por armas a más de una de las mujeres de la familia y en un momento se safo en decir, “pero la prima que más de uno quería echarse a la muela era Juliana, pero ella nunca dio tiro”. ¿Una carcajada nos sorprendió y nos contagió por un rato, hasta que mi esposo pregunto, y eso porque no pudieron con esta esposa mía? ¿Qué les falto? Eliecer ya desinhibido, dijo, es que esta no parece de la tierra de nosotros, allá todas la viejas son calientes y no es sino darles uno traguitos y ya están listas, pero July nuca aprendió a tomar y eso la puso muy difícil para todos, a ella no la calentaba nadie. Usted es un berraco primo que logro quedarse con ella, porque todos le echábamos los perros y ninguno nos paró la caña.

En ese momento Oscar con su mirada de que algo se trae entre ceja y ceja dijo, oigan como que esta haciendo calorcito hoy aquí en este apartamento y esos tragos ya se me subieron, me voy a quitar la camisa, “amor, por que no te cambias y te pones algo más fresquito vos también” cerrando la frase con un guiño.

Hombre primo, esa es una buena idea, esa es una de las cosas que más he extrañado este tiempo, allá uno anda ligerito de ropa, en cambio ustedes aquí a toda hora emperifollados, uno es como amarrado. Hágale primo, nadie le ha dicho que no lo haga, esta es su casa también.

Supongo que, por los tragos, o el morbo de lo estábamos conversando acepte ir a cambiarme y efectivamente me coloque uno de mis sugestivos pijamas que solía usar, muy transparente dejando muy poco a la imaginación.

Al verme mis primos quedaron por unos segundos con la boca abierta y escuchamos a Carlos decir, “anda prima, siempre sabíamos que tu era la más buena, pero no sabíamos que tanto” todos nos echamos a reír y brindamos de nuevo, y ellos no dejaban de mirarme de pies a cabeza, mi esposito solo reía y me miraba maliciosamente.

Por un momento el silencio inundo la habitación y yo me atreví a decir, “veo que ya como que se les acabo la pila, es mejor que nos vamos a dormir”, en lo que Eliecer contesto, “no prima, como nos vas a dejar así, aquí con el permiso del primo déjenos mirarla otro ratico” que ya estamos cansados de tirar paja solo oyéndolos a ustedes tirar todas las noches.

De nuevo las risas, pero esta vez nerviosas se apoderaron del ambiente, y Oscar dice, “amor, por que no nos haces uno de esos bailes que tu sabes hacer para que tus primos puedan verte bien” lo que ellos aplaudieron.

En este punto creo que el roncito me había hecho el efecto correcto, por que estaba muy caliente y llevaba rato mirando la entrepierna de mis primos que se notaban muy arrechos, empecé a bailarles muy suavemente y veía como sus ojos no se me quitaban de encima, sobre todo de mi nalga y de mi cosita. Oscar me anima para que me acerque más a ellos y puedan ver mejor, los comentarios morbosos no se hicieron esperar y mis primos se notaban muy ansiosos, en eso mire a mi esposo y el con un guiño asintió con la cabeza, esto ya lo habíamos hecho muchas veces cuando el traía algún amigo desprevenido y lo emboscábamos, me empecé a quitar el camison y lo deje caer al piso, ellos reventaron en euforia mientras mi esposo atento y sonriente mi animaba a seguir. Incluso les decía, si ven primos de todo lo que se perdieron por no insistir, uno no debe rendirse así de fácil, jajaja…

Me quiete la tanga que era lo único que tenía encima y estos hombres se han quedado mudos….

Me senté entre ambos mientras que ellos como estatuas no quitaban la mirada de mi vagina, entonces, empecé a acariciar a cada uno su pene, que para ese momento estaba a reventar. Ni cuenta me di, cuando ya estaban todos desnudos y con una erección que nunca imaginé.

Mi primo Eliecer fue el que más me sorprendió, aunque su pene es delgado, si es bastante largo, cosa que nunca imagine. Mi primo Carlos es más bien normal, tirando a grueso. Yo estaba sonadísima y con unas ganas tremendas de que estos hombres me dieran todo lo que tenían guardado. Ya no se contuvieron y empezaron a acariciarme por todos lados, Carlos metía sus dedos en mi cosita y me bombeaba con fuerza como si nunca lo hubiera hecho, mientras se masturbaba, Eliecer, me ponía su tremendo aparato en la boca mientras yo lamia sus guevas y recorría toda la extensión de su pene, Oscar disfrutaba de la vista mientras se quitaba la ropa. Carlos no aguanto más y de un empujo me clavo con todas sus fuerzas mientras su respiración agitada daba muestra de la tremenda excitación que tenía, después de un rato Eliecer reclamo el lugar en mi cuquita y cambiamos para sentir como toda esa vara se introducía de un solo tirón, nuca había sentido nada tan profundo como aquella cosa, con un poco de dolor pero con mucho placer cabalgaba a mi primo, mientras el otro y mi esposo ponían cada uno sus hermosos miembros en mi boca, yo estaba dichosa, recibiendo esta dosis de placer que tanto me hacia falta. Así pasamos gran parte de la noche, cambiando de posiciones, estos hombres perforaron cada uno de mis agujeros mientras me llenaban de su leche por todas partes.

Cansados y no se a que hora nos quedamos todos dormidos sobre el tapete de la sala, para despertar como a las 11:00 am, sorprendidos mis primos me miraban ya sin la sensación de la borrachera encima, mientras que mi esposo abrazado a mi les decía que no tenían de que preocuparse, y les conto sobre nuestro estilo de vida, el cual a partir de ese día recuperamos y volvimos a disfrutar, esta vez con más intensidad, pues mis primos duraron con nosotros otros cuatro meses, pero ya con mucha más acción, todos los días, pues como nunca lo habría imaginado mi apartamento se volvió zona nudista permanente y empecé a disfrutar nuevamente de dosis intensas de sexo que tanto me hacen falta. Y de nuevo las locuras aparecieron para nuestro disfrute.

Pronto les contaré como empezamos a recibir más visitas familiares, sobre todo de los hombres de la familia…..