Era el mes de enero del 2020. Aún no había cuarentena en la ciudad. Yo estaba trabajando, días atrás había bajado la app Tinder así que en un momento libre abrí la app y comencé a deslizar e hice un match. Este match le llamaremos L. Me apresuré a saludar en el chat de la app, L sin tardar mucho respondió, hablamos bastante tiempo por el chat y luego migramos a Whatsapp.

Era una mujer bastante atractiva, de labios carnudos y cabello risado. Ella se encontraba trabajando también y en un momento determinado decidí preguntarle por su vida sexual. L sin chistar contestó que era bastante entendida y relajada con el tema por lo que ambos empezamos a hablar de ello. No tardamos mucho en empezar a sextear y enviarnos fotos. Ella me enviaba fotos de sus senos y su vagina desde el baño de su trabajo y yo hice lo propio desde el baño del mío. Acto seguido pregunto a L que haría por la tarde, ella me dijo que debía hacer unas entregas cerca a mi casa y en ese momento la invité a casa a tener sexo a lo cual aceptó sin más ni más.

Eran cerca de las 4 de la tarde cuando nos vimos en mi casa, al cerrar la puerta nos besamos y nos empezamos a manosear, recuerdo su vagina completamente húmeda y depilada. Ella me acariciaba la verga mientras yo metía mis dedos en su coñito; que rico coñito. De momento la coloco en mi cama en cuatro y bajo su pantalón y su ropa interior, me coloco el preservativo y entro en ella, era mía en ese momento y estaba encantado de estar ahí, dándole duro.

Luego nos quitamos la ropa y ella se hizo arriba, me miraba fijamente y me comía. De un momento a otro L llegó a su orgasmo y yo no tarde en alcanzar el primero. Quedamos tendidos en la cama, agitados y sonriendo por tan buena follada. Así que pasados unos minutos empezamos a besarnos, L estaba aún caliente y ambos queríamos más, empecé a tocarla y a meter mis dedos en su vagina, a moverlos rápidamente y bum, un squirt. Luego la levanté y la puse contra la puerta y seguí usando mis dedos en ella; sus jugos escurrían por sus piernas y un goteo constante caía en el piso de mi habitación. Estaba tan excitado que la penetré nuevamente y me la comí, finalmente ella se hizo arriba y empezó a moverse y pedirme leche a lo cual accedí. Luego de eso decidimos bañarnos y terminar con nuestro encuentro. Debo reconocer que L aún es la culpable de muchas de mis erecciones en la noche.