En mi casa jamás se habló de sexo, al sol de hoy tampoco se hace, mi mamá no resiste escuchar la palabra masturbación, donde sepa que a veces la practico, yo creo que me diría sucia o algo así, ella cree que aun soy virgen.
Al no tener esa guía en mi casa estuve muy expuesta a abusos peores, digo abusos peores, porque al hacer la retrospectiva para escribir sobre sexo, recordé un episodio de mi vida, que con todo lo que pasa hoy se podría tomar como abuso; creo que tendría unos seis o siete años y todos los Domingos íbamos a visitar a mis abuelos y nos encontrábamos con tíos y primos, en una de esas visitas un primo dos años mayor que yo, en esa época él tendría ocho o nueve años, me tomo de la mano y me llevo al taller de zapatería que había en la casa, como éramos tantos niños corriendo nadie noto nuestra ausencia, en el taller me llevo a una parte escondida, él se bajó los pantalones y su ropa interior y me mostro su pipi, él se tocó un poco y yo solamente mire pero no dije nada, luego se me acerco, me bajo mis short y mi ropa interior y empezó a frotar su pipi en mi vagina, me dijo que lo abrazara y eso hice, sentí unas cosquillas placenteras que debo confesar me gustaron, después escuche mi nombre nos apartamos, nos subimos la ropa y salimos corriendo; eso solo se repitió en una fiesta familiar, yo me acosté a dormir, de repente él se acostó a mi lado, froto su pipi en mi cola y metía la mano en mis calzones buscando mi vagina y esas cosquillas me gustaban aunque no las entendía…