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El taxista afortunado

Era la madrugada de un domingo espectacular en Cali. Sobre las 3 de la madrugada prendieron las luces de la disco en señal de fin de la rumba.

En la noche de ese sábado, mi esposa se había vestido muy sexy, con un vestido licra ceñido a su cuerpo que le marcaba todo su voluptuoso cuerpo. Ella estaba algo pasada de copas pues disfrutamos mucho bailando salsa clásica y el ron hizo su efecto.

Al salir de la disco abordamos el taxi de turno. Lo conducía un morenazo alto el cual de mostró muy amable y muy risueño. Nos abrió la puerta del taxi. Luego volteo y se subió a la silla del conductor.  Me acerque al taxi para ayudar a mi esposa a subir y de entrada de le subió sutilmente el vestido verde mostrando de manera muy sexy sus encantadores muslos.

Ya sentados en la silla tracera del taxi, el chofer encendió el vehículo y emprendió su viaje a la dirección del norte de Cali donde le había indicado. En el camino me fuí abrazando y tocando a mí esposa por todos lados. Los senos, su espalda, besitos por todo lado y una bombeada de dedos le aceleró la respiración a mi esposa.

Por el espejo retrovisor el taxista observaba todo pues mi esposa abría todas sus piernas para permitir la bombeada de dedos y mi manoseada. De repente miré un poco para mirar si ya íbamos a llegar y descubrí que estábamos estacionados en un semáforo. El taxista se había volteado y el descarado ayudaba a manosear a mi esposa por las piernas y pies. No dije nada porque el semáforo cambio a verde y tuvo que reanudar el viaje. Nunca había sucedido aquello pero en vez de darme rabia, tuve una enorme erección.

Mi esposa al parecer no estaba tan borracha porque cuando llegamos a nuestro apartamento le pidió el favor al taxista que la ayudara a bajar del carro mientras yo buscaba en mi bolsillo el dinero para pagar la carrera. Cuando pasé el dinero noté que mi esposa había recostado toda su cara en el pecho del taxista y este con sus grandes brazos y manos tocaba el tracero de mi esposa. 

Le pagué al taxista, luego abrí la puerta del apartamento. En ese momento ya mi esposa me había dado su mano derecha y la jale para que entrara. Mi sorpresa fue exitante cuando ví que ella traía jalando al taxista con su mano izquierda.

Me quedé sin decir nada. En silencio entramos hasta la habitación. El taxista fingía ayudar a sostener a mi esposa. 

Luego vino lo increíble. Mi esposa de desnudó y quedó en pelotas al aire mostrándose como Eva.

Hoy recuerdo que le pasé un preservativo al taxista y que ambos gozaron echándose un gran polvo. Eso me marco mucho y desde ese día vivimos felices imaginando encuentros de intercambio. Y yo recordando como ella me hizo cornudo. Estay atento a encontrar un buen corneador para hacer que Ella lo conozca y que logren ir a la cama con la idea de que Ella disfrute con una buena "tranca" sin que imagine que yo lo sé todo.

Todo esto es real y sucedió en Cali.

Espero sus comentarios. 

Erickypilar

Somos pareja swinger

visitas: 2853
Categoria: Hetero: Infidelidad
Fecha de Publicación: 2021-05-05 23:22:40
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4 Comentarios

Que delicia de relato, me puso erecto, seria un verdadero placer ser ese afortunado.

2021-11-22 16:36:13

excelente experiencia

2021-05-10 16:00:57

Que rico me gustaria ser su corneador

2021-05-07 12:55:02

Muy buena experiencia, pero el relato sin detalles y muy frío.

2021-05-07 01:54:59