Era un fin de semana. Todo normal. Yo, navegando en una de las dos aplicaciones que tengo en mi celular para conocer a nuevas personas. Llegó un match al cual no le puse mucho cuidado. Nos saludamos y al inicio como cualquier charla que sucede en esta red. Esto fue en horas de la mañana. 

En la tarde sentí la necesidad de volverle a escribir; sentí esa necesidad porque, como nos sucede a los hombres, se me despertó la líbido, las ganas de follar o al menos de conversar con alguien. 

Me contestó y tuvimos una charla corta sobre lo que estaba haciendo. Al final leí: "hagamos algo hoy, veámos una película". La propuesta era evidente así que acepté: nos veríamos unas horas después. 

Fue aquí donde inició todo: cuando le expresé donde vivía, empezó a preguntar con más detalles; dio de una sola con el lugar, empezó a desanimarse, leí frases como "no puede ser". Obviamente me despertó curiosidad y la llamé: resulta que donde vivo también vive el exnovio y para colmo, soy vecino de apartamento, de pared. Ella era una de las mujeres que en algunas noches había escuchado gemir con ganas, mientras yo intentaba dormir.

Al final, después de una larga charla logré convenserla, que no se desanimara, que por el contrario era algo interesante, algo nuevo. Y si, llegó a mi apartamento. Charlamos y entramos en en el tema. Resultó que le encantaba usar su boca, que le encantaba el sexo oral. 

Sin más, ofreció chuparmela, así que en la sala le saqué mi verga, y empezó a chupar, suave, primero sus labios en la cabeza, luego, cuando mi miembro ya estaba erecto, se ayudó con una de sus manos, y se concentró, se dejó llevar... fue genial, definitivamente le encantaba. 

Fuimos a mi habitación que da, entiendo yo, con la habitación del exnovio y fue ahí donde se quitó la ropa y se puso en cuatro: "follame" y de una le di lengua para lubricar, y luego penetrarla... les confieso que no se si gemía realmente del placer o para que la escuchar el exnovio, pero gemía delicioso, duro, con ganas. 

Cuando se subió, se sentó en mi verga erecta, estaba muy mojada. Dobló sus piernas y empezó a hacer sentadillas. Una delicia total. Rebotaban sus tetas, se escuchaba el choque de las pieles y, se los juro, de un momento a otro salió un chorro de ella y gemía como loca. 

Al final, recibió mi semen en la cara, se daba vergazos en la cara y sonreía... definitivamente fui parte de su venganza. Lo único es que fue una sola vez.