Hace algunos años en un casero conocimos a Fernanda y a Jhon, ellos unos años mayores, pero en muy buen estado físico, más o menos 33 años y nosotros en ese entonces más o menos 20. Ella una mujer delgada, estatura mediana, con muy hermosos senos 34B, un cabello rizado y supremamente decente; él, por su parte, un hombre atlético y supremamente complaciente con su esposa.

Un jueves cuando salía de la oficina, nos escribieron en el perfil de Twitter invitándonos a pasar un rato agradable en un club al sur de la ciudad, lastimosamente Sara estaba en parciales de la universidad y no podía asistir, a lo que les contesté en modo de burla: “chicos, nos encantaría ir, pero Sara no puede por motivos académicos, pero estoy yo” a lo que inmediatamente ellos respondieron “si te dan permiso, ven”. Inmediatamente, le comenté a Sara quien aceptó solo con la única condición de contarle todo con lujo de detalles.

Ese día en el club Sw era día de “chicos solos”, por lo que, buscando entre las mesas, encontré a Fernanda, y su presencia y sensualidad desbordaba la expectativa.

Hermosa, tenía un Jean claro apretado y un escote beige sin sostén, ella sabía lo que iba a suceder. Luego de saludarlos hablamos un rato con la mayor decencia que la escena frente a mí me permita. Pero, ustedes entenderán que no era fácil, mis ojos no dejaban de ver sus senos y de imaginármelos encima mío, o besándonos o haciendo una deliciosa rusa. En fin, llegó el momento en el que Jhon tomó la iniciativa y nos llevó a los lockers, ya la suerte estaba echada y ese sería mi día.

Con la característica toalla, entramos al sauna los 3 y ella se sentó en medio de nosotros y para ser sincero, estaba algo nervioso pues era el primer encuentro sin Sara. En un momento de valentía senté mi mano sobre su pierna a lo que ella me miró, abrió sus piernas y me besó, inmediatamente mis manos continuaron su camino, una a sus senos y la otra a su vagina, todo para comprobar que estaba mojada, así como nos gusta, que se lubrique hasta las piernas.

Mientras el esposo veía como besaba a su esposa y como manoseaba todo lo que el poseía por derecho, yo apretaba sus nalgas, le besaba los senos, mordía suavemente sus labios la montaba encima mío para solo tener sus deliciosos senos colgando frente a mí, mientras buscaba el condón para por fin penetrarla. Jhon decidió que era momento de visitar otro espacio del club y así bajamos al turco, estoy seguro de que él quería todo el placer para ella, puesto que, durante la escena de cornudo, no dejó de masturbarse y mirar cada zona que tocaba y controlaba con pasión. 

Luego de unos minutos, decidimos ir a las habitaciones privadas en donde el espacio sólo nos permitía permanecer los 3. Allí ella se acostó boca abajo y me dejó ver a simple vista todo su magnífico culo, sus suaves y muy lubricados labios, esas piernas que con el aceite que había comprado antes de entrar, masajearía con tanta lujuria, torneadas, delicadas, pero con la potencia de hacer unos sentones deliciosos. Ubicarme encima de ella para masajearle las piernas, cola y espalda me puso a mil, rozaba mi pene contra sus piernas y a ella le gustaba lo caliente que se sentía. 

Ya era hora, ella se levantó con sus mejillas rojas y sus labios un poco más rojos de lo normal, así que me puse el condón y ella se paró al lado mío, veía desde esa ubicación privilegiada, todo su cuerpo, sus senos, sus piernas y lo más hermoso, su pequeña vulva. Ella se sentó suavemente mientras miraba a su esposo, no sé qué mensaje le quería enviar a Jhon, pero Fernanda ubicó mi pene en la entrada de su vagina y gimió de placer viéndolo, Dios mío estaba tan empapada que note cómo sus fluidos empezaron a escurrir hasta mojar la colchoneta donde estaba sentado y me empecé a resbalar, así que la tomé de la cintura y la gire, ella se puso en 4 y la empecé a embestir de tal manera que gemía delicioso, Jhon puso su pene frente a ella y como si fuera un bombón bum lo chupó hasta que lo hizo venir. Esa escena la enloqueció y le provocó un orgasmo que ufff yo también le terminé pero en los senos.

Aquí un relato de una de nuestras chocoaventuras,  en el mundo sw.

Si les gusta comentan para seguir contándoles experiencias, ya sea de cuando salí solo o con Sara. Hay una muy interesante que pasó en Medellin.