Soy un hombre promedio, que no ha estado sometido a temas críticos en la vida, por lo que descarto que mi gusto venga de algún evento traumático o específico. 

Desde pequeño, yo creo que de unos 7 años empecé a describir los cambios en mi cuerpo y lo rico que se siente masturbarse, ya que no soy muy social, no tengo muchos amigos y amigas, entonces las fantasías era lo que motivaba esas sesiones de autoplacer. 

Mis primeras experiencias, dónde creí que mi camino era mi gusto por un primo llamado David, moreno, buen cuerpo, y un amigo, llamado René, blanquito y guapo, se convirtieron en mis fantasías más fuertes. Con David, la relación era muy buena, eramos pequeños, inquietos y juguetones. Confieso que nos gustaba besarnos, jugar a manosearnos el pene y las huevas. Era muy excitante, creo que ese fue mi punto de quiebre para mi gusto por la ropa interior, inicialmente de mi primo, después de mujeres que he conocido a lo largo de la vida u que irán conociendo con el paso de los relatos. Yo iba usualmente a su casa a jugar "atari" y aprovechaba para escurrirme a su cuarto, abrir un closet que sonaba mucho jajajaja tocaba abrir la puerta con suavidad y apreciaba ahí, sus calzoncillos doblados solo para mí. Aún recuerdo la marca de unos Siabatto, qué ricos era, grises. Los tomaba, me encerraba en el baño y los pasaba por mi cara así limpios y gozaba. También, tenía a veces suerte de llegar a su casa luego que el se bañara y encontraba ese tesoro usado, oliendo a el a rico, un olor a orina, a pipí y a veces a culo un poco. Esos me los ponía, y me masturbaba con ellos hasta llenarlos de mi leche. Era delicioso saber que nuestros jugos se juntaban. Por mucho tiempo, mi arrechera a flor de piel me hizo tomar muchos de sus calzoncillos, usarlos, dejarlos untados y devolverlos. No sé si el algún día de dió cuenta, pero yo gocé mucho con sus prendas imaginando cómo nos besábamos torpemente, con mucha saliva y nos manoseabamos, éramos cómplices de nuestra pasión y a él en gran parte le debo mi comportamiento morboso de hoy en día que ya soy una persona adulta. Lo más oscuro que hice por el, probar su caca, y luego de eso, yo cagaba en mi baño, poniendo un espejo para ver cómo se dilataba mi ano y me masturbaba luego, pasándome esas heces por todo mi cuerpo pensando que esa caca era de David y nos hacíamos el or de mamera desenfrenada penetrando nuestros culos de manera deliciosa. Lo mismo soñaba con René, pero sin caca jajajaja esos oscuros deseos solo afloraban con David. 

Espero les haya gustado este primer "relato" tratando de describir mi experiencia, este solo es el primero de varios, porque después de esa experiencia, Diego, Juan José y Carlitos serían mis pequeños amantes, a los que nunca les robe calzoncillos ni usé su caca, pero que me dieron grandes instantes de placer, entre besos babosos, manoseadas y metidas de dedo en el culo me ayudaron a masturbarme de manera loca con grandes eyaculaciones en su nombre. Hoy por hoy, no me interesan los hombres, mis fantasías están alienadas solamente con mujeres, pero considero importante contarles como empezó esta locura y lo mucho que llegue a gozar con estas experiencias. 

Ojalá me comenten, para motivar mi escritura y conocer su opinión. Gracias por haberse tomado el tiempo de leer. 

Los invito a elegir el próximo relato para publicarlo, estas son las opciones:

Sully, la asesora de Claro que olía a hembra

Pao Ruge y su yogurt

Andrea la tetona y su dulce flujo

Las pequeñas Porristas del Parque 

La paseadora del perro en leguins.