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LA GRAN OPORTUNIDAD

LA GRAN OPORTUNIDAD

“Este tribunal no tiene más opción que condenar al señor CARLOS ALBERTO RIOS PEREZ a pena privativa de la libertad en establecimiento carcelario, esta sentencia será de 24 meses, con opción a libertad condicional por buen comportamiento.” Su martillo golpeó el estrado y después de eso Carlos dejó de oír todo a su alrededor, sabía que su vida se había acabado para siempre; sabía que jamás volvería a ser igual después de ir a una cárcel, y vaya que tenía razón. El trámite continuó con normalidad, él fue llevado a una cárcel en la cuidad y veía como detrás de él se cerraba la puerta de aquel establecimiento junto con cualquier esperanza de libertad.

Al llegar, un guardia lo recibió y lo condujo a una sala fría y bien iluminada donde junto con otros tres internos se estaban preparando para ser revisados minuciosamente por el personal de la cárcel; aquel guardia dijo con una voz imponente y con un tono sarcástico – bienvenidos al paraíso señoritas, acá solo existen tres reglas, la primera, acá los guardias son la voz de Dios y de todos yo soy Dios, la segunda si quieren que su paso por este paraíso sea medianamente tranquilo la obediencia y la sumisión son sus mejores opciones y por último, espero que tengan como pagar por las cosas acá dentro, por que acá se paga con plata, con culo o con sangre ustedes deciden perras.- esto lo decía mientras su penetrante mirada atravesaba la horrorizada mueca que tenía Carlos en ese momento.

Hagan una fila y desvístanse, dijo aquel guardia dando la orden a los reclusos, mientras se iba poniendo unos guantes de látex, les vamos a revisar hasta el culo perras, y ojalá lo tengan limpio por su propio bien; los otros internos ya conocían aquel incomodo procedimiento y estaban acostumbrados ya que no era la primera vez en un lugar como este, pero Carlos era aquel novato que todo le causaba terror y asombro, nunca había estado en similar posición. Uno a uno aquel guardia fue pasando y verificando a los reclusos, cuando se paró frente a Carlos, el pobre estaba temblando paralizado del miedo, cosa que le excitó al guardia, y su verga creciendo entre su apretado pantalón era la mejor muestra de aquel placer que le producía humillar a reos como Carlos que tarde o temprano seria su desahogo sexual.

¿Primera vez por acá princesa? – preguntó el guardia a Carlos- sí, respondió con temblorosa voz; -date la vuelta muñeca; me gustaría revisar ese culito paradito que tienes, - Carlos obedecía en silencio mientras aquel guardia apretaba sus nalgas con fuerza, las pellizcaba y se saboreaba, ufffff que delicia de culito tienes perra, me voy a divertir con él- decía el guardián mientras se acariciaba su gruesa verga por sobre su pantalón. Metió su dedo en el culo cerradito de Carlos y al sentir ese agujero calientico supo que esa sería su perra personal mientras estuviera en ese lugar. Carlos sentía la humillación y la impotencia de todo lo que estaba pasando, recordaba que era mejor obedecer por su bien, y que si quería sobrevivir en ese lugar era mejor estar en manos de diablo que en su camino.

Lleven a los demás internos a peluquería, mientras yo hablo algo con esta muñequita, dijo el guardián a sus compañeros; la orden se obedeció y solo quedaron Carlos y este guardia en aquella sala, -ahora te voy a hacer una pregunta y espero que pienses bien tu respuesta, porque de eso depende tu vida acá- dijo el guardia mientras desabrochaba su pantalón y sacaba una verga grande y gruesa, de unos 20 cm, adornada con un conjunto de palpitantes venas que hinchadas solo hacían ver aquella verga mas gruesa e imponente de lo que era, -vas a ser mi puta personal acá en la cárcel o prefieres ser la puta de varios en el patio?- Carlos sabía lo que debía hacer y por su propia supervivencia no tenía elección, se agachó y con sus manos tomó aquel falo palpitante, lo acercó a sus labios y empezó a chuparlo tímidamente no sabía tan mal, pensó mientras ponía la brillante cabeza de la verga en su boca; -justo lo que pensé, eras una perrita cualquiera, lo supe desde que te vi- dijo el guardia mientras tomaba la cabeza de Carlos para embestir su boca con su verga, para nada era cariñoso, las embestidas hacían que Carlos tuviera esa particular sensación de asfixia y de que en cualquier momento se vomitaría por tener aquel animal perforando su garganta sin piedad alguna. El guardia le dio un respiro a Carlos sacando su verga toda mojada de la saliva de Carlos, mientras rebuscaba un condón entre sus bolsillos, - acuéstate en la mesa putita- le dijo mientras se ponía el condón; Carlos sumisamente obedecía, sabia que era mejor hacer caso y esperar que aquel animal terminara pronto. Cerró los ojos y sintió como la lengua de este tipo se paseaba por la entrada de su culito, era placentero, pensó; sentía su culo ya baboso y muy lubricado y la sensación de aquel mástil de carne posándose en la entrada de su culo era el presagio del festival de verga que se llevaría, aquel guardián empezó penetrar el cerradito culo de Carlos, intentaba desesperadamente que la cabeza de su verga penetrara aquel culito delicioso y calientico; y después de varios intentos Carlos logró sentir aquella verga deslizándose por su interior, sentía como la cabeza punzante tocaba su próstata desde su recto, sentía como el culo, las piernas y su pequeña verga vibraban tras cada embestida, este hombre estaba poseído, era un maldito animal que castigaba el culo de Carlos sin la mínima pizca de dulzura, los golpes de su verga chocando con las nalgas de Carlos hacían eco en aquella sala.

De golpe y en acto casi acrobático puso a Carlos en cuatro y él se subió en la mesa para penetrar aún más profundo el culo dilatado de Carlos, le fascinaba como Carlos gemía como una perra, le daba una dosis de poder y se esforzaba por penetrarlo aun mas salvaje que antes; sus huevos golpeaban con fuerza la flácida verga de Carlos que escurría un brillante liquido que goteaba en la mesa. Y nalgueaba a su perra con una fuerza bastante brutal, pocos minutos pasaron para que aquel guardián anunciara que se iba a correr y que para marcar territorio lo haría en la boca de Carlos, sacó su verga hinchada del culo dilatado de Carlos, que para ese momento esta rosado y bastante abierto; -abre la boca mi perrita te vas a tragar la leche de papi- dijo mientras quitaba torpemente el condón de su verga, un chorro blanco y espeso de semen cayó en la boca y la cara de Carlos, estaba tan caliente y espeso que quedo colgando del mentón de Carlos, mientras el guardián terminaba de escurrir las ultimas gotas de leche que brotaban de su punzante verga.

Estaba hecho ahora él sabía que Carlos sería su perra y podría seguir disfrutando de ese culito a placer y Carlos sabía que su vida, su futuro y su culo jamás volverían a ser los mismos después de esta gran oportunidad.

Continuará

amy03

Soy hombre heterosexual

visitas: 719
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2022-01-04 21:08:13
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