Guía Cereza
Publicado hace 3 años Categoría: Fantasías 749 Vistas
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La gran oportunidad 2

Después de ese festival de carne y semen Carlos estaba listo para conocer el que sería su nuevo hogar en los siguientes meses, sabía que iba a ser la experiencia mas dura que habría tenido que afrontar, pero también un pequeño ápice de esperanza embargaba su alma; después de haber aceptado oficialmente ser el deposito de esperma de aquel guardián era consiente que esto tendría algunas ventajas y sabía que debía aprovecharlas.

Los bloques de la cárcel eran pasillos oscuros y gélidos con múltiples puertas numeradas sin distinción alguna, fue conducido por alguien del penal que después de un giro de una llave invitó a Carlos a ingresar a su “suite” como la llamaban los internos; al entrar vio 4 losas de concreto que se elevaban en pares unas frente a las otras, una pequeña ventana por donde escasamente entraba la luz y una taza de baño. Al entrar notó que una persona estaba de espaldas intentando divisar algo a través de la ventana, se giró y miró fijamente a Carlos, ¿-primera vez acá cierto? – se nota mucho? Respondió Carlos-; ¿ya pasaste por la requisa? – preguntó el interno mientras caminaba hacia Carlos, -la verdad sí y jamás pensé que sería tan dura- contestó Carlos mirando fijamente a aquel reo que parecía que sabía lo que él había vivido en aquella sala.

Me llamo Johan, pero acá me dice “trabas”, también está “la rata” se llama Kevin y por último está el papá de la celda y del patio, alias “el negro”. Ellos están ocupados haciendo unas vueltas, pero en la noche llegan esperemos que diga el negro sobre ti y ahí veremos que pasa, ya veremos hasta donde aguantas; ahora ponte cómodo y espera; debo suponer que aun traes el culito adolorido de la requisa, dijo mientras sonreía y se acomodaba en su catre. No alcanzaron a pasar un par de horas cuando la puerta se abrió y a la celda entraron 2 hombres, Carlos y Johan se levantaron de sus catres de un salto y quedaron parados frente a aquellos reclusos, “la rata” era un hombre delgado y alto con tatuajes en todas partes del cuerpo y de un aspecto de pocos amigos, de esos que no te gustaría cruzarte en la calle. Mientras tanto el otro alias “el negro” era grande y corpulento con casi 2 metros de altura con un cuerpo exageradamente ejercitado para estar en lugar como ese; Johan se apresuró a arrodillarse frente a “el negro” y con una voz casi dulce y romántica dijo: - debe venir cansado y arrecho de estar metido en ese hueco- y con una agilidad propia de un buen amante desenfundo una verga grande, no solo grande era inmensa; con su tez oscura y su cabeza de un tono chocolate, era fácil confundirla con una prominente barra de chocolate, sus testículos grandes y tibios al tacto eran un monumento de hombría y masculinidad, Johan lamía tiernamente la cabeza de aquella verga dando tímidos lengüetazos desde las huevas hasta la punta de aquella lanza, era delicioso ver como su lengua viajaba por aquel miembro erecto, su mano acariciaba sutilmente aquellos testículos imponentes, y que sin dudar se notaban cargadas de leche de macho.

Aquella chupada de fierro se fue tornando cada vez mas deliciosa y más intensa; Johan penetró su boca con la verga negra de su amante hasta donde el grosor de la misma se lo permitía, se notaba que lo disfrutaba, las arcadas no se hicieron esperar y los chorros de saliva que emanaban de su boca era cada vez mas grandes. El gesto de su rostro reflejaba que lo estaba disfrutando; de un momento a otro “la rata”, que hasta ese momento era un lujurioso espectador, se posó detrás de Johan y procedió a bajar el pantalón de su habido amante, de un tirón bajo pantalones y calzoncillos a Johan y dejó expuesto un culito blanquito, limpiecito y que se notaba que para nada era virguito, y con la precisión de un cirujano retiro del culo de esta perrita un tapón anal, se notaba que era casero y tallado a mano, de un tamaño considerable, mientras con la otra mano sacaba su asfixiada verga de entre su pantalón, escupió un poco el culo de Johan y de un golpe clavó su estaca de carne en el ya bastante dilatado y palpitante culo de Johan; era un espectáculo ver a este tipo bombear ese culo, eran embestidas salvajes, fuertes, casi mas con rabia que con pasión; sus embestidas eran tan agresivas que hacían que la verga del negro de clavara en lo mas profundo de la garganta de Johan, aquel acto de salvaje fornicación se trasladó a una de las lozas de la celda que servía como cama, “la rata” se sentó en el borde y Johan se sentó sobre su verga erecta, mientras en que un acto de desprecio hacia el culo de su gentil y entregado amante “el negro” también clavó su enrojecida verga en el culo hinchado de Johan, al hacerlo este casi da un grito, de esos que se dan cuando se mezcla en placer y el dolor; y empezó un brutal castigo a su ano y su recto. Carlos estaba enmudecido y atónito por tan cruel espectáculo; el bombeo era intenso, casi se podía oír como crujían los pliegues anales de Johan mientras esas dos vergas combatían dentro de su recto por llegar mas profundo; las fuertes embestidas se fueron volviendo más intensas y así como era de esperarse chorros de leche inundaban las entrañas de aquella perrita adicta a la verga, podía sentir el calor de ese liquido llenándolo por dentro mientras los últimos estallidos de semen salían de las vergas de sus ardientes amantes.

Esperó que el macho que tenía atrás se alejara un poco y procedió a bajarse de la verga de Kevin que había quedado bañado por ese coctel de semen, se puso en cuatro y por encima de su hombro miro a Carlos y con voz cansada dijo: -hora de comer putita; bienvenida a la cárcel-

continuará

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