Habrás sentido esa sensación, en esos momentos antes, horas o minutos previos a cuando sabes que vas a hacer “eso”, es como una excitación incipiente, pequeñita, pero que sabes que llegará el momento cuando te hará volar el cerebro. Es como ansiedad que se va incrementando con forme se acerca el momento. Es una chimba, no?

Desde unos 15 metros identifico la entrada, camuflada en medio de locales comerciales normales, solo la identifica un raído y apenas legible aviso que dice “INTERNET”.

Me fijo en la gente de los alrededores, la chica de la cafetería, el man que reparte los papelitos a otros manes seguidos del estribillo en voz baja: chicas, chicas; el mensajero, la de los tintos, gente. Me fijo a ver si alguien me observa u observa mi destino. La sensación esa se incrementa, creería que aumenta mi ritmo cardiaco y temperatura corporal, pero no es momento de pensar en eso. Avanzo.

Ya me traga la entrada, del mismo acho de la puerta subo por las escaleras que de una ascienden al segundo piso. En el descanso solo dos puertas, una cerrada y la otra abierta, mi destino. Supongo que la gente de afuera ni se percató que entre por ahí, Efectivamente se me aceleró el corazón.

Con forme asciendo pienso si habrán personas ahí. Como me miraran? Que pensarán de mi?Me auto calmo diciéndome, acá todos somos iguales, venimos a lo mismo. – Tan marica, claro que tiene que haber gente – Uff solo está man de la recepción. No sé que decirle. No le veo rostro porque lo tapa un monitor de computador. El man, me siente aproximar y en automático, sin quitar la vista de su celular, me da un cartoncito medio plastificado con un número, casi en verso recita: dos mil la hora, si pierde el “ficho” tiene un valor deocho mil, vamos hasta las ocho pm, le recomiendo el aseo. Que bien, no hizo falta decir nada, o muy poco, le die “gracias” y asentí con la cabeza.

Dos pasos a delante reviso el número del “ficho” y busco en las puertas de los cubículos el número de éstas para descubrir la secuencia e intuir la ubicación de la mía. Éstas se extienden a lado y lado de un pasillo también estrecho y decir poco iluminado sería poco.

Aparentemente el man de la recepción sí dejo de ver su celular, porque al verme revisar los números de las puertas, me dijo: gira al fondo y por el otro pasillo a la derecha. Con algo más de volumen volví a decir “gracias”. Sigo las indicaciones mientras aguzo el oído para detectar presencia en las cabinas durante el recorrido. Si hay gente. Efectivamente ahí estaba mi cabina.

Mi corazón baja su retumbe y me acomodo en el pequeño espacio. Un viejo PC, teclado, mouse y un monitor mediano.Abro el primer acceso directo que está en el escritorio y aparecen miles de videos porno, play aleatorio.

Siento un poco de relajamiento y la ansiedad del ingreso cesa. Inspecciono el entorno mientras el video corre en silencio. Ahí están las dos puerticas en las paredes laterales que le dan el nombre de Glory Hole a esto. Vamos a ver si le hacen honor a su nombre.

Empiezo a ponerle atención al video y a saltar de uno a otro, empiezan a hacer efecto.

En el monitor de repente se abre una ventana emergente encima de todo con un chat: “hola”

Deduzco que se trata de un chat entre cabinasy contesto. No pasa nada. Sigo con el video

Me saco la verga para empesar a masturbarme. El solo ingreso hizo su parte, no hay que comenzar de cero.

Siento que la puertica de la cabina adyacente se desplaza, tímidamente deslizo la mía un cuarto del recorrido y se ve el porno en el computador del vecino, dos manes dándose oral mutuo. Deslizo un poco mas la puertica y veo al vecino en la misma tarea mía.

El pantalón en las rodilla y tiene la verga medio parada, pero se ve bien. Recorre suavemente con su mano todo el falo que va cogiendo contextura haciendo que la mía haga lo propio.

Que morbo masturbarse viendo a otro man hacer lo mismo. La excitación ya es evidente. Joder que chimba, a esto vine, pensé.

Sigo masturbándome y viendo como el vecino lo hace. El man se toca la cabeza del pene con los dedos para recoger con cuidado goticas de precum que se estiran y se rompen. Supongo que se lleva los dedos a la boca para saborear su propia excitación. Lo supongo, porque es lo mismo que estoy haciendo, porque es delicioso y para provocar a mi vecino, porque no dudo que me está mirando.

El man con su mano libre la acerca a mi ventanita y con dos dedos me hace el ademán de que vaya. Eso fue como un disparo. La sexadrenalina se me subió al mil, mi corazón volvió a retumbar fuerte, mi temperatura volvió subir y todo lo demás que pasa cuando eso pasa. Quizás me demoré porque lo volvió a hacer el ademan con los dedos.

Tímidamente me incorporé de la silla y fui arrimando mi verga por la ventanita, lentamente empecé a sentir la fresca humedad de su boca. Se la saco y sentí el frio del ambiente en mi verga húmeda de saliva, supongo que él percibió claramente que se me había subido la temperatura.

Pegué todo mi cuerpo contra la frágil división de madera penetrándola, tan solo mi verga intrusa en la cabina de al lado, apretando el culo como queriendo alargarla y colmar esa boca que ahora succionaba con experticia.

La excitación era máxima, sudaba, me empine un poco y entraron también las guevas, me agarre de la división por la parte superior, para poder tener un mejor punto de apoyo y como queriendo pasar todo mi cuerpo por el pequeño agujero empujaba mi verga hacia mi vecino. Éste alternaba su boca con la mano, quizás para darle un descanso a su posición.

Estaba recibiendo una mamada-masturbada memorable y sentía una excitación adicional, esa que da cuando haces algo que nunca antes habías hecho.

Tras un corto tiempo, me comenzaron a temblar las piernas quizás por la posición un poco empinada y por todo lo demás. La saque y tímidamente baje a decirle al vecino que estaba que me derramaba. El man, impaciente tal vez, o entendiendo que se aproximaba mi orgasmo, me hizo de nuevo el ademan dos veces. Sin dudarlo, esta vez, retome posición.

Este man incrementó la velocidad de la mamada y se metía completica toda mi verga en su boca, no tarde en volver a temblar con la certeza de que ahora se anunciaba una derramada descomunal. Y así fue.

Sentí como iniciaba el orgasmo y como se proyectaban desde mi interior todos esos fluidos atiborrándose por salir al tiempo por la punta estrecha de mi verga.

Tensos todos los músculos, tendones, nervios, venas, vísceras todo eso que se aprieta cuando pasa eso. Y estallé sin contemplación en la boca de éste anónimo y complaciente vecino. Sentí como pasaba por mi verga ese torrente de semen y me arrastraba como queriendo hacerme pasar al resto de mi por ahí. Como un calcetín al que le das vuelta.

Volví a respirar al cabo de unos segundos y al abrir los ojos me encontré aun agarrado como una garrapata a esa mísera tabla que no comprendí como resistió.

Caí sentado en la silla y me asomé a la ventanita para agradecer. Pude ver que la verga y la mano de mi vecino también choreaban semen. Atine a decir “gracias” y el man levanto el pulgar de la mano indicándome lo mismo.

Recobre el aliento. Dejo de retumbar tan fuerte mi corazón, quizás mi temperatura también mermó y comenzó a ceder la rigidez tan atroz de mi verga.

El man cerro su puertica, yo también. Me subí los pantalones, me compuse un poco y vi que en el chat interno habían varios “Hola”. Pensé, será en otra oportunidad, toca volver. Si hizo honor a su nombre.

Salí. En la recepción el man me pide el “ficho”, dice son dos mil. Pagué y le dije “gracias”.