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El señor del transporte publico me sigue hasta el supermercado

Al cabo de unos días, iba regresando de mi trabajo. Iba vestida con un vestido azul algo pegado al cuerpo, con un escote no tan profundo, más bien sencilla, un maquillaje suave con sombras y labial morados, cabello suelto, delineados los ojos, un blazer y tacones blancos, y unas medias tipo ligero color piel pero sin las ligas, una tanga y brasier negros. Entré a un almacén conocida en mi país (el Éxito), para hacer unas compras y me quedé en uno de los pasillos de ropa interior. Mi celular sonó y metí mi mano en el bolso para mirar un mensaje de WhatsApp, lo contesté rápido, me agaché para tomar una tanga blanca de encaje y otra sin costuras para usar en la oficina cuando lleve ropa ajustada. Me levanté y di un paso atrás para ver otras opciones, cuando sentí como choqué con una persona. Mi instinto me hizo sepárame lo más rápido posible para disculparme, pero una mano grande y firme me tomó de la cintura del lado izquierdo y me pego hacia sí. Un escalofrío recorrió mi cuerpo haciendo que soltara todo lo que llevaba en las manos. Volteé a mirar despacio sobre mi hombro derecho y reconocí su rostro. Era el señor que había hecho venir en Transmilenio hace unos días.

Deje de respirar mientras sentía como su pelvis se pegaba más y mas a mi cola. Hizo un movimiento rápido y medio fuerte con su cadera en forma de penetración, obligándome a irme hacia el frente y quedando con ambas manos contra el estante. Lo volvió a hacer y un gemido ahogado por morderme los labios se me escapó. Mi mano derecha rápido fue a mi boca para taparme. Repitió este gesto unas 4 veces mientras me confesaba que llevaba buscándome hace días y que me había visto y venia siguiéndome hace unos 5 minutos cuando entre al almacén. Mi mano seguía en mi boca tapando mis gemidos mientras volteé a verlo y analizar sus palabras. Me entro miedo cuando escuché que me estaba siguiendo y fue cuando unas voces hicieron que me soltara y fue cuando caí en cuenta que estaba inclinada con mi cola dispuesta totalmente a él.

Los dos nos agachamos para recoger mis cosas, nos levantamos y me quede mirándolo a los ojos sin decir una palabra. Mi corazón iba a mil y sentía mi pecho subir y bajar rápido. Él me entregó la ropa interior que iba a comprar, pero con un movimiento rápido, deje la ropa sobre un estante, lo tome de la mano y lo arrastré por el almacén hasta la salida. Mi cabeza y mis emociones iban a mil por hora, no sabia que pensar o que decir y cuando estábamos afuera del almacén, seguí caminando en dirección a mi casa. En un momento inesperado, él me detuvo pidiéndome una explicación de que pasaba o para donde íbamos. Lo volteé a ver mientras mi respiración era más agitada. No dude dos veces y lo besé. Su lengua caliente se metía entre mi boca mientras mis manos tocaban su cara y cabello desesperadamente. Quería que me hiciera suya, que me hiciera mujer. Gemía contra su boca mientras sus manos recorrían mi cintura y cadera. Me separé bruscamente de él mientras le decía que fuéramos rápido a mi casa. Solo faltaban unas cuadras para llegar, pero el recorrido se me hizo eterno.

Una vez frente a la puerta de la casa, comencé a buscar las llaves en el bolso. Sentí una fuerte palmada en mi nalga derecha mientras un gemido fuerte escapó de mi boca. Quede con ambas manos contra la pared y mi bolso de nuevo en el piso. Sus manos me sujetaron de la cadera mientras me decía que me agachara a recoger mi bolso. Le hice caso y mientras, él aprovechaba para restregar su pene contra mi cola. Mi respiración era agitada y no podía organizar mis ideas. Cerré los ojos para disfrutar, pero su voz diciéndome que me diera prisa a abrir me hizo volver a centrarme. Cogí las llaves y me dispuse a abrir cuando fu mano se fue a tocarme mi entrepierna. Instintivamente di un brinco y lo aparté de mí. Recordé que yo jamás le dije mi pequeño secreto. Él se intentó abalanzar hacia mi pero lo aparte con mis manos. Le pedí que por favor esperara ya que había algo que debía decirle. Me hizo a un lado las manos y me comenzó a besar mientras me decía que no le importaba si tenia novio o esposo, que si lo había traído hasta su casa era porque estaba sola y podíamos hacerlo sin ningún problema. Me arrancó las llaves de la mano y abrió la puerta. Me tomó del brazo y me entró a la casa, cerrando de un portazo.

De nuevo le pedí que parara, pero comenzó a abrirse el pantalón y una hermosa, grande y gruesa verga se puso ante mí. Se me hizo agua la boca y no dude dos veces en ponerme de rodillas y comérmela. La tenia curva hacia el lado derecho, repleta de venas y con una cabeza enorme. Me arrodillé en frente de él y su enromé cabeza comenzó a entrar en mi boca. Se la chupaba con mis labios y jugaba con mi lengua adentro de mi boca. Lamia desde su base hasta la punta y volvía meterla. Me pidió que me comiera sus bolas así que abrí mi boca lo más grande y juiciosa que pude y me metió ambas. Jugaba con su escroto con mi lengua mientras tenia sus enormes bolas en mi boca. Las sacó bruscamente mientras me peinaba con una coleta. Me agarró con su mano izquierda y con la derecha tomó su pene listo para embestir mi boca. Me penetraba la boca sin piedad, llevando su pene hasta el inicio de mi garganta mientras lo miraba con cara de preocupación. Su enorme cabeza no estaba completamente adentro de mi boca y ya sentía que me ahogaba. Enrolló mi cabello con su mano y me hizo entender lo que venía, así cerré mis ojos con fuerza, apretándolos, mientras sentía su dura verga bajando por mi garganta.Me daban ahorcadas muy fuertes y sentía como mis lagrimas comenzaban a escurrir por mis pómulos. Con ambas manos lo empujé para que la sacara, pero él me tomaba con ambas manos de la cabeza impidiendo sacarla. Mi saliva comenzaba a escurrir por las comisuras de mis labios hasta que por fin tuvo piedad de mi y la saco, dejándome respirar. Escupí la gran cantidad de saliva que se había acumulado, escurriendo por mi garganta, directo a mis senos. Sentía como mi brasier se comenzaba a mojar y como par de la saliva seguía por entre mis pechos mojando también el vestido. Tocía y trataba de recuperar el aliento, mientras trataba de abrir mis ojos llenos de lagrimas y verlo. Su expresión era dura, no se le veía piedad en los ojos, si no más bien deseo, placer, excitación y ganas de seguir haciendo lo que me estaba haciendo. Me tomó de nuevo de la cabeza, abrí mi boca, cerré y apreté mis ojos de nuevo lo mas duro que pude mientras sentía como arremetía de nuevo mi garganta. Su gran cabeza se abría campo bruscamente en mi boca, bajando por mi garganta sin dejarme respirar. De nuevo lo empujaba lo más que podía, pero me era imposible sacármela. Abría lo más que podía mi boca hasta que por fin sentí su pelvis contra mi nariz, me sostuvo unos segundos allí, que me parecieron una eternidad, mientras gemía y tocía para mitigar las arcadas. Lo saco de mi boca para de nuevo escupir toda la saliva que tenia acumulada, tratando de recuperar el aliento, mientras me jalaba del cabello para levantarme, conduciéndome al sofá.

Su mano izquierda estaba envuelta en mi cabello mientras me tenia en 4 en el sofá. Mis nalgas eran su juguete y las apretaba y manoseaba mientras tenia su pene de frente, comiéndomelo esta vez de lado. Me tuvo unos segundos así hasta que sentí que me recogió el vestido para verme el culo. Hice a un lado mi boca y con un acto rápido, agaché mi cola y me senté de lado mientras le decía que por favor parara. Con la mano que tenía envuelta en mi cabello, me dio un jalón fuerte, haciendo que mi cabeza se pegara contra la tela del sofá en señal de sometimiento, mientras me decía que no era lo que yo quisiera, que mandaba él. Con su mano libre, la derecha, me tomó de la cadera obligándome a levantar mi cola y fue cuando, al asomarse, vio mi pequeño secreto, envuelto entre la tela negra de mi tanga totalmente mojada. Se quedó unos segundos allí tratando de procesar la información hasta que por fin movió sus labios para decirme que era un puto. Esa palabra no solo me ofendió, sino que también me dolió. Me levanté dispuesta a sacarlo de mi casa, pero con su mano me dejo claro que no iba a ser tan fácil, empujándome de nuevo para abajo. Sentí una fuerte palmada en mi nalga izquierda que me hizo doblarme de dolor. Trataba de soltarme, pero lo único que veía que lograba era excitarlo más. Me continúo dando nalgadas fuertes mientras repetía que era un puto y que eso era lo que merecía. Mis gemidos eran de dolor y placer al tiempo y la verdad me estaba gustando lo que me decía. La humillación pasó de hacerme sentir dolor y herirme, a hacerme sentir la sumisa juiciosa que era. Quería que me dominara y me humillara, que me hiciera recordar lo delicioso que era ser mujer, que yo había escogido este camino para complacer y que me usaran para satisfacerse. Dejo de darme palmadas y sus dedos se fueron para mi vagina de sissy. Sin lubricarme, comenzó a penetrarme con sus dedos. Le pedí que por favor me lubricara, entonces me pegó una palmada lo suficientemente fuerte en mis testículos como para que me doblegara. Metió su mano entre la parte de delante de mi tanga, donde estaba mi clítoris de chico y mojó sus dedos con mi humedad. Lo aplicaba en mi vagina de sissy e intento de nuevo penetrarme. Un dedo se deslizaba despacio adentro mío mientras un largo y fuerte gemido escaba de mi boca. Mi cuerpo se relajó, quedando con mis senos pegados al sofá y mi culo totalmente levantado para mi nuevo hombre. Sacó el dedo, me escupió en mi ano y luego intento meter dos. Mi vagina de sissy se iba abriendo al tacto de mi hombre mientras gemía al ritmo que me iba penetrando. Siguió así por un minuto más o menos y luego, sacando sus dedos, me soltó del cabello, metiendo los dos dedos que tenia un mi ano en mi boca. Chupaba sus dedos como si fuera su pene hasta que me tomó del cuello con fuerza, haciéndome sostener del espaldar del sofá, quedando el detrás mío, sabiendo que lo siguiente que me iba a penetrar era mi ano. Con una mano no soltaba mi cuello mientras con la otra, tomaba su pene y lo ponía en la entrada de mi ano, lo alistó y comenzó a penetrarme. Su gran cabeza se abría paso por mi estrecho ano, sintiendo un ardor a su paso. Mis uñas se enterraban en la tela del sofá mientras trataba de soltarme para que lo sacara, pero su mano libre, la que no estaba en mi cuello, me sostenía de la pelvis para que no me pudiera mover. Su pene seguía entrando y parecía que no tenia fin. Yo gemía en forma de grito lo que hacía que él más me apretara la garganta para mitigar el ruido. Su pelvis chocó contra mis nalgas y sabía que lo había metido todo. Unas ganas profundas de ir al baño se apoderaron de mí, pero él no lo iba a sacar, así que me relajé lo más que pude mientras comenzaba a bombearme.

Mi vagina de sissy se iba acostumbrando poco a poco a la sensación y al ritmo. Sacaba casi la mitad de su pene y lo volvía meter lento. Aumentaba lentamente el ritmo mientras sus manos subían hasta mis senos aun húmedos por mi saliva. Tenía mi garganta apretada lo suficiente para dejarme respirar, pero también para mitigar un poco mis gemidos. Sus dedos jugaban mis pezones duros, apretándolos, pellizcándolos, oprimiéndolos y jalándolos. Su pene aumentaba más y más el ritmo haciéndome gemir más fuerte. No sabia si era por la forma de su pene o que era, pero sentía como si tocara algo que cada vez me producía más placer. Le pedía que por favor no parara, que lo hiciera más fuerte. Su ritmo era más rápido y sentía como me ardía y quemaba al no estar totalmente lubricada, pero la sensación adentro mío era tan deliciosa que no quería que parara. Me relajé aún más y comenzaba a oírse como su pelvis chocaba contra mis nalgas. Mis gemidos iban en aumento mientras me decía al odio que era un puto y que merecía que me recordaran mi lugar. Me seguía dando sin piedad tan rápido y tan fuerte que sentía la punta de su pene casi en mi estómago. Le decía que no parara, que era un puto, que si quería que seria solamente su puto, que me tratara como tal, que me recordara que solo existía para satisfacerlo, para excitarlo y para que me dejara marcada con su semen, que lo hiciera a su entero gusto. Esas palabras hacían que me diera más rápido y fuerte hasta el punto que para no quedar encorvado y poderme dar más profundo, me tomo del cabello con una mano y con la otra me apretaba la cadera, pronunciando su pelvis, haciéndome sentir que lo metía aún más adentro. Mis piernas se movían como tratando de escapar, de mitigar lo profundo que llegaba, pero con su mano en mi cabello me hacía mantener mi posición y la mano en mi cadera no permitía que me moviera. Al cabo de unos minutos, un hormigueo fuerte recorría mi espalda y mis piernas comenzaban a temblar. Un orgasmo tremendamente fuerte recorría mi cuerpo mientras él seguía bombeándome sin parar. Mis uñas se enterraban en el sofá mientras apretaba mis piernas, juntándolas, y mientras soltaba un largo y profundo gemido. Le pedía que parara para poder controlar el orgasmo, pero él no me escuchaba. Estaba tan excitado que no quería parar, haciendo que mi orgasmo se prolongara. Mis piernas temblaban muy fuerte y lo único que se me ocurrió hacer fue apretar mi ano para hacerlo venir. Un gemido tipo gruñido salido de su boca indicándome que era lo que necesitaba y al cabo de unos instantes, una descarga de leche caliente me llenaba mi vagina de sissy. Pegó su pelvis completamente contra mi cola y sentía su pene tan adentro mío que era casi desesperante la sensación. Su gran torso cayó sobre mi espalda totalmente agitado, mientras mis piernas aun temblaban. Su celular sonó y se incorporó lentamente para contestar. Volteé a mirarlo con los ojos abiertos cuando escuche un, si amor ya casi salgo, te amo. Lo sacó lento mientras sentía como su leche mojaba mis testículos, mi tanga y escurría un poco por el inicio de mis piernas. Me puso su pene al frente y con la mano libre me tomó de la cabeza para que se lo chupara. Sabía que quería así que eso hice, se lo deje bien limpio mientras termino de hablar por celular. Se guardó el pene, acomodo toda su ropa, pidió un momento en el teléfono poniendo el mute, me dio un beso con lengua para luego volver al teléfono y salir sin decir más.

Quede en el sofá sentada tratando de procesar esto último que pasó. Pasaron unos 5 o 10 minutos hasta que sentí como me bajaba todo su sumen. Me levanté y vi el sofá hecho un desastre, fui al baño para limpiarme, seguido del cuarto para cambiar me ropa y poner a lavar todo lo que llevaba puesto. Me vi al espejo y tenia todo el maquillaje corrido, las mejillas tenían líneas negras del delineador y del rímel corrido por mis lágrimas. Me desmaquillé y me puse a limpiar el sofá para quitar el rastro de semen que había.

Danielasissy94

Soy transexual, transito por el género

visitas: 2261
Categoria: Transexuales
Fecha de Publicación: 2022-05-17 14:29:46
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2 Comentarios

Super buen relato. Delicioso

2022-05-20 19:33:42

hola muy buenos dias espero te encuentres muy bien me gusto tu relato y la verdad eh leido varios y son super interesante, tienes una manera de describir las cosas super bien. me gustaria invitarte un cafe, poder conocerte en persona y platicar un rato. espero tengas una gran semana.

2022-05-19 14:29:59

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