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Me convierto en la amante del Profesor Claudio...

Mi mente reaccionó rápido y tomando mi bolso, lo puse a la altura de mi pelvis para tapar mi erección. Claudio abrió la puerta y saludó con un beso en la boca a su esposa. Era la profesora Elizabeth quien nos había recibido al pequeño y a mi en la sala de profesores antes del cambio de clases, antes de que su esposo me revolcara completamente sobre su escritorio. La profesora entró a la sala de profesores y al verme le pregunto al esposo que si había pasado algo más que aún seguía en reunión conmigo y sobre porque la puerta estaba cerrada. Claudio le dijo que el viento había cerrado la ventana (por fortuna había varias abiertas), y que le había solicitado una pequeña asesoría unos estudiantes, así que me había preguntado que si tenía algún problema en esperar un poco para que los chicos no perdieran clases. Me hice cómplice y le dije que hoy no tenía que trabajar, así que podía esperar, que no había problema por mí. La profesora le dijo que los estudiantes estaban algo alborotados, que se diera prisa. Él le pidió que lo calmara mientras en 5 minutos el bajaba. La profesora se despidió de mi amablemente y salió, dejando la puerta abierta.

Sentía un nudo en el estomago y no me había fijado que había dejado respirar. Me desplomé en la silla mientras me obligaba a recuperar el aliento y, al mismo tiempo, escuchaba caminar al profesor Claudio hacia mi mientras el color volvía a su cara. Nos quedamos viendo por unos segundos con una mirada cómplice. No dejaba de mirar de reojo la puerta por si su esposa seguía ahí, mientras tanto, me iba diciendo que iba a pasar por alto lo que había hecho mi “sobrino”, pero solo por esta vez. Tomó un papel para escribir unas cosas y me lo dio. Se levantó, me extendió la mano mientras me decía que había sido un placer conocerme y que me acompañaría hasta la salida. Se puso a la par mío y puso su fuerte mano atrás de mi espalda a la altura de mi cintura. Comencé a caminar y mientras tanto, iba bajando su mano para cogerme las nalgas. Me hice en frente de él y me fui levantando el vestido para dejarle ver de nuevo mi redondo trasero algo rojo por sus fuertes apretones. Al llegar a la puerta, me baje el vestido, lo planche con la mano y seguí caminando en dirección a la salida. Claudio miraba para los lados a ver si había alguno de sus colegas o su esposa. Al no ver a nadie, me dijo que leyera la nota afuera y que esperaba una respuesta. Extendió de nuevo su mano y siguió su camino, mientras yo me dirigía a la salida.

Ha pasado casi una semana desde que fui al colegio. Es viernes en la mañana, tengo una taza de café en la mano y la nota encima del comedor, leyéndola por enésima vez. La nota contiene el número del profesor Claudio y una invitación a cenar. Me rondan miles de preguntas, dudas, miedos y de más pensamientos en la cabeza. La profesora ya sabia quien era, por más tranquila que se viera, se que desconfió, vamos a ver, yo lo haría. Y no sabia que tan seguido el profesor solía hacer estas cosas por lo que no se la profesora que tan precavida podría estar. Cogía el celular y me metía a WhatsApp a mirar su foto (ya lo tenia agregado, solo que no me atrevía a escribirle). Repetía esto muchísimas veces en el día y me estaba volviendo loca. Desesperada, me puse una sudadera super sencilla y salí a trotar.

Volví a mi casa unas 2 hrs después. Me metí a la ducha y desayuné algo mucho mejor que solo un café. De nuevo estaba en la mesa con la nota y el celular en frente mío. Quería vivir la experiencia, quería arriesgarme a vivir una aventura, así que no lo pensé más y le escribí. Las letras “Hola profesor Claudio, espero se acuerde de mí. Acepto la invitación a salir. Por favor no castigue a mi sobrino”. Solté el celular emocionado. Me sentía como una niña enamorada dispuesta a vivir una emocionante aventura.

El día se me paso horriblemente lento. Claudio no me respondía y ya estaba entrando en un colapso. A pesar de que era viernes, no quería salir por la zozobra que sentía, así que me puse pijama y me metí entre la cama. Prendí el tv para ver algo mientras me daba sueño. Luego me decidí mejor por tocarme para quitarme la tensión así que conecté el pc al tv y puse una peli porno. Mi búsqueda fue “Maestro maduro se coge a colegiala traviesa”, mientras alistaba un lubricante caliente y un dildo vibrador. Me quedé completamente desnuda y me comencé a masturbar boca arriba con las piernas abiertas, el dildo lo controlaba con la mano izquierda mientras mis manos estaban en mis senos y de vez en cuando en mi clítoris de niño. Gemía rico de placer mientras me consentía a mi misma cuando recibí un mensaje de WhatsApp. Di un salto buscando el celular, abrí el mensaje y si, era un mensaje de Claudio diciendo que, si el castigo lo recibía yo, a mi sobrino no lo iba a castigar. Me dijo que estaría en mi casa a las 7pm, que esperaba que estuviera muy sexy y que me recompensaría muy bien.

Miré el reloj y eran casi las 3 de la tarde así que tenia casi unas 2 horas y media para alistar todo. No solo quería estar linda, sino que también quería tener algo rico para cenar. Me levanté rápido de la cama olvidando por completo que tenia el dildo en mi ano. Un ardor me recorrió el cuerpo haciendo que lo retirara con cuidado. Me fui a la cocina y me decidí por lo más fácil y rápido de hacer, pasta. Dejé preparando todo mientras me duchaba. Me practiqué un enema con agua tibia para quedar completamente limpia para mi hombre y se me ocurrió una idea que se que no le iba a disgustar. Me devolví para la cocina para revisar que todo fuera bien, revisé de sabor la comida y me fui para mi cuarto. Tardé una hora en alistarme, pero valió la pena el tiempo que me tomé. Estaba al frente del espejo poniéndome un gaban negro que me llegaba hasta las rodillas mientras retocaba mi labial.

Alisté la mesa, puse unas velas, dos copas, una botella de vino Gato Negro y esperé ansiosa que fueran las 7. Los nervios me dominaban y luchaba con todas mis fuerzas para no comerme mis uñas recién hechas. A las 7:10 me entró el desespero, hasta que alguien tocó ala puerta. Me levanté de un brinco del sofá y miré por el ojo de la puerta. Era Claudio, así que planché el gaban para que no se viera arrugado, pagué las luces dejando solo las velas y abrí la puerta. Mi hombre me miraba de arriba abajo, recorriéndome morbosamente con su mirada, tratando de descifrar mi atuendo con la poca luz que habia. Tenía un peinado con dos coletas y cada una formaba unos risos a lado y lado de mis hombros, adornados con unos moños rojos; me los peiné hacia adelante y con un dedo enroscaba los risos que tanto me costó hacerlos. Mis mejillas estaban rosadas a causa de un rubor que me aplique, algo exagerado, junto con un labial algo fucsia y un brillo algo aceitoso. Tenia los ojos delineados, rímel, y unas sombras entre rosadas y fucsias para que hicieran juego. Mi gaban tapaba casi todo mi atuendo (era mi plan), y solo se veía, de las rodillas para abajo, unas medias color blanco y unos tacones negros de plataforma con una hebilla negra sobre el empeine mis pies, de 10 cm de alto.

Le pedí a Claudio que siguiera, mientras le recibía su portafolio. Lo dejé sobre el sofá mientras le decía que por favor se sentara en la mesa. Encendí las velas y le serví un trago de vino en una copa, la cató y dio un sorbo mientras lo miraba, esperando su aprobación. Me dijo que estaba delicioso, así que le serví la copa y me dirigí a la cocina para servir la cena. Puse el planto en cada uno de los lados donde nos íbamos a sentar y disfrutamos de la cena mientras charlábamos. Me comentó sobre su día y yo le comenté sobre el mío. Llegamos al tema de porque no le había escrito y le dije lo que había pensado estos días y la razón que me había motivado a escribirle. Me quedé en silencio por unos instantes y le hice una pregunta que me estaba carcomiendo desde hace días. “¿La profesora Elizabeth es tu esposa?”. Claudio se quedó de una pieza, dejando la copa sobre la mesa y quedando en silencio mientras se limpiaba los labios con la servilleta de tela en sus piernas. Asintió con la cabeza mientras volteaba a verme. Le pregunté si había sospechado algo ese día que habíamos estado en la sala de profesores y me dijo que había hecho preguntas sobre la puerta que, si le había dado desconfianza pero que inventó una buena historia y que, por suerte, no hizo más preguntas. Miré hacia abajo y solté un suspiro de alivio. Corrió la silla hacia mí y tomó mi mano mientras me pedía que lo mirara. Me dijo que yo le gustaba mucho pero que amaba a su esposa y no quería perderla, me aclaró que, si estábamos juntos, yo sería su amante y nada más, de lo contrario seria mejor que dejáramos hasta ahí.

Me levanté de la mesa y me fui para mi cuarto, dejándolo solo en la sala. Me quité el gaban y tomé un libro que tenia sobre la cama, me miré en el espejo revisando mi atuendo y salí de nuevo. Claudio estaba tomando el portafolio dispuesto a irse, ya con la puerta semi abierta. Había encendido la luz y mis tacones lo alertaron, volteando a verme. Llevaba un atuendo completo de colegiala, una falda escocesa de cuadros Vinotinto, con una blusa blanca de una tela algo delgada, dejando ver mi brasier de encaje Vinotinto. Tenía desabrochado los botones de la camisa hasta la mitad de mis senos, dejando ver el escote y la camisa estaba vestida adentro de la falda. Una corbata también Vinotinto, tapaba la línea de mis senos, llegándome hasta el borde la la falda. La falda me llegaba lo suficientemente larga para tapar mi cola, quedando en la línea entre mis nalgas y mis piernas, tapando la hermosa tanga en encaje apretada de color Vinotinto también, pero dejando ver las ligas y las media tipo liguero de color blanco que forraban mis piernas. Saqué de mi boca un Bon Bon Bum de fresa para decirle de forma juguetona: “Hola profesor Claudio, soy Daniela. Quisiera una tutoría de matemáticas por favor”. El profesor me miraba con la boca abierta mientras volvía a dejar el portafolio en el sofá.

Caminé lento hacia él, apagando de nuevo la luz, dejando solo las velas encendidas y una pequeña luz tenue que había sobre el comedor. . Me incliné sobre la mesa dejando el libro de matemáticas de 11°, buscando una página aleatoria. Mientras tanto, dejaba que la falda se me subiera en la parte de la cola, para dejarlo ver parte de mis nalgas, aún sin saber que llevaba de ropa interior. Le pedí que se sentara, lo que hizo mientras no dejaba de verme la cola. Me quedé inclinada mientras arrastraba torpemente una de las sillas y yo lo tentaba jugando con el Bon Bon Bum en mi boca. Se sentó y acto seguido, me senté sobre sus piernas, dejando mis tetas en frente de su cara, mientras le decía que estaba mirando la recuperación (la típica fantasía, que la colegiala está perdiendo el año y necesita recuperar), pero que seguía sin entender. Le pasé un lápiz que había dejado adentro del libro, lo tomó con su mano derecha mientras su mano izquierda se posaba en mi espalda baja. Le indiqué el ejercicio que no entendía y, en una hoja aparte, comenzó a explicarme. Le dije que quería intentar y me levanté de sus piernas de un brinco, poniendo mis codos sobre la mesa, corriendo el libro y la hoja hacia adelante, mientras quedaba con mi trasero totalmente parado, mis piernas bien abiertas, completamente dispuesta a él. Sus manos fueron suave y directamente a mis nalgas para consentirme, mientras pasaba despacio sus dedos por la tela de la tanga Vinotinto en encaje. Sentía una leve presión sobre mi vagina de sissy, mientras yo me trataba de concentrar en hacer el ejercicio de matemáticas. Su rose hacia que mis caderas se movieran en círculos mientras sentía su aliento caliente acercándose a mi piel. Di un brinco diciéndole que había terminado, mostrándole el ejercicio que había hecho mal apropósito. Veía su entrepierna como su verga cabezona crecía, mientras él revisaba el ejercicio. De manera dramática y juguetona, me dijo que había quedado terriblemente mal y que si seguía así iba a reprobar y no me podría graduar. Me arrodillé y puse mis manos en forma de penitencia, suplicándole que por favor m ayudara, que estaba dispuesta a lo que fuera con tal de no perder.

Claudio se tomaba la barbilla con sus manos en forma pensativa, mientras me repetía que no sabia que ponerme a hacer. Su mano libre, bajo hasta su entrepierna, frotándosela. Abrí mi boca grande, en forma de desaprobación, diciéndole en forma de drama que eso no podía ser, que era una chica inocente que no se prestaba para eso. Me tomó de la mandíbula con su mano derecha sin soltar su verga diciéndome que iba a perder si no accedía. Me soltó y puse cara de disgusto, diciéndole que era una niña juiciosa que necesitaba aprobar. Claudio se escurrió en la silla mientras yo le ayudaba a desabrochar su pantalón. Su verga cabezona apareció en frente mío casi erecta, abriendo grande mi boca diciéndole que la tenia rica y jugosa, que mi boquita de niña no podría con ella. Tomé el Bon Bon Bum, sacándole de mi boca, y lo pasaba por su pene, dando lengüetazos por donde lo untaba, jugando y torturándolo. Claudio gemía sin parar y entonces, me quitó el Bon Bon Bum de la boca, lo dejo sobre la mesa y me metió su verga en la boca. Trataba de comérmela como podía mientras él controlaba el ritmo con su mano sobre mi cabeza. Solo me cabía la mitad sin que me dieran arcadas, pero sabía que quería más. Lo miraba fijamente y la saqué de mi boca para respirar. Tomé aire y le dije que me hiciera suya, así que se levantó, tomándome de mis coletas con cada una de sus manos y empujó su verga en mi boca. Apreté mis ojos y soportaba todo lo que podía sus embestidas. Sentía como su cabeza bajaba por mi garganta sin piedad mientras las arcadas se acumulaban, haciéndome toser con gran fuerza con su verga en mi boca. Puse mis dos manos contra su pelvis y empujé para sacarla de mi boca, dejándome respirar, soltando mi saliva por mi barbilla, directo a mis senos. Me dijo que me alistara porque iba a ser más fuerte, así que tomé todo el aire que pude, abrí bien mi boca y dejé que me lo hiciera como él quisiera. Su verga me bombeaba sin piedad sin soltarme las coletas, jalándome hacia su pelvis. Sentía como su pelvis se acercaba más y más a mi boca, haciéndome saber que me lo iba a hacer comer completo. Me jaló fuertemente de las coletas y empujando su pelvis, mientras el dolor del jalonazo me hacia comerme su verga sin poder escapar.

Mis ojos se llenaban de lagrimas mientras los apretaba fuerte. Me decía que si quería pasar su materia tenia que mirarlo. Abría mis ojos como podía, mirando hacia arriba, mientras sentía como me ponía roja de no poder respirar. Me soltó por fin mientras caía con mis dos manos al piso tratando de respirar. Era la primera vez que me hacían hace run oral tan fuerte y el desespero más la emoción de ser sometida, me hacían sentir tan excitada, que mi clítoris de chico estaba totalmente erecto y mojado. Mi saliva recorría mi pecho y se acumulaba en mis senos mientras recuperaba mi aliento. Me tomó de nuevo del cabello, pero le dije que esperara, en forma de suplica de miedo. Le pedí que sentara y eso hizo. Abrí mi blusa, poniendo mi corbata hacia atrás y sin quitarme nada, ni el brasier, puse su pene por entre mis senos. El brasier hacía que mis senos se juntaran (ya que era de realce, hacia que se pegaran más mis tetas), y al estar llenas de mi saliva, hacia que su pene se deslizara suave entre mis senos. Le hacia una rusa mientras mi boca esperaba abierta al final para chupar su cabeza. Claudio gemía en forma de gruñido mientras yo lo seguía estimulando. Me dijo que parara, así que eso hice. Se puso de pie y me tomó de la corbata, diciendo que no me fuera a parar, que quería que caminara como una perra en 4 patas. Tomo el Bon Bon Bum y me lo puso en mi boca, me guio por el piso frio de mi casa hasta mi cuarto, diciéndome que me subiera a la cama. Me subí y me puso su mano sobre mi espalda haciendo mi pecho quedara totalmente agachado y mi cola levantada para él. Me pidió el Bon Bon Bum, así que se lo di, me paso la lengua por mi ano y comenzó a meter el Bon Bon Bum adentro mío. Sentía como me penetraba y la idea me excitaba demasiado. Me bombeaba a su entero gusto mientras su mano libre me masajeaba los testículos. Yo gemía diciéndole que parara que no quería perder mi virginidad con un profesor. Claudio más se excitaba hasta el punto de nalguearme diciéndome que mi culo virgen era suyo y que si seguía hablando iba a reprobarme. Sacó el Bon Bon Bum de mi ano y lo puso en mi boca diciéndome que probara lo sucia que era, que yo de niña juiciosa e inocente no tenía nada.

Me comí el Bon Bon Bum tal como me lo pidió. Claudio me pidió un lubricante, así que le pase el mismo con sensación caliente que me había llevado el día que me lo hizo en el salón de profesores en el colegio mi sobrino; me lo aplicó y puso su pene cabezón a la entrada de mi ano. Me tomó de mi cadera y me hizo inclinarme bien, comenzando a empujar. Su enorme cabeza se abría campo por mi estrecho ano y me hacia gemir mas de dolor que de placer. Al meter la cabeza, comenzó a meterla y sacarla despacio, para me fuera acostumbrando y que mi ano se fuera dilatando poco a poco. Se notaba la edad y la experiencia al saber como controlar mi dolor o incomodidad. Mi ano se iba abriendo cada vez que lo metía más profundo y el dolor se iba convirtiendo poco a poco en placer. Cuando mi culo ya se acostumbró a la sensación, comenzó a bombearme más fuerte. Su mano derecha me tomó de la corbata cual correa de perra y me hizo levantar la cabeza, con su mano izquierda, me tomo de ambas coletas y me comenzó a bombear como nunca lo había hecho. Lo sentía en mi estomago y mis gemidos eran de placer y de cómo lo sentía tan adentro mío. Me empotraba fuerte, duro y profundo, me hacía suya diciéndome que mi culo estrecho era mejor que el de su esposa, que le encantaban lo putos como yo y las colegialas zorras que sabían como complacer. Me soltaba la corbata para darme nalgadas y después la volvía a tomar con sus manos para ahorcarme. Se detuvo un momento, pidiéndome que me pusiera de pie. Eso hice mientras me tomada de la cara para besarme, poniéndome contra la pared, poniendo mi pie izquierdo sobre la mesa de noche e inclinándome un poco. Mi ano se cerró más en esta posición y sentía su pene como el doble del tamaño. Le pedía que no me la sacara mientras sentía sus testículos chocando contra mí.Su mano izquierda se quedó en mis coletas jalándome fuerte el cabello, mientras su mano derecha me masturbaba mi clítoris de niño por delante de mi abdomen. Se sentía tan rico que no aguante más y me vine, soltando una descarga de mi semen sobre la pared. Claudio estaba tan excitado que no dejaba de darme. Siguió asó por unos minutos hasta que lo sacó bruscamente de mi ano, haciéndome gemir de dolor. Me tomó de las coletas y me hizo sentar sobre la cama. Su dulce semen comenzó a caer sobre mis senos mientras yo los cogía con ambas manos, dejando manchada la blusa y el brasier.

Saqué mi lengua y apretaba mis senos para llevarlos lo más cercano que podía a mi boca para lamerme y comerme su dulce leche. Me puso su verga en la cara y se la chupaba para limpiársela completamente. Claudio se sentó en la cama tratando de recuperar el aliento, mientras me daba la orden que fuera al baño a asearme y ponerme de nuevo bonita para él, así que eso hice y una vez de vuelta al cuarto me dijo que quería más vino. Salí del cuarto y entonces, entre la sombra de las velas y la poca luz que había sobre el comedor, una silueta como de una mujer voluptuosa y acuerpada, se vio sentada sobre el sofá. Me quedé paralizada mientras un escalofrío me recorría la espalda. Sentía que comenzaba a sudar frio y grite fuerte el nombre de Claudio. El profesor llegó a mi lado en unos segundos uniéndose conmigo en la sala. Instintivamente, me puse detrás de él, apretando su torso mientras preguntaba quien era. Mis ojos no me engañaban, era una mujer, que lentamente se levantaba. Comenzó a caminar hacia nosotros mientras una voz casi familiar decía: “No puedo creer que me hayas hecho esto Claudio”. La profesora Elizabeth estaba en mi casa, en frente de nosotros, mientras Claudio permanecía de pie, sin color en las mejillas, sin pronunciar una sola palabra. La profesora Elizabeth me volteó a ver mientras recorría con su mirada mi cuerpo. Tapé mis senos con mis manos y bajé la falda con la otra mano, esperando tapar lo que más pudiera, mientras me metía en mi cuarto, cerrando la puerta. Lo siguiente que escuché fueron las palabras: “Te quiero fuera de mi cas esta misma noche”. Sus tacones comenzaron a sonar y sabia que se estaba yendo, mientras le profesor salía detrás de ella diciéndole que por favor hablaran. Puse mi cara entre mis manos tratando de procesar lo que había pasado y más que eso, desde que hora estaba ella en mi casa. El terror se apoderó de mi mientras escuchaba como poco a poco mi casa quedaba en silencio.

Continuara...

Danielasissy94

Soy transexual, transito por el género

visitas: 2887
Categoria: Transexuales
Fecha de Publicación: 2022-06-06 19:55:16
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4 Comentarios

Wow... muy buen relato. Lo transporta a uno.

2022-09-05 13:20:24

una super historia. esperando la continuación..

2022-06-23 16:14:44

Excelente narración. Muy bien escrita, excitante. Que rico sería conocerte. Un beso en ese rico culo.

2022-06-07 15:11:24

Que buen relato. De amante pasaste a oficial?

2022-06-07 04:26:49