Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

Mamá no quiero ir al ejército

Casi nómadas, la pareja trabajaba en la quema de árboles para producir carbón vegetal. El hombre compraba y talaba un árbol de una finca, cortaba en trozas, armaba el montón, lo cubría de tierra y empezaba a quemar la madera por debajo, hasta convertirla en carbón. Su mujer, en algunas ocasiones le ayudaba y otras, iba a trabajar en las fincas cercanas, hacía oficios domésticos para las damas propietarias. Cuando terminaba la faena, el hombre sudoroso, negro de carbón, tomaba un aguardiente artesanal, chirrinchi era su nombre común. Cerca al sitio de la quema, construían un cambuche, una habitación hecha con materiales recogidos de la basura, cartones, tejas de zinc, pedazos de madera, plásticos. Ella le llevaba comida de la casa de sus patrones. Él, borracho, la arrastraba y la llevaba dentro del cambuche donde la violaba, noche tras noche. Varios embarazos, abortos por golpiza, niños muertos por abandono y por desidia, otros que vivieron a pesar de toda la miseria y la desesperanza. Ella se cansó de todo ese maltrato y lo dejó en el cambuche en medio de su borrachera. Con una niña y dos niños más pequeños, se fue a vivir, en un barrio pobre, donde fue acogida por otros pobres, que pese a todo vivían en cierta armonía. La niña creció, consiguió marido y se fue de la casa. El intermedio comenzó a trabajar desde muy pequeño y después su vida fue azarosa y trágica. El menor iba con la mamá desde muy pequeño, a ayudarle en las labores domésticas, en las casas de recreo de los patrones. A veces, mientras ella hacía oficio en la cocina, los viejos cacorros le coqueteaban al peladito, lo tocaban y lo compensaban condulces y golosinas. El método de Pavlov aplicado. Al chico lo pusieron en la escuela, pero no pasó del primer grado, prefería la libertad de las calles y de las fincas cercanas montando en bicicleta y ayudando a su mamá. Aprendió a tender camas, lavar y cocinar. Los viejos finqueros de pelo en pecho, machotes, lo consentían, con mucha cautela se lo llevaban para un cuarto donde no se dieran cuenta que clavaban al muchacho. Pasó la vida de las fincas y pasó a ser cocinero, camarero y lavador de la piscina de un estadero a la orilla de la carretera. El marido de Doña Rosa, la dueña del estadero, lo agarró de mocita, hasta que el muchacho se aburrió. En el pueblo, los viejos ricos y cacorros, que ya no iban a las fincas porque les pesaban los pies, lo llamaban para que los consintiera y le daban plata, tanto que una vez un viejo de esos le dio para comprar un lote de tierra y allí construyó la casa para su mamá. Todas esas historias las conoció el comandante de la policía del pueblo, quien lo hizo detener sin motivo y se lo llevaron a la oficina. Se convirtió en la moza del jefe de la policía. Éste le dio una pistola de balines para que se defendiera de los malandros, de los que trataran de hacerle daño. Con un amigo, fueron a visitar a uno de los viejos ricos que lo consentían para que les prestara una plata, los intereses se los iban a pagar con culo, pero el viejo se puso retrechero, lo hirieron con un cuchillo y les tocó perderse del pueblo, pues el viejo seguro recurriría a la venganza. El policía le ayudó a volarse del pueblo, lo contactó con amigos cacorros en un criadero de perdices, luego en un gran hotel trabajó como ayudante de oficios varios, luego en la finca de tierra fría cuidando los caballos. En vueltas y revueltas, lo capturaron los del ejército y lo subieron al camión, lo llevaron dizque a prestar el servicio militar. En Yopal, capital de Casanare, lo empezaron a entrenar. El muchacho dijo que no quería prestar el servicio militar. Lo metieron a un calabozo, con guardia en la puerta, pero en un descuido se fugó y en la Personería denunció a los jefes del batallón, dijo que tenía el derecho a negarse a ir a prestar servicio. De allí lo llevaron otra vez al batallón, donde los comandantes lo trataron de convencer diciéndole que era un honor servir a la patria, que allí se formaban los hombres. Él simplemente respondió, yo soy marica y no quiero ir a matar gente. Lo mandaron en un avión de carga a una base militar, lo echaron sin plata y sin papeles, les dio una lección de dignidad. Pidió en las calles para un pasaje y regresó a su pueblo, a vivir con la mujer de su vida, su mamá.

candido-bueno-rico

Soy hombre heterosexual

visitas: 3192
Categoria: Sexo anal
Fecha de Publicación: 2022-07-07 23:45:48
Más Relatos Por candido-bueno-rico
Compartir en:

1 Comentario

que estupidez

2022-07-08 19:30:02

Nuestros Productos

Body Aidee Negro

CEREZA LINGERIE $ 113,900

Conjunto Rosa Negro

HENTAI FANTASY $ 68,900