Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

Coincidimos

Coincidimos, por fin coincidimos después de tantos años.

Ese día ambos estábamos super nerviosos, llevábamos tantos años tratando de coincidir y al final siempre algo pasaba, no sabíamos cómo íbamos a reaccionar ni mucho menos como actuar.

Por mi parte desde muy temprano me empecé a organizar, fui a la barbería y conté con un buen tiempo para dedicarme a mí, a organizarme, depilarme sabiendo tus gustos desde tantos años atrás y por último vestirme de una forma formal pero sutil.

Estabas nerviosa te había llegado una nota junto a un paquete a tu casa solo con una instrucción – quiero que lo luzcas esta noche para mi – quedaste impactada en el momento en que lo leíste, pero de igual forma salió en ti una gran sonrisa en ese momento. Sé lo mucho que te gusta la elegancia y formalidad y por tal motivo, escogí un vestido negro con brillantes, lo suficientemente corto para mostrar tus espectaculares piernas, pero sin llegar a ser vulgar.

Pasé por ti a las 19 en punto, sabes que me gusta ser puntual y no me gusta esperar. Ya estabas lista dado que soné el pito e inmediatamente saliste, lucias espectacular dentro de ese vestido que brillaba junto a tu sonrisa, una sonrisa hermosa sutilmente delineada por tu pintalabios rojo que tanto me domina.

Empiezo a conducir camino a un restaurante a las afueras de la ciudad, un restaurante con una gran vista, nos miramos a los ojos y cuál de los dos se encuentra más nervioso. Nos toca detenernos en un semáforo que nos coge en rojo, nos quedamos viendo a los ojos y me acerco a ti muy lentamente, busco tus labios y te doy un dulce pero apasionado beso, el ruido del claxon del carro de atrás me hace volver y empiezo a conducir nuevamente, de mi boca brota un suave – por fin después de tantos años – y tu sonríes.

Llegamos al restaurante, empezamos a tener una conversación trivial, sonreímos, ambos estamos contentos, ambos sonreímos, nos damos uno que otro beso en el transcurrir de la noche, te tomas unas copas de vino durante la cena, yo solo puedo tomar agua debido a que estoy conduciendo.

Llega el momento del postre el cual yo ya había escogido para los dos, llegan los platos y tú te sorprendes debido a que tu plato trae consigo un sobre que en el momento de la llegada yo le había entregado al mesero sin que te dieras cuenta. Te invito a que lo abras y en el lees – te doy la opción de que esta noche seas mi Sra. o mi sumisa, si decides por el uno házmelo saber ahora mismo, si prefieres la segunda opción, levántate hacia el lavabo y en este mismo sobre tráeme tu ropa interior inferior – un gesto sutil brota de tu rostro, lo piensas por dos segundos mientras llevas a tu boca un bocado de postre, y posterior a esto veo cómo te levantas con dirección al lavabo.

Cuando vuelves a la mesa, te das cuenta de que tu silla ya no está ubicada de frente a la mía sino diagonal, disimuladamente y con algo de pena me entregas el sobre, entre mis piernas lo abro y verifico tu decisión, me doy cuenta lo húmeda que estas. Te digo al oído – me encanta tu decisión, pero sabrás que necesito comprobarlo – sin que lo esperes y mientras tratas de entender mi mano derecha se sumerge entre tus piernas y paso suavemente mi dedo de abajo hacia arriba sintiendo un gran calor en ti, posterior a esto llevo tu dedo a mi nariz y boca y me deleito con tu olor y sabor.

Continuamos con la conversación y deleitando el postre mientras te tomas otra copa de vino y veo cómo te empiezas a relajar y sentir confiada y tranquila. Me encanta verte sonreír y veo como con más intensidad esas sonrisas tuyas salen a flor de piel mientras nos damos besos esporádicos.

De un momento a otro te digo – ya es hora, vámonos – tu mirada inmediatamente cambia y veo cómo te pones nerviosa e inquieta, llamo al mesero pidiendo la cuenta y disponemos a dirigirnos al carro, te abro tu puerta y te encuentras con una caja encima de tu asiento, te digo que esperes a que yo me monte para abrirla, lentamente y sin carreras camino alrededor del auto, me monto y lo pongo en marcha, me miras pidiendo autorización y con un gesto afirmativo con mi cabeza te la doy. Empiezas a abrir la caja y te encuentras con un antifaz de los que tanto te gustan y te digo al oído sin que te lo esperes – póntelo desde ya, sabía cuál sería tu respuesta – arranco el auto y tomamos camino hacia una cabaña cercana que días antes había alquilado.

Llegamos a la cabaña, es una zona fría pero una casa abrigada, yo ya tenía todo listo en ella, una hoguera en ella nos abriga con solo entrar, escuchas música de fondo (Love Is a Bitch), inmediatamente sonríes, me acerco por tu espalda y después de darte un beso en el cuello, te digo – a partir de este momento me trataras de Sr. O Amo – escucho como gimes y solo asientes.

– Baila para mi mientras te quedas solo en ropa interior – te digo mientras sirvo un tequila para mí, dudas y sientes como te doy una nalgada, te agarro fuertemente y te aclaro – no quiero que vuelvas a dudar de mis ordenes, esta noche me perteneces y eres mi sumisa – inmediatamente empiezas a bailar al ritmo de la música (I see red suena de fondo). Lentamente te vas desprendiendo de tu vestido, el cual cae y continúas bailando lentamente, me encanta como te quedan los ligueros que seleccionaste para adornar tu cuerpo y tu brasier, mientras lo haces, saco la ropa interior que previamente me habías entregado y la huelo, me encanta tu olor.

Me pongo en pie y te ofrezco un trago el cual tomas por completo de la copa, me acerco a ti y mientras te doy un beso apasionado, arranco tu brasier – esta noche no lo vas a necesitar – intentas protestar, pero sientes como mis manos se apoderan de tus pezones y callas.

Pongo un collar en tu cuello, un collar que te dice que esta noche me perteneces y que más entrada la noche me ayudara a jugar contigo, tu cuerpo y tus sentidos.

Te llevo al cuarto, intentas ir caminando y te recuerdo – esta noche eres mi sumisa y como mi sumisa iras de rodillas – te sorprendes pero haces caso, a medida que avanzas sientes un aroma suave pero cargado de feromonas que hacen que te sientas más a gusto y te esté gustando aún más esta noche, te impactas al entrar, ya tenía todo listo para jugar, ves trinquetes en cuero por todo el lugar, tanto en las cuatro esquinas de la cama, como cayendo del techo, ves en una mesa varios tipos de consoladores y vibradores, mordazas, látigos en cuero de distintos tamaños, una barra separadora, diferentes pinzas para pezones, algunos plug anales, floggers y un paddle. Me miras extrañada, te pongo en pie, y con un beso te tranquilizo – esta noche no pasará nada que tu no quieras, y si estoy llegando a tu limite di “RED” y pararé – veo tu cara de tranquilidad, te doy otro beso.

Reemplazo tu sensual antifaz por uno que te ciegue por completo, no quiero que veas nada, quiero que tus sentidos se agudicen, que cualquier roce por pequeño que sea te haga erizar, te recuerdo al oído que esta noche eres mía mientras ato tus manos a los trinquetes, quiero ponerte en cruz para mí, pero sin nada que me estorbe para acariciarte o castigarte. A medida que lo hago es inevitable rosarte con mi cuerpo y sientes aun por encima de mi ropa lo duro que me tienes solo con verte e imaginar lo mucho que haremos esta noche.

Me retiro un momento y quedas completamente atada ya, estas en forma de cruz, sientes un completo silencio, remuevo mis zapatos para que no puedas adivinar en qué momento llegaré, te empiezas a relajar y en ese mismo momento y sin que lo esperes, con una pluma empiezo a acariciar tus pezones, se ponen más duros de lo que estaban y siento como un gemido brota de tu boca opacando el sonido de la música de fondo (Crazy In Love).

Después de esto tomo un hielo y lo llevo a tus labios, lo chupas y lo mamas como si de un pene tratara, en el momento que el calor de tu boca lo empieza a derretir, empiezo un camino por tu cuello, bajo lentamente hacia tus pechos, me encantan tus senos, hago círculos en ellos mientras me acerco lentamente a tus pezones, juego con ellos y continuo bajando hacia tu vagina, veo como por tus piernas caen fluidos y eso que aún no he llegado con el hielo, estas excitada y eso me encanta, cuando estoy en tu pelvis retiro el hielo, veo tu cara de asombro y cuando menos lo esperas lo llevo a tu entre pierna, peligroso pero aun guardo una leve distancia, siento tus gemidos, siento que te gusta, acerco el poco hielo que queda a tu clítoris, te retuerces y sientes como después de esto, el hielo te penetra y termina por derretirse dentro tuyo.

Vuelvo y me alejo de ti, me encanta verte, me encanta ver lo sumisa que te vuelves, lo expuesta que estas para mi esta noche. Me acerco a ti mientras un fuerte – Ahhhh – hace eco en la silenciosa y oscura noche, sientes un flogger acaricia tu cuerpo empezando a darle ese rubor rojo que tanto me gusta a tu culo.

Cambio el flogger por un látigo con el cual primero acaricio tu cuerpo, siento como te vas preparando para lo que viene, me acerco a tu oído – quiero que aguantes y no grites, no quiero usar la mordaza esta noche – te digo suavemente y termino con un beso en tu cuello, no aguantes y gimes. Empiezo suavemente a impactar tu cuerpo con el látigo, tus piernas, tu culo, tus tetas, tu vagina, tus gemidos reemplazan la música y eso me encanta, me detengo por un momento y dejo que tomes aire, sientes como una vibración en patrones de un segundo se acerca a ti, soy yo con un vibrador poniéndome de rodillas para acercarlo primero a tu clítoris y después penetrarte con él. Veo como tratas de cerrar tus piernas y te arqueas, gimes más fuerte aún y veo como empiezas a llegar, es tu primer orgasmo de la noche.

Me disgusto un poco, me pongo en pie sin sacar de ti el vibrador y te agarro fuerte del pelo, te pregunto – ¿quién te autorizó a venirte? – me pides perdón y te respondo – este será tu primer castigo de la noche – cojo nuevamente el látigo y te doy 5 azotes en cada glúteo y uno en cada seno.

No aguanto más, ya estoy demasiado arrecho y duro, te suelto de manos y piernas de los torniquetes y caes de rodillas al piso, doy un momento para que te repongas y quito tu antifaz de oscuridad y vuelvo a ponerte el sensual. Lentamente mientras tu observas de rodillas y con tus manos detrás, ves cómo me voy desnudando, solo dejo por quitar el bóxer, me acerco a ti y te ordeno que con tu boca me lo remuevas, eso hace que mi pene al salir de té una palmada en tu rostro, me lo termino de quitar, me siento, te pido te acerques a mí y empieces a jugar con tu boquita, quiero que sea mínimo lo que uses tus manos.

Me haces gemir de placer con cada mamada que me das, siento lo caliente de tu boquita y lo juguetona de tu boca, me pongo en pie y paso mi pene por toda tu cara, dándote pequeños golpes con él.

Te pongo en pie y te llevo a la cama, saco unas cuerdas las cuales atan tus piernas y brazos a tu collar, quedas en postura fetal, pero con tus piernas lo suficientemente abiertas para mí. Paso mi lengua y recorro lo húmeda que estas, remuevo lentamente el vibrador y veo como el flujo saliendo de ti incrementa. Juego con mi lengua y mis dedos – Amo por favor deme permiso para llegar – me dices mientras mi lengua y dedos te penetran, hago el que no escuché nada y sigo jugando y te doy una nalgada mientras te digo puedes hacerlo, siento tu gemir y tus fluidos salir.

En ese mismo momento mientras arqueas tu cuerpo al llegar, me pongo de rodillas sobre la cama, cojo mi pene y te penetro, lo hago sin compasión, te penetro fuerte y profundo, son muchos años esperando este momento, son muchos años deseándote y deseando hacerte mía completamente.

Agarro tu cabello y empiezo a subir el ritmo de la penetración, solo te escucho gemir y pedirme más, sabes que esta noche eres mía y me perteneces, me salgo de ti, protestas y te con el látigo hago calles. Suelto los torniquetes y me vuelvo a sentar en la silla, te pido te montes sobre mí y seas tu quien me cabalgue.

Estoy tan arrecho y a punto de explotar, pero aún no quiero este momento acabe, te agarro del cuello y te pongo en pie contra una pared. Te beso muy apasionada y desenfrenadamente, te digo lo rica y sexi que estas y lo muy rico que culeas.

Durante este momento mi deseo de llegar desvaneció, por lo que nuevamente te tiro a la cama, quedas boca arriba, pongo tus piernas en mis hombros y te follo de esta forma. Te pongo en cuatro, agarro tus manos y tu cara queda pegada de la cama, te empiezo a follar de esta forma, me encanta porque con tus brazos puedo coger más impulso y sientes como la penetración es más profunda.

– No aguanto, no aguanto más – escuchas como digo, te pones de rodillas, sabes de sobra la fantasía que tengo de llenar tu carita con mi semen, me pongo de pie y empiezo a masturbarme mientras siento como un gran gemido mío acompaña los hilos de esperma que salen de mi pene directo a tu angelical y tan travieso rostro. Unas gotas empiezan a caer a tus pechos, me retiro, me encanta lo que veo, me encanta verte tan traviesa y sexy.

Te pongo en pie y te empiezo a besar y frotar mi cuerpo con el tuyo, te digo que me encantas y que me encanta hayas decido ser mi sumisa, aunque el otro lado de la carta aun lo tenemos pendiente por explorar, te llevo a la cama y empiezo a besar cada parte de tu cuerpo, nos tiramos en la cama y empezamos a tomar aire y a relajarnos, nos percatamos de la hora al sentir un rayo de sol calentando el lugar, descansamos y nos dejamos ganar del sueño.

Al despertar abro mis ojos y solo veo oscuridad, intento moverme y me doy cuenta de que estoy atado a la cama, me asusto, me dices al oído – tranquilo mi sumiso, ahora es mi turno – me tranquilizo y sonrío, estoy a tu disposición….

Continuará

jmono1

Soy hombre heterosexual

visitas: 1275
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2022-07-15 19:03:03
Más Relatos Por jmono1
Compartir en:

1 Comentario

Simplemente EXCELENTE ....deliciosas tus palabras....solo espero la continuacion...

2022-07-15 21:38:09