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Coincidimos... Parte II

Por un momento me remueves el antifaz, solo deseas que te vea y observe como estas, te veo vestida completamente en cuero, pregunto – ¿de dónde salió tu lencería? – y como respuesta escucho un sutil pero autoritario cállate acompañado de una cachetada en mi mejilla y la oscuridad vuelve a mis ojos. Es el primer castigo que recibo de tu parte en tantos años que lo he soñado, mi pene inmediatamente reacciona y empieza a tomar forma.

Sabes lo mucho que me encanta estar atado y vendado, sabes cuanto mis sentidos se incrementan y te aprovechas de ello, por un momento te separas de mi y dejas todo mi cuerpo, mente y sentir se pongan sensibles.

Siento como un frío recorre mi cuello, bajando lentamente hacia mis tetillas y llegando finalmente a mi pene, es un hielo que con tus manos cubiertas en cuero recorres por mi cuerpo mientras me dices – aún es muy temprano para que te pongas contento, solo yo determinaré cuando tu pene se pueda poner erecto – ese sonido tan suave, autoritario y en mi oído hace que todo mi cuerpo se erice.

Con tu lengua recorres mis labios, ves como mi lengua busca la tuya y te alejas mientras te ríes y me recuerdas – aquí mando yo, no hagas ponerte una mordaza tan temprano – me das un beso y te alejas nuevamente.

Siento como pones un collar de cuero alrededor de mi cuello, mientras me dices – a partir de este momento te conviertes en mi perro y como tal debes de obedecer – te respondo como usted ordene mi Señora. Lentamente siento como la presión en mis manos y piernas se disminuye, ahora estoy suelto, me dices – es tu decisión si aceptas ser mi sumiso será sin límite alguno y tu respuesta será ponerte de rodillas en el piso, sino lo deseas puedes pararte y nos iremos – no has terminado de hablar y ya estoy de rodillas ante ti, con la cabeza gacha y la mirada aun oscura debido al antifaz. Te ríes con esa carcajada que tanto te caracteriza, te encanta sentir esa autoridad sobre mi y lo tan humillado que puedo llegar a estar ante ti.

Coges el otro extremo de la correa y lentamente quitas mi antifaz, debido a que estaba con la cabeza gacha en forma de sumisión, lo primero que veo es tus pies y parte de tus piernas cubiertas por unas botas en cuero brillante, de tacón un poco alto, con la correa me acercas un poco mas a ti y con un carraspeo que brota de tu garganta entiendo la orden que tantas veces soñé recibir en persona (solo la hablábamos por chat en medio de nuestras fantasías), debo besar tus pies, con pasión y gusto lo hago, aunque no puedo verte me imagino la sonrisa y satisfacción que sientes y mi pene nuevamente intenta coger forma.

Siento un golpe seco sobre mis glúteos producido por el flogger de cuero que la noche anterior habías visto sobre la repisa, este me hace gemir suavemente pero no dejo de besar tus pies, me recuerdas nuevamente – solo yo decido cuando invitar a jugar a tu amiguito – te pones en pie y escucho el sonido de tus botas por la habitación, cuando vuelves, llegas con un dispositivo algo extraño metálico en tus manos, me haces poner en pie con un fuerte jalón de la correa, me dices de forma molesta – ya que no entiendes por las buenas, tendré que usar ayuda para controlarte – empiezas a ponerme un cinturón de castidad y me pides vuelva a estar de rodillas.

Ves como mi rostro se sorprende, pero sin dudarlo un segundo te hago, vuelve mi cabeza gacha y siento como un tirón del collar hace que empiece a caminar como el sumiso que soy ante tu presencia. Me llevas a pasear por la cabaña, la noche anterior con la prematura de tenerte en mis brazos no la pude conocer. Llegas a la sala y te sientas en el sofá mientras me ordenas te lleve un shot de tu licor favorito, ese tequila que tan bien te hace subir los calores y hace tu mente pierda todos sus límites, te lo tomas sin pensarlo dos veces y cuando lo terminas me das un beso de esos apasionados con lengua que tanto soñábamos meses y años atrás, saboreo las ultimas gotas de tequila que quedan en tus labios y lengua, cuando ves que me estoy emocionando con el beso paras y de forma seca me ordenas ponerme de pie en medio del salón.

Te pones en pie y te pierdes nuevamente en la cabaña dejándome parado con los brazos abiertos y las piernas separadas. Por el sonido de tus botas siento que te acercas, pero de un momento a otro siento el silencio abrumador al tu detenerte, estoy nervioso, me siento cansado al tener los brazos abiertos, no aguanto mas y se me caen los brazos, en ese mismo instante siento como un látigo golpea mi espalda – ¿quién te ha dicho puedes bajar los brazos? – empiezas a castigarme, siento como el látigo golpea mi espalda, trasero y piernas, lo merezco, solo puedo gemir y agradecer por dichos castigos.

Me das veinte castigos, es mi deber contar uno por uno, empiezas a girar, por fin puedo verte de frente nuevamente, estas vestida con un corsé de cuero brillante el cual realza tus senos que tanto me gustan, un pantalón que hace ver muy provocativos tus glúteos, tus brazos todos están con unas mangas de cuero que cubren desde tus dedos y las botas que tan sexy y sensual te hacen brillar.

Cuando te terminas de girar me ves con la boca abierta, te ríes y te sientes orgullosa al ver todos los efectos que provocas en mí, me dices – hoy contigo quiero probemos todas las fantasías de las que un día hablamos – y me das un beso en la mejilla de esos que dejan la marca del labial.

Me llevas de nuevo al cuarto, al yo intentar caminar te volteas y me dices – ¿acaso te olvidas eres mi perro sumiso? – pido disculpas y me pongo de rodillas ante ti, llegamos al cuarto y me quedas viendo entre la repisa con todos los juguetes, horas antes te habías dado cuenta había juguetes y elementos adicionales a los que en algún momento habíamos pensado.

Te acercas a la repisa y ves un plug vibrador junto a un lubricante anal, me dices mientras lo tomas en la mano – sabes bien que esto no me llama la atención, pero si esta acá es porque lo deseas probar – me miras con picardía y ves la llama que hay en mis ojos, te acercas lentamente y con tus dedos empiezas a llenarme de lubricante – ahhh – empiezo a gemir suavemente aumentando lentamente la intensidad, y en ese momento decides empezar a penetrarme con el plug, cuando esta completamente dentro mío, activas la vibración al mínimo posible, me miras y me dices – veo lo mucho que te gusta – me jalas de la correa y me tiras a la cama boca arriba.

Vuelve a mis ojos la oscuridad y siento como mis brazos y piernas vuelven a quedar atados en cruz a la cama, me das un beso, escucho música suave en el ambiente y un suave olor que no distingo, cuando menos lo espero, siento como algo caliente cae en mi pecho, eres tu quien con una vela juegas en mi cuerpo, gimo y me retuerzo, ves como mi pene brinca dentro de su jaula, me preguntas si me gusta, te respondo con un Si Señora.

Mientras cae mas esperma por todo mi cuerpo, lentamente incrementas la potencia de vibración dentro de mí, mis gemidos son una mezcla de dolor y placer y decides ponerme una mordaza que los silencie un poco.

Me levantas solo un poco el antifaz, y veo como lentamente de espaldas a mí, empiezas a desnudarte, quitas tus botas, tu pantalón y el corse, quedas con un arnés de cuerpo el cual realza tu figura, los guantes de cuero y el liguero, te das la vuelta de manera imponente dejando que tu cabello coja vida propia, y solo puedo intentar decir – ¡hermosa! – dado que estoy con la mordaza no se entiende nada y me quedas viendo con tu mirada seductora.

Por un momento me quitas la mordaza, bajas la vibración en mi interior y te subes a la cama, llevas un pie a mi boca y con un gran gemido lo beso y paso mi lengua por él, tantos años deseando besarlos y recorrerlos con mi boca. Ves como me gusta hacerlo tanto que me dices – si así juegas con tu lengua en mis pies, como será en mi vagina – inmediatamente te pones sobre mí de manera que haces facesitting y eres tú quien me folla la boca con tus movimientos sobre mi lengua y boca. Me llenas de tus fluidos la cara y siento como con un gran gemido llegas a tu primer orgasmo. Te quedas recuperándote y te pones en pie.

En ese momento decides jugar con la vibración y subirla y bajarla con patrones constantes mientras vas removiendo la jaula que me aprisiona, cuando la remueves inmediatamente empieza a crecer mi verga, coges un vibrador, te sientas frente mío y juegas tu con el vibrador en tu clítoris, veo como te pones y lo mucho que lo disfrutas.

Antes de llegar paras y le bajas nuevamente la vibración al mínimo dentro mío, estas estimulando mi próstata al máximo y te digo – Mi Señora en cualquier momento podré llegar – me miras de manera rayada y una cachetada acompaña un – yo decido cuando llegarás – asiento con la cabeza y apagas la vibración.

Durante un momento solo coges el látigo y acaricias mi cuerpo aun atado, mi erección no baja solo se siente mas fuerte, decides que estas tan mojada y mordiendo tus labios te empiezas a sentar sobre mi pene, intento moverme y me das un latigazo – soy yo quien me muevo y te cojo – empiezas a moverte alternando la velocidad y profundidad de la penetración.

Los gemidos de ambos opacan la música y los sonidos del exterior, mueves tu culo de una manera deliciosa, me llevas al extremo, haces que pierda el control y los limites y lo disfrutas. Siento como tu estas cada vez apretando mas tus paredes vaginales, algo me dice que estas por llegar y gritas – córrete dentro de mi perro sumiso – inmediatamente empieza de mi a brotar leche dentro de tu vagina, era mucho el deseo acumulado que tenía, esperas un momento y lentamente me sacas de dentro tuyo, veo como la esperma empieza a brotar de tu vagina, tu lo sientes y me miras, sin decirme nada te sientas sobre mi cara nuevamente, y empiezo con mi lengua a recorrer tus labios, a limpiar mi propia leche, gimes y siento como empiezas a moverte, estas que llegas nuevamente, me encanta que seas multiorgásmica, siento como te estremeces y nuevamente un orgasmo brota en ti.

Después que te recuperas empiezas a desatar mis brazos primero, empiezas a sacar el plug de dentro mío y sientes como gimo con ello y mi pene tiene un leve brinco, me miras de manera viciosa, desatas mis piernas y soy libre por un momento. Llevas tu boca a mi pene para “limpiarlo” y lo que provocas es que me ponga de nuevo erecto, recoges los restos de esperma que brotaron de él y los llevas a mi boca – alguien todavía quiere jugar – me das un beso y me dices recupérate que el día recién empieza…

jmono1

Soy hombre heterosexual

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Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2022-07-17 12:51:13
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