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En medio de nuestra conversación sentados en la cama de ese motel, mi cuñada comenta que hace frío, y pregunta:
- ¿Cómo es que funciona el jacuzzi?.
Se levanta de la cama, se dirige hacia él para leer las instrucciones, yo me quedo en la cama observándola de espaldas mientras caminaba. No dejo de observar sus piernas, cuando de repente, ella se inclina hacia el jacuzzi y veo todo ese enorme culo que tiene mi cuñada (ese culo con el que muchas veces había fantaseado antes) y entre sus piernas veo como la tela de color negro de su tanga cubre su vagina bastante abultada. Ella se da la vuelta y me pregunta que si se cómo se enciende. Pero yo estoy sin palabras, no le contesto, aún sigo mirando fijamente sus piernas buscando sus partes íntimas en mi mente. Ella me pregunta de inmediato:
- ¿Qué pasó?.
- Nada, solo era algo que estaba viendo que me estaba gustando. - Le dije.
Ella se ríe y apenada contesta:
- Ay no!, ¿qué se me estaba viendo?.
- Nada, solo algo rico. - Respondo.
De esa manera rompí el hielo y me levanté de la cama, sobre mi toalla se veía como tenía mi pene erecto, pero no me importó que me viera, incluso causó más excitación en mi esa situación. A ella al parecer tampoco le importaba, solo me observó y noté una leve sonrisa en su rostro.
Llenamos el jacuzzi, cuando llegó el momento de ingresar tomé la iniciativa, me retiré la toalla frente a ella, mi pene de inmediato saltó al aire totalmente erecto, no recordaba haberlo visto antes tan grande cómo en ese momento, las venas en él se notaban de manera muy llamativa, además, se encontraba muy húmedo. Ella se quedó mirando fijamente, susurró brevemente un "aaayyy" y no quitó la vista de mi pene mientras me metía en el jacuzzi.
Cuando fué el turno de ella de meterse al agua, me pidió que volteara mi vista mientras se quitaba la ropa interior. Le dije que no era justo, que ella ya me había visto desnudo, que ahora me tocaba a mí verla. Su rostro se enrojeció y dijo: - Está bien. Luego se quitó su toalla, y pude ver todo su cuerpo en ropa interior, tenia un conjunto negro, se puso de perfil frente a mi y bajó su tanga, erá un fino hilito que resbaló por sus piernas, luego se quitó sus brasieres y dejó desnudos unos senos riquisimos, eran redondos, un poco caidos y con unos pezones de color marrón con unas auroras muy notorias, se metió al jacuzzí sin cubrirse y dejamos que nuestros cuerpos se camuflaran bajo la espuma.
En esa bañera tuvimos nuestro primer contacto con nuestra piel desnuda, comenzamos a rozarnos y cada vez deseamos ir más lejos. Nos dejamos relajar por el ambiente pero de vez en cuando cruzábamos nuestras miradas con mucha lujuria.
En un instante ella preguntó:
- ¿Qué era lo que le estaba gustando ver?.
Me tome unos segundos antes de responder y luego le dije directamente:
- Ese culo que usted tiene, que me gusta y se ve muy rico.
Ella sonrió y preguntó:
- ¿Qué cosa es lo que le gusta de él?.
- Lo que me gusta es lo que estaba imaginando hacerle. - Respondí.
Con mucha curiosidad continuó preguntando:
- ¿Qué le gustaría hacerle?.
Le dije que si le decía, tenía que permitirmelo hacer. A lo cual ella dijo que sí y aceptó. Entonces le pedí que nos fuéramos a la cama para explicarle.
Salimos del jacuzzi, nos secamos, me senté en la cama apoyándome sobre el espaldar.
Le pedí con una voz muy nerviosa que quería ver su culo de nuevo, pero esta vez desde más cerca. Ella preguntó:
- ¿Cómo que más cerca?.
Le pedí que se subiera a la cama, me diera la espalda y se pusiera en cuatro para observarla. Ella inmediatamente lo hizo, con un poco de timidez, abrió sus piernas frente a mi, dejándome ver su culo completamente.
- Así era como quería. - Me preguntó.
- Sí, así es exactamente cómo quería. - Le respondí.
Comencé a masturbarme, ella preguntó qué era lo que estaba haciendo, le respondí que me estaba tocando disfrutando del paisaje, le pregunté que porqué no se tocaba también su vagina, me preguntó que cómo debía masturbarse, le dije que se masturbara cómo si estuviera sola.
De inmediato pasó su mano entre sus piernas y comenzó a masajear su vagina de una forma deliciosa, estaba super mojada.
- Eso tan mojado se ve muy rico. - Le dije.
- Si quiere puede sentir. - Me respondió.
Me levanté de la cama, aún masturbandome, observé su trasero, solté una palmada en una de sus nalgas un poco fuerte, ella solo suspiró y levantó más su trasero. Así que azoté de nuevo su culo, lo hice varias veces y ambos lo estábamos disfrutando muchísimo, sus nalgas ya estaban muy rojas y su vagina goteaba de lo mojada que estaba.
Acerqué mi pene a su vagina, comencé a masajearla con mi pene y en cuanto puse mi glande en la entrada de su vagina, mi pene se resbaló dentro de ella completamente sin oponer ninguna resistencia.
Fué delicioso penetrarla y sentir con mi pene lo mojada que estaba por dentro. Mientras la penetraba ella liberó un gemido delicioso que me encantó. Me subí sobré su cuerpo y comencé a sacar y meter mi pene lentamente en su vagina, ella cada vez gemía con suspiros más y más profundos.
Tenía su cabeza recostada de lado sobre la cama, durante todo el tiempo mantuvo sus ojos cerrados, su boca entreabierta y con los dedos de una de sus manos jugando con sus labios, eso me excitó de sobremanera. La estaba embistiendo con más fuerza, el sonido de la penetración en la habitación era cada vez más fuerte, cada vez que chocaba mi cuerpo en su culo era un sonido humedo muy excitante.
Me sujeté de su cabello y la penetré lo más fuerte que pude muy muy muy rápido... ella gritaba de placer. No aguanté mucho tiempo hasta que saqué mi pene de su vagina y me vine en su espalda y sobre su trasero, me seguí masturbando extrayendo todo mi semen sobre ella.
- Aaaay! que rico se siente eso en mi espalda. - Dijo mientras seguía gimiendo.
Me baje de su cuerpo y levanté nuevamente sus nalgas, acerque mi boca a su vagina y la devoré completamente, pasé mi lengua por todos sus labios que se salían de su vagina, la lamí, la succioné, la chupé, en definitiva me comí su vagina como nunca antes me había comido una, con tanto gusto, placer y adrenalina.
Mi cuñada finalmente comenzó a estremecerse mientras sus gritos eran descontrolados, sentí como le provocaba su orgasmo. Luego sus piernas se rindieron y cayeron sobre la cama, aún sus ojos seguían cerrados y en su rostro veía solo una expresión de satisfacción.
Limpié mis fluidos de su espalda y aún así permaneció en esa posición acostada sobre la cama con sus piernas abiertas, dejándome disfrutar de ese paisaje sin ningún remordimiento.